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Relucientes volvieron los Aterciopelados a los escenarios

Después de cuatro años Aterciopelados dio inicio a su gira internacional ‘Reluciente y rechinante’. Andrea Echeverri le contó a El Espectador el por qué de su separación y cómo se dio la reconciliación.

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Lina María Álvarez, especial para El Espectador
30 de septiembre de 2015 - 04:26 a. m.
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-Héctor Vicente mire esa piscina, ¿trajo chingue? 
Le pregunta Andrea a Héctor, su exnovio y compañero musical con quien está cumpliendo 25 años de relación laboral. Aunque muchos se confunden, su noviazgo terminó en 1992, hay quienes dicen que todavía son pareja, pero no. El lazo que los une es mucho más fuerte y tiene nombre propio: Los Aterciopelados. La banda pionera del rock nacional. La misma que les abrió las puertas a los colombianos en los Grammys, la primera en apostarle a las fusiones con otros ritmos y en llenar de fotografías el álbum de recuerdos de todo un país.
 
¿Cómo fue volver a tocar juntos después de cuatro años lejos de los escenarios?, ¿cuál es la historia detrás de su ausencia?
Desde hace cuatro años estábamos peleados y por eso cada uno se había centrado en su proyecto como solista. Tuvimos una pelea que fue muy dolorosa, que terminó siendo una experiencia que a mí personalmente, me empoderó.  Mientras estuvimos lejos aprendí a hacer todas las cosas que Héctor hacía, en el disco ‘Ruiseñora’ yo compongo, produzco y grabo. Gracias a esa discusión ahora sé hacer un disco desde cero hasta que lo entrego para que lo mezclen. 
 
Cuando nos llamaron y nos dijeron que Rock Al Parque cumplía veinte años, yo dije ‘¡Ay no qué pereza, estoy muy bien sola!’. Estaba reacia, pero nos insistieron tanto que nos volvimos a acercar. Recuerdo que le puse un mail a Héctor que decía: ‘Me están insistiendo mucho… Aunque yo sigo brava pues usted no se ha disculpado y me dijo unas cosas horribles’. Desde ahí nos hablamos de nuevo. Alguien con quien usted anda desde hace veinte y pico de años, es alguien con quien se tiene mucha afinidad, ¡fuimos novios y todo!
 
Desde que tocamos de nuevo se nos han abierto muchas puertas. Aunque durante estos años vivimos de la música,  estábamos en un periodo que ‘ni fu ni fa’. Ahora acabamos de firmar con Sony, salió un libro fotográfico, un DVD y todos los días salen cosas nuevas.
 
¿Qué pasará con ‘Ruiseñora’ y ‘Conector’?
Los tres proyectos están andando, lo que sucede es que Atercios es el que más notoriedad tiene. De vez en cuando Héctor Vicente toca con ‘Conector’ y yo con ‘Ruiseñora’. Ahora cada uno tiene su especialidad y deja que el otro haga lo que sabe hacer. Lo que viví con mi disco, fue hermoso pero era mucho trabajo para mí sola. Acá otra vez estoy cantando, voy a clases y  hago ejercicios.
 
Usted se encerró en su casa durante un año para producir por sí misma ‘Ruiseñora’, ¿cómo fue esa experiencia?
Fue muy chévere, muy bonito, porque yo no había producido ni me imaginaba en esas. Ese fue mi primer intento. Me gustó mucho el computador y encerrarse a ir armando las cositas… Pero también me gusta el otro estilo, donde cada uno da un poquito.
 
En una entrevista usted dijo que le molestaba que la gente le siguiera diciendo ‘Florecita rockera’…
Uno como artista defiende el ahora y el hoy. Yo no quiero cantar ‘Florecita Rockera’, pues no soy ese personaje de hace veinte años, pero con lo que ha pasado últimamente he empezado a mirar el pasado de otra manera. Uno se siente feliz de que la cosa siga vigente después de tanto tiempo. Por ejemplo, mi hija vino cantando esa canción del kínder, yo nunca se la puse. 
 
