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A la deriva: la historia de una mujer en manos de la naturaleza

Después de haber hecho The Deep y Everest, el director islandés Baltasar Kormákur, filmó la mayor parte de su nueva película A la deriva mar adentro en el Océano Pacífico, frente a Fiyi.

* Redacción medios

08 de agosto de 2018 - 12:37 p. m.
Foto cortesía Diamond Films
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Baltasar Kormákur se ha forjado una reputación en Hollywood como un director que hace películas formidables y que no toma atajos. Después de haber hecho The Deep y Everest, el director islandés filmó la mayor parte de su nueva película A la deriva mar adentro en el Océano Pacífico, frente a Fiyi. Ésta se basa en una historia real sobre una mujer estadounidense, Tami Oldham, que queda varada en medio del Pacífico en un yate arruinado durante 41 días.

P: A la deriva es una película increíble. ¿Cómo se cruzó con ella?

R: A través de mi agencia. El guión daba vueltas por la ciudad. A mí me interesaba. Me interesaba la historia de Tami Oldham. Cuando comencé a investigar, descubrí que no había ninguna película sobre mujeres versus la naturaleza. Cuanto más me adentraba en la historia, más me sorprendía el modo en el que sobrevivió.

P: ¿Puede contarnos sobre su relación con el océano y su atracción por el? Parece formar una parte importante de su vida.

R: Siempre me ha gustado mucho el agua. Crecí junto al mar en Islandia. El jardín de mi casa está a orillas del mar. En invierno solía saltar sobre icebergs, cosa que a mi madre no le alegraba (risas), por el contrario, le aterraba, entonces cada vez que llegaba a casa con los pies mojados me enviaba a mi habitación por un día completo (risas). Le daba mucho miedo que me cayera en el hielo. Cuando tenía 13 años, mis padres compraron un barco, comenzaron a navegar y me convertí en un navegante de competición en Islandia. Hasta que fui a la escuela de teatro, navegaba todos los veranos. Siento algo muy especial por el agua y por el océano.

P: Es interesante, ya que muchos cineastas intentan mantenerse alejados del mar porque es muy difícil de controlar.

R: En el mar también filmé The Deep, una película islandesa sobre un pescador que sobrevive al naufragio en el mar de Islandia del Norte en las situaciones más adversas, entonces sabía en lo que me estaba embarcando. Con A la deriva, insistí en filmar todo lo que pudiéramos en el mar. Pasamos seis semanas, al menos 14 horas al día, en el agua. Hay una razón concreta para ello. En primer lugar, ofrece una imagen de base real y una verdadera base de realidad para los actores. Los pone al desnudo. Cuando estás en el agua, en un mar que te sacude de aquí para allá, no puedes fingir. Al igual que con Everest, hago que la gente experimente esos elementos, pero luego aumentamos las cosas porque no quiero exponer a la gente al peligro. Termino el rodaje con lo que necesitamos agregar. Por lo tanto, contamos con la experiencia de la realidad y estamos conectados a ella, para que no quede desconectado y se convierta en algo diferente.

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P: ¿Cómo fue la selección de Shailene Woodley para el papel principal de Tami Oldham?

R: Shailene, para mí, es su energía de la costa oeste de Estados Unidos. Es un espíritu libre y ama la naturaleza. No estoy hablando de la costa oeste de Hollywood, estoy hablando de una chica de San Diego. Es abierta y auténtica. En realidad, para el papel quería a alguien que fuera percibida como una actriz más profunda. Su autenticidad emocional es bastante sorprendente. Y se parece un poco a Tami, sus facciones y sus caras son similares.

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P: ¿Y a Sam Claflin para el protagonista masculino, Richard Sharp?

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R: Al ser inglés, y de voz suave, es un tipo muy amable. Pensé que sería perfecto. Cuando Tami llegó al set, se sorprendió profundamente. Dijo que Sam le recordaba muchísimo a Richard.

P: ¿Cómo lidió con el clima durante la filmación en el Océano Pacífico? Filmaban mar adentro, a dos horas de la costa. ¿Cuánto tiempo les llevó?

R: Nos llevó seis semanas, filmando todos los días durante 14 horas en el agua. Esto asentó   una base no solo visual, sino también emocional. A todos les dejé muy en claro que íbamos a estar listos para hacer cualquier cosa, tal vez tendríamos que cambiar escenas y hacer algo diferente. Los actores tenían que estar preparados para cualquier escena. Puede parecer un gran desafío, pero lo grandioso es que esta película es en gran parte de dos actores, así que los tienes ahí. Es un reto para el equipo y la planificación. El estudio no podía creer que terminé a tiempo.

P: ¿Fue difícil filmar en los barcos con tanto movimiento?

