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Con la actuación en la sangre, Javier Bardem es el más joven de una familia de actores. El abuelo Rafael ya había hecho más de 100 películas y la madre, Pilar, otras 30 cuando Javi había debutado en El Pícaro, con apenas cinco años. También jugó al rugby con el equipo CR Liceo Francés de Madrid, antes de estudiar pintura en la Escuela de Artes y Oficios, mientras en la adolescencia trabajó en varios programas de televisión o salía de giras con algunas obras de teatro. Claro, la actuación terminó siendo su mejor especialidad, cuando llamó la atención como un verdadero símbolo sexual, al lado de Penélope Cruz, cuando protagonizaron la película Jamón Jamón. El reconocimiento internacional llegó más tarde con Antes que anochezca, sobre la vida del poeta homosexual Reinaldo Arenas. Una historia con la que Bardem consiguió lo que ni siquiera Antonio Banderas o Andy García habían logrado: una nominación al Óscar, la primera para un actor español. Y aunque aquella vez Russell Crowe terminó ganando el Oscar, él cumplió el imposible sueño, ocho años después, cuando finalmente ganó el premio más deseado de Hollywood, con Sin lugar para los débiles, siendo el favorito de la noche. Es hora de que Bardem vuelva a ganar la estatuilla, ahora con la película Biutiful.
¿Es el actor español con más éxito internacional?
Es una frase bastante larga, pero suena bien.
¿Una sola película puede marcar la diferencia?
Seguro, porque una sola película te lleva hasta un lugar donde la gente ve tu trabajo y puede pensar “Ok, a lo mejor Javier puede hacer algo así”.
¿Se nota la gran diferencia entre las películas que se hacen por dinero o por razones artísticas?
Pongámoslo así: por lo general, las películas que me gustan son las que no me pagan. Aquellas que me vuelven loco, no me pagan lo que me gustaría que me paguen. Pero en verdad, no me importa. Nunca me importó porque sé que tengo trabajo, vivo bien. No tengo un estilo de vida lujoso, no lo necesito. Y que me paguen por hacer lo que me gusta es suficiente. Quiero decir que quiero que me paguen, aunque algunas películas no pagan nada.
¿La primera nominación al Óscar con ‘Antes que anochezca’ es un buen ejemplo?
Sí, pero era lógico. Estaba haciendo una película donde el gran Julian Schnabel, mi amigo, me había dado toda su confianza, pero el resto se preguntaba quién era yo. Hay ciertas cosas que valen más que el dinero. Y lo que él hizo ha sido increíblemente valioso.
En 2010 lo vimos por partida doble, con la superproducción ‘Comer, rezar, amar’, con Julia Roberts y el cine independiente de ‘Biutiful’. ¿Cuál llegó primero?
Seis meses después de Biutiful mi representante me había dicho: “Hay una posibilidad de hacer algo en Bali con Julia Roberts”. Y en seguida dije: “Vamos”. El director me preguntó si me había gustado el guión y yo no sabía nada, sólo quería saber cuándo empezaba el rodaje. Quería estar en un lugar donde pudiera estirar mis músculos y decir: “Ya volví, estoy de vuelta”.
¿Qué mensaje destaca detrás de tantos sufrimientos en la película ‘Biutiful’ con la agonía de su personaje, los abusos infantiles y el asesinato de inmigrantes ilegales?
Pienso que la película no es un drama, es una tragedia, como las tragedias griegas, donde las entidades divinas llegan a la obra de teatro para recordarles a los seres humanos lo débiles que son, tirándoles toda clase de desastres que puedan controlar. Aquí no hay dioses. Pero la muerte es la que aparece en el principio, diciendo: “Te voy a dar tres meses para que te des cuenta quién eres”. Lo pone delante de un espejo. Todos los que ven esta película vuelven a su casa para abrazar a sus familiares. Es algo bueno. Prefiero este estilo de cine que una película donde todos los cerebros explotan. Creo que ese mensaje es el equivocado y el nuestro es mejor.
¿Es inevitable sufrir en primera persona como el personaje del filme?
No hay forma de tratarlo. Lejos, (Biutiful) es el rol más difícil de mi vida. No sé si voy a poder hacer algo así otra vez. No es posible vivir psicológicamente así, por cinco meses. Es mi trabajo, pero también lo es saber llegar y salir de ese nivel emocional. Si vuelvo veinte años atrás, a mis clases de actuación, es algo que discutimos bastante con mi maestro. Supongo que aprendí a llegar, pero todavía trato de descubrir cómo salirme en una forma saludable, porque es un proceso creativo. Esto no es como las matemáticas, dependen muchas cosas, como el estado emocional del momento y la gente que nos rodea.
¿Qué fue lo primero que hizo cuando terminó el rodaje?
Comer, porque había pasado tres meses comiendo ensaladas. Te diría que me llevó tiempo darme cuenta de que me había independizado de la película, porque meses después mi organismo todavía le pertenecía más al personaje que a mí. Me llevó tiempo verlo desde afuera y decir: “Eso que siento físicamente ya no es mío”.
González Iñárritu dijo que el rodaje fue muy difícil, porque a veces usted necesitaba cuarenta tomas.
Desde el momento en que leí el guión, conociendo a Alejandro (González Iñárritu), sabía que íbamos a tener un viaje muy difícil, porque él te propone una experiencia de vida, en vez de un trabajo. Esta no es una película donde sólo tenía que llegar al estudio, decir mi diálogo, mostrar algún gesto y volver a casa. Por eso lo leí tres o cuatro veces antes de aceptar. Fueron cinco meses, con doce o catorce horas diarias, con un hombre que le encanta hacer veinte tomas distintas. En una escena, por ejemplo, cuando el doctor me dice que tengo cáncer, fue al segundo día del rodaje y la filmamos todo el día. Creo que la cubrimos desde cuatro o cinco ángulos. Y supongo que hicimos la misma escena cien veces. Fue una locura.
¿Lograr semejante rodaje en España también era importante?
El director había estado no sé cuántos meses antes del rodaje conociendo gente y lugares reales. Y cuando llegué, yo también me había preparado tres meses. El último mes estuve en Barcelona hablando con la gente en su lugar, escuchándolos. Por eso creo que la película es tan importante. El cine no cambia al mundo, pero a veces, como en este caso, puede plantear dudas que se puedan debatir en casa. Y eso es bastante.