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Edwin Maya y el renacer de Juan Mario Mejía en ‘La venganza de Analía 2’

En charla con ‘Vea’, el actor habló de las relaciones que lo transforman en escena y fuera de ella, y del privilegio de interpretar desde lugares que lo sacan de su zona de confort.

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Daniel Guerrero Aldana
07 de julio de 2025 - 01:00 a. m.
En ‘La venganza de Analía 2’, Edwin Maya se enfrentó al reto de reconstruir desde la raíz un personaje marcado por el dolor, pero también por la esperanza.
En ‘La venganza de Analía 2’, Edwin Maya se enfrentó al reto de reconstruir desde la raíz un personaje marcado por el dolor, pero también por la esperanza.
Foto: Felipe Mariño/Vea
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Retomar un rol después de varios años no es un simple ejercicio de memoria actoral. En el caso de Edwin Maya, volver a ser Juan Mario Mejía en la segunda temporada de La venganza de Analía fue mucho más que ponerse de nuevo en los zapatos de un viejo conocido: implicó, en sus palabras, un reencuentro desde cero.

“Creía conocer al personaje, pero entendí que ya no era el mismo. A Juan Mario le pasaron muchas cosas en muy poco tiempo y eso te cambia como ser humano. Fue un proceso de reconstrucción”, reflexiona en una entrevista con ‘Vea’ sobre el reto interpretativo que asumió con una mezcla de respeto, introspección y entusiasmo.

La serie, que regresó a las pantallas de Caracol Televisión con una nueva trama política y emocional, presenta ahora a un Juan Mario transformado, movido por una necesidad genuina de hacer las cosas bien. Lejos del caos y los conflictos del pasado, el personaje ha encontrado un nuevo norte y una clara intención de sanar sus heridas, tanto familiares como personales. Esta redención, según explica el actor antioqueño, tiene una raíz poderosa: “Quiere hacer las cosas bien, y cuando una persona parte de ahí, el camino se vuelve más claro”.

Una relación que cambia todo

No es solo la intención lo que mueve al personaje, sino también los vínculos que ha ido tejiendo. Uno de los más significativos es el que mantiene con su hermana Sofía, interpretada por Viviana Santos. Edwin Maya destaca que la complicidad que se ve en pantalla no es un mero efecto del guion, sino el reflejo de una conexión que ambos actores han cultivado con los años, tanto dentro como fuera del set.

“El tiempo nos ha permitido crear y sostener un vínculo real. Incluso las peleas entre hermanos, como las que vemos en la serie, muchas veces solidifican la relación”, asegura, entre risas.

El otro gran motor de cambio para Juan Mario es el amor. Aunque Edwin Maya evita los spoilers, deja claro que su personaje encuentra una relación inesperada que le sirve como espejo y refugio. Esta nueva conexión lo obliga a mirarse con otros ojos, a descubrir facetas suyas que estaban dormidas o que nunca se había permitido explorar. “Lo más afortunado que le pasa a este personaje es encontrarse con el amor. Ese amor lo humaniza, lo vuelve más entrañable. Le da evolución, motivación y un nuevo sentido en medio de los conflictos familiares que aún arrastra”, explica.

Esa misma visión la aplica en su vida, aunque con una mirada más reflexiva que romántica. Para el actor, el amor es una experiencia que no siempre llega para quedarse, pero sí para enseñar. Y eso, afirma, es lo realmente valioso. “Cuando termina una relación, trato de enfocarme menos en el por qué y más en el para qué. Entender eso me permite aprender. Cada persona que pasa por nuestra vida deja algo, incluso si su presencia fue fugaz”, comenta con sinceridad, mostrando que su forma de construir personajes también está atravesada por su propia evolución emocional.

El lujo de interpretar desde otro lugar

Para Maya, interpretar a un personaje con una carga dramática tan intensa ha sido una experiencia artística única. Y no solo por el arco narrativo de Juan Mario, sino por la libertad que le permitió salirse del molde. “Este ha sido un personaje que apela mucho a la forma, no como un capricho, sino como una necesidad estética. En nuestra televisión no siempre hay espacio para jugar con lo que está lejos de uno como actor, y eso es lo que uno sueña: explorar lugares distintos. En ese sentido, Juan Mario ha sido un verdadero regalo”, confiesa.

Con esta segunda temporada, Edwin Maya no solo retoma a un personaje clave en su carrera, sino que también revalida su compromiso con una actuación honesta, que escarba en lo emocional y en lo humano. La venganza de Analía ha mutado, crecido y profundizado, y lo mismo ha hecho Juan Mario, quien ahora transita por caminos menos oscuros, impulsado por la necesidad de sanar, reencontrarse y amar.

En un panorama televisivo donde la acción y el suspenso suelen dominar, la historia de este personaje aporta una nota de sensibilidad y redención. Tal vez por eso conecta tanto con el público. No se trata solo de un hombre enfrentando conflictos, sino de alguien que ha aprendido —a golpes y también con ternura— que el amor puede ser una brújula y que la redención es posible, incluso cuando todo parece perdido.

Edwin Maya lo resume sin solemnidad, pero con convicción: reencontrar a Juan Mario fue como volver a descubrirlo. Y en esa búsqueda, el actor encontró también nuevas formas de mirarse a sí mismo. En últimas, esa es una de las virtudes del oficio: habitar otras vidas, pero dejar que, en el proceso, algo de ellas se quede contigo.

Daniel Guerrero Aldana

Por Daniel Guerrero Aldana

Periodista y comunicador social egresado de la Universidad Central con máster en Innovación Social. Escribe sobre entretenimiento, con enfoque crítico y sensibilidad por las historias que conectan con la gente.nguerrero@elespectador.com

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