La pandemia del COVID-19 fue un golpe en la cara para la industria cinematográfica. Cientos de producciones debieron aplazarse, e incluso cancelarse, debido a la contingencia y la emergencia sanitaria que sacudió al mundo entero en 2020 y lo sigue haciendo hasta el día de hoy.
El pasado 22 de abril, Meirelles participó en el Festival Académico de Cine Universitario Internacional (FACIUNI), impulsado por DirecTv mediante una master class dirigida a estudiantes de cine en la que habló sobre la evolución en la industria del cine y los cambios que han traído las grandes plataformas de streaming. Además, también habló sobre cómo la pandemia afectó las producciones que venían en curso.
El director considera que esta iniciativa, que difunde, apoya y promueve a la próxima generación de cineastas, brinda oportunidades a jóvenes talentos para fomentar el crecimiento de la industria cinematográfica en la región y a la vez que crea un legado dentro del patrimonio local al mantener la cultura mediante historias contadas por los estudiantes de cine de cada país, es esencial para el crecimiento del cine latinoamericano y su expansión alrededor del mundo.
“El consejo que le daría a todos los que quieren empezar en el cine, es no guardarse las ideas. Hay mucha gente que tiene ideas para una película y las mantiene guardadas, y sinceramente, pienso que eso es un error”, comentó Meirelles en su master class.
Aunque el director brasileño Fernando Meirelles confiesa que para él la pandemia no fue “tan mala” en términos creativos, sí hace énfasis en los cambios que se han venido dando en los últimos años con la llegada de las plataformas en streaming y el reto que representa para la industria volver al ruedo después de una larga pausa.
A sus 65 años, Meirelles ha tenido una carrera excepcional dentro del cine independiente, siendo director de películas como Ciudad de Dios (2002), 360 (2012) y Los dos papas (2019), varias de ellas nominadas a los premios Óscar y Globos de Oro. Es curioso pensar que su inicio en el cine fue, según él, accidental, pues era estudiante de arquitectura en la Universidad de São Paulo, pero siempre le llamó la atención el mundo audiovisual… así que se dedicaba a hacer películas experimentales en sus tiempos libres.
Disfrutaba al 100 % de aprender, practicar, mirar todo el proceso de edición una y otra vez en compañía de sus amigos. Así fue descubriendo su talento, nunca imaginó que se convertiría en uno de los referentes latinoamericanos más importantes del cine y la televisión, hasta que a mediados de la década de los 80 dirigió el famoso programa para niños Rá-Tim-Bum, que le abriría las puertas a proyectos más grandes en el futuro.
En los años 90, Meirelles fundó la productora O2 Filmes, junto con Paulo Morelli y Andrea Barata Ribeiro. Tiempo después empezaron a trabajar en Ciudad de Dios, película basada en una historia real escrita por el brasileño Paulo Lins y que catapultaría a Meirelles a la fama. Luego de que se estrenara en 2002, la cinta fue enviada al Festival de Cannes de ese mismo año, y en 2003, Meirelles fue nominado al Óscar como mejor director.
La razón por la que Ciudad de Dios se convirtió en una película de culto, fue porque quiso plasmar una historia de la vida real, poniendo como tema base la complicada situación de violencia, narcotráfico y delincuencia juvenil en las favelas de Brasil. “Para el rodaje, los realizadores tuvieron que pedir la colaboración del jefe de una favela para poder filmar en su zona y disponer así de las condiciones de seguridad adecuadas para realizar la película”, comenta Meirelles, agregando que el jefe dio luz verde a la realización con la condición de que los actores fueran personas que vivieran allí mismo en la favela.
Ese fue un punto esencial en el éxito de la producción, porque le dio a la historia ese toque de realidad que hizo que la película fuera exitosa en varios países. Pero más allá del cine, el director y productor se ha venido adaptando satisfactoriamente a la llegada de plataformas como Netflix, Amazon y Disney. De hecho, la productora de Los dos papas fue Netflix, y hasta el día de hoy sigue trabajando de la mano de esta plataforma, aunque se vio obligado a ponerle pausa a un proyecto que estaba en camino, debido a la pandemia.
“Mi plan para 2020 era escribir un guion para Netflix, y entre agosto y septiembre debía empezar a viajar por el mundo para ver las locaciones. Para hoy debería estar terminada la producción, pero por culpa de la pandemia debí quedarme en São Paulo y ahora estoy esperando que me pongan la vacuna”, comenta el director. “No sé cuándo podré viajar, pero debo decir que durante esta pausa he hecho otras cosas interesantes, como meditación, y también empecé otros proyectos visuales. Para mí, la pandemia no fue mala”.
Aunque el tiempo en confinamiento lo ayudó a enfocarse en otros proyectos, Meirelles asegura que también reflexionó sobre los cambios drásticos a los que se ha tenido que someter la industria cinematográfica con la llegada de las plataformas, además de los grandes desafíos que implica regresar a salas de cine latinoamericanas después de la pandemia.
“Creo que el cambio, no solo en la industria latinoamericana, sino también a nivel mundial, ha sido enorme, porque antes todo se centraba en los estudios norteamericanos, y ahora con el streaming eso está cambiando mucho… se están produciendo películas en varios países”, recalca Meirelles, poniendo como ejemplo a Brasil, donde según cuenta, las plataformas están realizando más de 20 producciones.
Para el director brasileño, fue importante darse cuenta del poder que adquirió poco a poco el streaming, y no verlo como una amenaza, sino más bien como una oportunidad para todo el gremio por la amplitud y versatilidad de los contenidos. “Cuando haces películas en un estudio americano, debe ser una producción para una gran audiencia, mientras que en las plataformas se pueden hacer películas de nicho”, agrega.
“Las plataformas traen consigo un mejor mercado y una necesidad de producción mucho mayor. Un ejemplo claro es Los dos papas, si no existiera Netflix, hubiera sido una película con una audiencia muy reducida, porque solo la verían católicos y un nicho muy específico de personas”, enfatiza Meirelles, manifestando que como espectador le gusta más ir a cine, pero como director y productor prefiere el streaming. “Nunca había visto tantas películas en mi vida como durante la pandemia”, revela.
Aunque su formación en el campo audiovisual fue bastante informal, Fernando Meirelles se ha convertido en uno de los directores y productores latinoamericanos más respetados en la industria del cine, siendo reconocido por ganar el premio Cine Joven: Mejor Película Internacional en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 2005 por El jardinero fiel, el Gran Premio del Público de El Periódico de Cataluña en el Festival de Cine de Sitges de 2008 por Blindness, la nominación a Palma de Oro en el Festival de Cannes en 2008 por Blindness y por supuesto su nominación a los premios Óscar en la categoría de Mejor Dirección en 2003 por Ciudad de Dios.
“Hoy en día hay directores muy sensibles con los actores, otros que saben estructurar una historia, otros que saben contarla con imágenes, etc. En lo personal, tengo facilidad para las ideas, me permito ir al set sin mucha preparación porque sé lo que tengo qué hacer, y tengo claro el orden en el que quiero empezar a filmar... me permito improvisar. Creería que si alguien quiere ser director, debe saber cuál es la fortaleza de su trabajo”, finaliza.