Eso sí, yo con la prensa soy re zafona, a todo digo que no, pero es porque pienso que no hay que estar saliendo en televisión todo el tiempo. Si sumercé se pone en esas, ¿quién escribe canciones?, ¿quién cuida a sus hijos?...
 
Cuéntenos sobre el DVD ‘Reluciente y rechinante’ y los nuevos proyectos que vienen…
El DVD en vivo lo grabamos hace como un mes. En octubre saldrá el primer sencillo ‘Luz azul’, en una versión en la que invitamos a Macaco, un cantante español.  Todo está súper chévere, porque además es la primera vez que se hace un proyecto así en Colombia. Es un camello, una cantidad de trabajo y de mucha gente, pero cuando se empiezan a ver los resultados, es muy emocionante.
 
Además se van de gira por los Estados Unidos, ¿se imaginaron volver de esta manera?
Nosotros tenemos claro cómo queremos las cosas, por la edad que tenemos, porque cada uno tiene dos hijos y la familia es importante, entonces no buscamos esas giras larguísimas en las que uno nunca está en la casa. Las cosas van a seguir como están ahora: estás con tus hijos, sales y te vas solo unos días. Eso sí, hay una activación porque como estamos con Sony de nuevo, tenemos lanzamientos en varios países. Lo bueno es que ahora lo planteamos a nuestra forma.
 
¿Cómo fue firmar con una disquera como Sony, después de producir dos discos independientes? 
Es lo más de chévere. El que nos firmó se llama Alejo y tiene una historia súper graciosa. Alejandro tiene 30 años y era compañero de J. Balvin en el colegio. En una presentación, de esas solemnes, tocaron juntos ‘La estaca’, entonces es como un fan. Porque si fuera un señor de una disquera que nos diga lo que tenemos que hacer, sería mucho más difícil. Alejo, por el contrario aprecia el recorrido, la independencia e inclusive acepta que yo le diga no a casi todo. 
 
Estar respaldado por una disquera, te da un presupuesto. Grabar un DVD en vivo como este no lo hubiéramos hecho nunca como independientes. Además del asunto de la comunicación, uno en sus proyectos como solista trabaja y trabaja y trabaja, y nadie se entera. La multinacional lo que le da a sumercé es visibilidad, no como antes que lo veían a uno en un semáforo y le preguntaban ‘¿Y usted por qué no volvió a cantar?’.
 
¿Qué piensa de la evolución de la industria musical?...
Ahora es mucho más fácil ser independiente gracias a las plataformas digitales.
Es chévere pero como todo, tiene sus contras. Ahora todo es tan fácil que a veces es raro. Para mí es diferente porque un disco es muy valioso. Igual tiene la cosa bacana, es como un socialismo donde usted tiene lo que quiera gratis, pero para mí pierde la magia. No hay como el disco entero. Cuando encuentro un disco, y me gusta un artista, yo miro cada cosa. Me gusta hasta aprenderme el orden en el que vienen las canciones.
 
¿Cuál es ese último disco que la enamoró?
El último de Drexler, que grabó aquí, es todo colombianito, me fascina. El de un señor que se llama James Blake, me encanta. Hay otro que siempre oigo que se llama José Gonzáles, súper recomendado. ‘Amanecer’ de Bomba Estéreo y todo lo que hace Pernett, me mata. 
 
¿Qué canción protesta le escribiría al país?
Muchas… Lo del proceso de paz es algo que a todos nos emociona, pero también nos hace preguntar qué va a pasar. Firmar una cosa y dejarlo en papel es un buen comienzo, pero ¿luego? Todo va más allá porque Colombia es un país desigual y mientras esa desigualdad siga,  si no hay salud ni  educación, todo será muy complicado.
Los problemas de género, me parten  el corazón, al igual que el tema ecológico. Aquí estos presidentes han vendido media Colombia, ¡si no es más!... Así que en este país lo que sobran son razones pa’ quejarse.
 

Por Lina María Álvarez, especial para El Espectador

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