Herencia de Timbiquí, el zumbido del otro litoral

 

En esa gestión de nunca acabar llevan quince años, tiempo en el que han hecho que Timbiquí no sólo sea una población del Cauca con inmenso poderío ancestral y una región con las problemáticas de cualquiera de las áreas de la geografía nacional, sino que también se asocie a la música, la cultura, el arte y el divertimento.

 

La forma más rápida de resumir tantas jornadas de entrega sobre el escenario podría ser enumerando sus cuatro trabajos discográficos: De mangle a mango y siguiendo el camino (2006), Villancicos negros (2007), Tambó (2011) y This is gozar (2014). Sin embargo, también sería una manera de marginar sus giras, de desconocer sus intentos por consolidarse y de hacer a un lado propuestas sonoras genuinas, como el registro This is gozar, Timbiquí Edition, que la banda acaba de publicar.

 

“En el caso de Herencia de Timbiquí hay mucha información que no conoce la gente porque no existen los suficientes canales de divulgación para los sonidos del Pacífico. Con esta edición especial queremos impulsar las otras canciones del disco que no han sonado lo suficiente. Por eso nuestra intención ahora es mostrar Quiero cantarte, porque en la medida en que tengamos picos mediáticos como banda podremos exponer más nuestras músicas”, aseguran los integrantes de esta agrupación.

 

El álbum tiene dos formas de grabación. Una sintonizada con los procedimientos norteamericanos y otra relacionada con el trabajo de registro que se desarrolla en Europa. En This is gozar, Timbiquí Edition se pueden encontrar algunas canciones en las que es evidente el sonido de la banda en bloque, a la vieja usanza de los cuartos insonorizados del mundo; pero también hay temas folk y pop, con mucho más brillo y con la urgencia de abrir nuevos mercados musicales.

 

“This is gozar, el nombre, nació primero que el mismo disco. Eso fue durante nuestra primera gira internacional, en el Montreux Jazz Festival, y queríamos animar a la gente con nuestro inglés, que es bastante precario. Lo único que se nos ocurrió para completar la frase de presentación fue emplear el espanglish. Nos pareció contundente y así se quedó hasta la posteridad”, cuentan entre risas Begner Vásquez y William Angulo, dos de los líderes de este formato innovador que podría asemejarse a una banda ampliada de rock con el elemento adicional de la marimba de chonta.

 

La intención de Herencia de Timbiquí es exhibir las posibilidades de la música autóctona. Su propuesta tiene una matriz, que es el sonido del Pacífico, y a partir de ella van incorporando otros elementos, como el reggae, el jazz, el pop, la salsa y el bolero. A sus integrantes les complace hacer fusión y la tarea pendiente está en lograr un color, un zumbido que los identifique en Colombia y en todo el planeta.

 

“Nosotros sabemos cuál es el zumbido propio del litoral Pacífico, en general, y de Herencia de Timbiquí, en particular. Eso no quiere decir que no seamos capaces de hacer otras cosas. Por ejemplo, en el disco está I A Kelé Kandá, que es mucho más champetuda. Además hay colaboraciones importantes, como la de Puerto Candelaria, William Holland AKA Quantic y Ebo Taylor”, dicen.

 

Otra de las sorpresas de la versión de lujo de este trabajo discográfico es la inclusión del demo que Herencia de Timbiquí envió al Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, en Chile. En 2013, la banda resultó ganadora de la Gaviota de Plata en la categoría de mejor interpretación folclórica con Amanecé, definido por sus autores como “un tema con aura”.

 

“Más que por los premios, una banda se mide al momento de entrar al estudio a grabar. Ahí se evidencian las limitantes que uno puede tener como músico. Lo mejor de todo es entender que, durante el registro del siguiente álbum, todas esas barreras se evaporan, se superan y surgen otros retos que toca asumir”, concluye Herencia de Timbiquí, que con la mayor naturalidad del mundo condensa su estilo con This is gozar. Para qué más.