La improvisación, la falta de profundidad y la superficialidad en los temas políticos serán la constante en la tercera temporada de La Tele Letal. A pesar de los múltiples avances tecnológicos y conectivos en el medio audiovisual, hay cosas que no cambian, y Martín de Francisco y Santiago Moure tienen la plena convicción de que no pueden abandonar el estilo que los ha llevado a ejercer, desde otra arista, la opinión.
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Para tratar la política con solemnidad ya existen muchos medios. Para abordar a los dirigentes con paños tibios sobran los periodistas. De ahí la necesidad de una propuesta como la de esta dupla genuina, porque muy pocos se atreven a decir lo que Moure y De Francisco son capaces de decir desde su sofá, un escenario que ha sido testigo del desfile de personalidades de la vida pública que han recibido los comentarios más despiadados.
La Tele Letal llega a una nueva temporada este lunes y, aunque sus protagonistas tienen más de dos décadas de experiencia específica en ámbitos tan complejos como la radio comercial y la televisión privada, siguen sorprendiéndose de que el público espere sus opiniones, que, según ellos, provienen siempre del desconocimiento, mientras otras veces surgen de la mediocridad que los ha caracterizado desde que hacían “esta porquería de programa” con Carlos Vives.
“En todos los formatos nos sentimos a disgusto y eso es algo que nos da tranquilidad, porque no vamos a tener sentimientos nuevos ni encontrados en esta nueva temporada, sino el malestar que da estar siempre al frente de la opinión pública en el medio que sea. Hemos sido unos multimedios y, lo hemos dicho, unos multi-mediocres”, comenta Santiago Moure, para quien el éxito de su propuesta lo único que hace es fomentar la incertidumbre frente a la sociedad colombiana.
Los dos anfitriones, que fueron en algún momento dibujos animados de la televisión nacional, tienen buena parte del peso del programa. Sin embargo, el espacio cuenta también con el respaldo de dos emblemáticos personajes que se sumaron a esta iniciativa desde hace años. Cerdo y Doña Anciana aportan desde sus roles un tinte complementario y ven la realidad como pocos.
“Lo único cierto es que acá tenemos, tengo, un inconformismo… este país es una mierda, es la porquería más grande que puede existir, más que todo por sus mandatarios. Todos quieren repartir la torta allá, entre ellos, se echan sus madres y después se vuelven a reunir y todo. Eso lo hacen con el fin de ‘uy vea, se están defendiendo, se están acusando’, y es un show, un chocolate espeso por todos lados”, cuenta Cerdo, quien tiene la esperanza de que Dios se acuerde pronto de Colombia.
Doña Anciana es menos elocuente que sus compañeros de reparto, pero mucho más optimista frente al panorama nacional, y parece ser la más tranquila al saber que el programa tendrá en contadas horas una nueva temporada al aire. “Ahora La Tele Letal trae muchas cosas buenas, se va a llamar el #sinpelosenlacajafuerte, va a tener mucho humor. Seguro esto va a querer cerco diplomático”, manifiesta con tono pausado la cuota femenina del espacio.
En el set del programa han estado invitados con toda clase de discursos sociales, mediáticos y políticos. Desde María Fernanda Cabal, pasando por Julián Román, hasta Hernán Peláez Restrepo se han conectado con los cuestionarios intrépidos y espontáneos de Moure y De Francisco. Incluso, el sofá ha sido el cómplice de enfrentamientos memorables y reconciliaciones insospechadas.
“Es un desasosiego terrible que a la gente le cause interés los conflictos que este par de mequetrefes pueda tener con la Negra Candela. Alguien dijo que la grandeza de una persona se conoce a partir de sus enemigos; ya se pueden imaginar cómo estamos nosotros. Gracias, Negrita, te odiamos”, dice Santiago Moure detrás de sus lentes oscuros.
Han pasado más de 25 años desde que los televidentes se empezaron a familiarizar con los apuntes irreverentes, las historias con guiños grotescos y los comentarios políticamente incorrectos del formato La Tele, que ha sobrevivido a los embates de la crisis mediática y ahora se ajusta a la era digital con emisiones a través de la plataforma Youtube.
“Somos viejos, tenemos miedo, estamos cansados, ya solo pensamos en cómo vamos a resolver el problema de ir de la cama al baño o quién nos va a asistir, y eso seguramente se refleja en la tonalidad que hemos tenido en el programa. Se ven el miedo, la inseguridad y el pánico a la vejez y a lo inevitable: la muerte”, responde Moure frente a los cuestionamientos por el cambio de tono de esta propuesta audiovisual de un tiempo para acá.
A pesar de ello, la totalidad de la nómina del plantel está de acuerdo en que La Tele Letal,
ese nombre en forma de palíndromo, está de regreso en la pantalla para cumplir su función: irrespetar.