Son los años previos a la guerra. Es 1935. Mientras en el oriente de Europa se cocina la más grande confrontación del siglo XX, en Inglaterra todavía se pueden reunir los amigos en mansiones de jardines amplios. Muchos británicos dudan que la guerra esté cerca. Hace apenas unos años combatieron, ganaron y firmaron una paz conveniente que los mantiene tranquilos. Todavía hay tiempo para tomar el té traído de una de sus colonias. Todavía hay tiempo para el amor.
En esa Inglaterra desprevenida y suntuosa, en la cual la guerra irrumpe como una piedra que cae al agua y que tan sólo deja ruinas, se desarrolla Atonement. Cecilia Tallis –Keira Knightley, de Piratas del Caribe– y Robbie Turner, una joven de clase alta y el hijo de la criada, arrancan un romance en el que se interpone la hermana de Cecilia, una niña de trece años con una imaginación alborotada por su vocación de escritora. Su intromisión termina en la separación de la pareja.
Pasan los años, llega la guerra, Robbie es reclutado y la historia avanza plagada de conflictos paralelos: el de un mundo entero en confrontación, el de una pareja separada por la guerra y la familia, y el de una conciencia angustiada que intenta remediar la separación que causó entre dos jóvenes que creyeron en el amor.
Nominada a siete premios Oscar, Atonement llega a Colombia este fin de semana traducida como Expiación, deseo y pecado. Es el segundo plato fuerte de los Oscar que se estrena en el país, después de Michael Clayton.
Pisa fuerte para los galardones en su puesta en escena: compite en vestuario y dirección artística contra el lúgubre estilo de Tim Burton y su sangriento barbero Sweeney Todd, y en cuanto a la fotografía, tendrá su disputa contra las favoritas, No country for old men y There will be blood. Estas dos películas obtuvieron ocho nominaciones, una menos que Atonement.
Las tres competirán por la máxima estatuilla, que podría quedar de nuevo en manos de Joe Wright, de repetirse el resultado dado en el termómetro de los Oscar. Estaban nominadas para el Globo de Oro a mejor película y Atonement se quedó con la victoria. En la misma premiación también ganó en la categoría a mejor banda sonora.
Esta nominación repite en los Oscar. Es, sin duda, una de las favoritas en este rubro. Sin ser un musical, la cinta incorpora a golpes de máquina de escribir el sonido ambiente como elemento de la percusión, la melodía, la musicalización y hasta del mismo guión.
Podría considerarse la sorpresa de ganar en la categoría a mejor película. Los hermanos Cohen con Javier Bardem y Paul Thomas Anderson con Daniel Day-Lewys no sólo se llevan el mayor número de nominaciones, también parecen perfilarse como las favoritas. No obstante, sin huelga de guionistas a la vista, no sería extraño que Joe Wright reclame el Oscar a mejor película y por fin los premios más importantes de la cinematografía, paguen a esta cinta una expiación.