Meses antes de su estreno en salas comerciales, ya se hablaba de “Emilia Pérez”. La historia de un narcotraficante que hace la transición a mujer, cambia de nombre e inicia una nueva vida, fue cautivadora para el cineasta francés Jacques Audiard, creador de la cinta que hizo una mezcla de géneros entre el drama, la comedia, el thriller y el musical. Aunque ha sido alabada en festivales y premiaciones, también es criticada por retratar un México con estereotipos, tener en un elenco extranjero con una participación mexicana casi nula, y convertir la violencia del narcotráfico y las desapariciones en un espectáculo.
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“Emilia Pérez” tuvo su estreno en el Festival de Cine de Cannes de 2024, allí compitió por la Palma de Oro. Se llevó el Premio del Jurado y el de Mejor actriz para sus cuatro protagonistas (Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Gómez y Adriana Paz). En los Globos de Oro, que se entregaron el pasado 5 de enero, la película ganó los premios a Mejor película comedia o musical, Mejor película de habla no inglesa, Mejor actriz de reparto para Saldaña y Mejor canción con el tema “El Mal”.
“Sobrecalificada y subvalorada, Rita (Saldaña) es abogada en una gran firma que está más interesada en sacar a los criminales de sus problemas que en llevarlos ante la justicia. Un día, se le presenta una salida inesperada, cuando el líder del cártel, Manitas (Gascón), la contrata para que lo ayude a retirarse de su negocio y hacer realidad un plan que ha estado preparando en secreto durante años: convertirse en la mujer que siempre ha soñado ser”, se lee en la sinopsis de la cinta.
“Emilia Pérez” se sigue perfilando como protagonista en la temporada de premios, pero para algún sector de la crítica de la que se hace eco, sobretodo en México, el filme es una pésima representación del país. Comenzando con el elenco extranjero encabezado por las estadounidenses Zoe Saldaña y Selena Gómez, y la española Karla Sofía Gascón, mientras que la única mexicana con un papel relevante es Adriana Paz.
Jacques Audiard se inspiró para hacer la película cuando estaba leyendo el libro “Écoute” de Boris Razon. “A mitad del libro aparece un traficante de drogas transgénero que quiere operarse. Como el personaje no se desarrolló demasiado en los capítulos siguientes, decidí empezar mi historia con él”, explica el cineasta. La historia de “Emilia Pérez” la terminó de escribir durante el confinamiento. “Escribo los guiones en francés y luego los mando a traducir”, agregó el cineasta en entrevista para El Espectador.
Los acentos y la narrativa han sido foco de atención. El actor mexicano Eugenio Derbez calificó de indefendible la actuación y el acento de Gómez, algo de lo que después se disculpó. Por el lado de la narrativa se le acusa a la película de ser un retrato eurocentrista, racista y alejado de la realidad mexicana.
Para Rodrigo Prieto, director de fotografía mexicano y que hizo su debut como director con la película de “Pedro Páramo”, la película de Audiard es “inauténtica”. “En primer lugar, no me gusta que la película no se haya rodado en México. En segundo lugar, ¿por qué no incluir a más mexicanos para que participen en la producción? Tenemos a Adriana Paz en la película y es genial. Fue un soplo de aire fresco cuando la vi en la película. Todo lo demás en la película parece poco auténtico y eso me molesta mucho. Especialmente cuando el tema es tan importante para nosotros, los mexicanos", dijo Prieto en una entrevista para Deadline.
Para Juan Andrés Rodríguez, crítico de cine y antropólogo, el filme “está hecho para complacer la mirada del norte global sobre Latinoamérica (...) Es un retrato caricaturesco y reduccionista de México y el conflicto del narcotráfico que se quiere presentar a sí misma como auténtica y subversiva. Su realizador tomó un contexto al cual es completamente ajeno para realizar su fantasía de popurrí de géneros en un tono absurdo para abordar temas importantes como la violencia y la desaparición forzada. Incluso si dejamos por fuera el aspecto social y político del debate, encuentro cuestionable la admiración por una película donde la puesta en escena apela a la exageración”.
Por el contrario, el director Guillermo del Toro encontró en “Emilia Pérez” un gran musical. “Creo que lo que se necesita para que exista el tono es que la película exista en una realidad cinematográfica, y así es. Se empieza con una coreografía que es más fluida de manera tradicional y, poco a poco, la película en sí, sus ritmos, el uso de la luz y la cámara se vuelven musicales, aunque no sean momentos musicales. La carga de las armas, el niño que conduce por las calles con la bicicleta. Se convierte en un musical, no solo como forma. Y es tan sabio el uso de la luz y todo eso. Es tan maravilloso ver cine”, dijo el cineasta mexicano durante un evento del Sindicato de directores de Estados Unidos.
André Didyme-Dôme, crítico de la revista Rolling Stone, no vio la cinta con los mismos ojos negativos que la gran mayoría. “Jacques Demy, uno de los grandes directores franceses que hizo parte de la nueva ola, decía que su género favorito eran los musicales, porque para él la intención del cine consistía en idealizar la realidad y que solo el musical lograba eso. Tal vez por eso es que hay mucha gente que no le gustan los musicales, porque consideran que en la realidad la gente no canta y no baila. Emilia Pérez es un musical oscuro que habla de muchas cosas, como el mundo del crimen, la identidad de género, el perdón y la redención. Creo que este musical funciona y no se convierte en un rotundo fracaso, porque me parece algo tremendamente audaz y atrevido. Eso es gracias a la dirección de Jacques Audiard, que es para mí uno de los mejores directores franceses de los últimos tiempos”.