R: Tienes que ser muy flexible a la hora de planear. El clima no va acorde a tu horario. Uno está a merced de la Madre Naturaleza y debe aceptar lo que ella te da. Si lo haces, logras cosas increíbles. Tienes que estar preparado para las sorpresas. Es tan desafiante como puede ser hacer una película, pero eso me gusta. Me gustan los retos.

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P: ¿Perdieron algún equipo por la borda en el océano pacífico?

R: Sí. Cámaras. Todo lo que se puede perder. También perdí mi sombrilla (risas).

P: ¿Cómo fue la logística en el océano?

R: Tenía a uno de los más grandes directores de fotografía, Bob Richardson, y ambos queríamos que se centrara en lo personal, pero también darle una experiencia cinematográfica. En la primera toma pasamos de la claustrofobia a la agorafobia. Así es como se arma la película. Tiene ligereza, tiene la historia de amor, la historia de supervivencia y elementos surrealistas. Eso fue lo que me encantó. Permitió que la película fuera una película.

P: ¿Qué más le atraía? ¿El hombre versus la naturaleza, el espíritu humano, la supervivencia?

R: Vengo de un país llamado Islandia. Lo llevo en lo más profundo de mi ser. Cuando hice Everest la gente me preguntaba cómo me había preparado. Les respondía que el sólo hecho de ir a la escuela en Islandia todas las mañanas era un acto de supervivencia. La mayor parte del tiempo está oscuro y atraviesas una tormenta de nieve (risas). Dejando las bromas de lado, esa es la realidad. También, desde niño, todos los veranos, montaba a caballo, pasaba 14 horas del día arriba de un caballo. Me encanta y me relaja. Me encanta hacerlo. Para mí, mostrar la naturaleza y el hombre juntos en una película es genial.

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P: ¿Puede contarnos sobre el día en que estaban filmando y de repente se acercó una manada de delfines?

R: Sí. Estábamos filmando una escena, una escena de amor, en el barco que no llegó a destino en la película. En el libro son ballenas las que se acercan. En la escena, de repente, un montón de delfines comenzaron a nadar a nuestro alrededor. Sentí que, al final, la escena no era necesaria y no tenía el tono correcto. Prefiero que haya sensualidad en lugar de sexualidad. Era más apropiado.

P: ¿Cuándo leyó por primera vez el libro de Tami Oldham, Red Sky in Mourning: A True Story of Love, Loss and Survival at Sea, (del inglés “Cielo rojo en duelo: una historia real sobre el amor, la pérdida y la supervivencia en el mar”)? ¿Antes de tener el guión de la película?

R: Leí el libro después de haber leído el guión porque despertó mi interés. Me di cuenta de que no hay historias de supervivencia femeninas. Es una historia real basada en personas reales. Sentí que ésta era una gran oportunidad para hacer una película de mujeres.

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P: ¿Conoció a Tami en persona?

R: Primero nos contactamos por Skype. Yo estaba en Islandia, y ella tenía que atender unos asuntos familiares, así que por un tiempito nos comunicamos a través de Skype y después la conocí personalmente. Fue genial tener acceso a ella y contar con su apoyo para la película, fue alentador. Me enviaba dibujos sobre cómo había hecho ciertas cosas porque yo trataba de entender. Además, ella notó que yo estaba tratando de retratar la versión real de su historia, lo que facilitó que nos permitiera tener acceso a ella.

P: ¿Cómo fue filmar la película en Fiyi y Nueva Zelanda?

R: La mayor parte del tiempo estuvimos asentamos en Fiyi y teníamos una mini base en Nueva Zelanda. Fue fantástico. ¿Cuán afortunados somos de trabajar en Fiyi? Por supuesto que supuso desafíos debido a la falta de equipos e infraestructura. Todo se trae de afuera, y tienen un muy buen descuento, y la gente es maravillosa. Estoy seguro de que se harán más películas allí y se contratará a más personas.

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P: ¿Todavía vive en Islandia?

R: Sí, tenemos cinco hijos y 80 caballos. No me voy a ninguna parte (risas). Amo Islandia. Me encanta estar conectado a mis raíces. También participé en la creación de la industria del cine. Acabo de abrir un estudio de sonido en Islandia, así que estoy aprovechando las oportunidades que me han brindado aquí (en EE. UU.) para construir una infraestructura en el cine islandés.

P: ¿Le interesaría hacer grandes películas hollywoodenses?

R: Me han ofrecido algunas de estas franquicias importantes y enormes. No me resulta tentador. Estoy contento con mi vida y no busco convertirme en un tipo con una enorme casa y un avión privado. Estoy realmente feliz con lo que tengo y quiero hacer películas mejores. Me gusta el hecho de poder trabajar en el escenario mundial. Me gustan las historias que tienen lugar en el mundo y un elenco internacional. Me gusta esa idea.

 

Por * Redacción medios

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