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“La salsa vive”, un puente musical y caótico entre Cali y Nueva York

El documental, dirigido por Juan Carvajal, narra la conexión entre Cali y Nueva York a través de la salsa, un reflejo de su impacto cultural y social. Con testimonios de leyendas como Rubén Blades y un enfoque personal, revive la pasión por este género, desde sus raíces hasta su influencia actual.

Sandra M. Ríos U. - CineVista

12 de febrero de 2025 - 06:00 a. m.
“La salsa vive” estará en la sección “24 Beats A Second” del Festival de South by Southwest.
Foto: Cortesía de la producción
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Hay un nivel de intensidad, pasión, caos, rebeldía y resistencia en la novela “Viva la música”, de Andrés Caicedo, que no ha podido ser reproducida con igual fuerza identitaria. Cali es salsa, la salsa es Cali, y Caicedo logró retratar, con la rubia rubísima de María del Carmen Huerta, la vida nocturna, cruda y vibrante de una generación que en los años setenta fue testigo de la explosión cultural.

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De esta obra póstuma no había vuelto a acordarme hasta escuchar al director, también caleño, Juan Carvajal, quien ve culminado, una década después, el sueño de llevar al cine una historia que recordara las raíces de la salsa y sus vínculos con Nueva York y Cali.

Estas dos ciudades están unidas y han sido transformadas por este género musical, con las que, además, el director colombiano ha estado ligado desde sus entrañas; lo han visto crecer e inspirarse. “La salsa vive” es el título de este documental que acaba de ser seleccionado en el Festival de South by Southwest (SXSW), donde hará la premiere mundial en la sección 24 Bits Per Second, que se enfoca en explorar la intersección entre la música, la tecnología y la innovación digital.

Los orígenes del proyecto

Los orígenes de “La salsa vive” se remontan al Colombian Film Festival, evento fundado por Carvajal hace 12 años, que selló la amistad con el intérprete, compositor, arreglista y productor Larry Harlow (1939-2021), uno de los pilares de la Fania All-Stars. “Yo quería hacer una película con Larry, quien tocó un par de veces en el ColFilm Festival y nos hicimos amigos. Me contó muchas cosas de la Fania y de lo que pasaba adentro”. Estas conversaciones despertaron una idea de larga data en el director: descubrir la desaparición de la salsa en la capital del mundo. “A mí siempre me llamaba mucho la atención la cuna de la salsa y lo que había pasado con el género en Nueva York, porque llegué en un momento en el que ya se había ido, y yo venía inspirado por películas como Nuestra cosa (Our Latin Thing)”.

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Un lamento salsero

El documental “Nuestra cosa latina”, dirigido en 1972 por Leon Gast, es un referente para la historia de la música en nuestra región, dado su aporte al lograr capturar el surgimiento e irrupción de la salsa en la escena cultural de Nueva York, especialmente a través de la Fania Records y su grupo, la Fania All-Stars.

Entre las más de diez piezas que aparecen en este clásico documental, figuraba el tema de Harlow Lamento guajiro, que era, en un principio, el título que Juan Carvajal quería darle a su película. “Inicialmente quería hacer una película sobre por qué la salsa se fue de Nueva York, y ese largometraje se iba a llamar Lamento de un guajiro, así le habíamos puesto con Harlow, que es una canción cubana que él arregló junto a Ismael Miranda y hace parte de Nuestra cosa. Yo quería que se llamara así también, para representar, como un lamento mío, del que viene a buscar la música y ya no la encuentra. Pero, infortunadamente, cuando íbamos a arrancar el proyecto, Harlow cayó en cuenta que la Fania, a la cual pertenecía, quería producir un documental y no podía colaborar conmigo. Después llegó el COVID y Harlow murió”.

Regresando a Cali

Ante el paso al costado que debió tomar Larry Harlow, la película de Juan Carvajal se transformó, encontrando en Cali la forma de reenfocarse y darle vía libre sin perder su esencia. “En la época de poscovid, tomé la decisión de viajar a mi ciudad donde había un mundial de salsa, pensando en la forma de arrancar el proyecto de alguna manera. Estando allá, monté un equipo pequeño con el que hice un piloto. Me devolví a Nueva York y aquí me encontré con Kevin López, que es un gran amigo y productor. Se lo mostré, le conté mi idea y me apoyó, entrando como productor. Así pude regresar a Cali y continuar. Después se unió la productora 64A Films, y con ellos ya hubo la posibilidad de sumar más gente, como Caracol, para así lograr hacer la película que quería”.

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Kevin López es un director, editor y productor con padres colombianos que ha desarrollado su carrera en Estados Unidos, especialmente en producciones independientes. “Producir ‘La salsa vive’ ha sido un viaje profundamente personal, permitiéndome reconectar con mis raíces caleñas a través de la música y el cine. Como hijo de padres colombianos nacido en Nueva York, el amor de mi madre por su ciudad natal y su pasión por la salsa han definido mi conexión con Cali. Esta película me brindó la oportunidad de explorar la transformación de la ciudad a través de su vibrante cultura musical. Colaborar con Juan Carvajal y el equipo de 64A fue una experiencia increíble, trabajando con algunos de los mejores cineastas de Colombia, mientras aportábamos una perspectiva neoyorquina compartida”. López ve este documental como un tributo a la identidad, la resiliencia y el poder de la música.

De esta manera, “La salsa vive” logró transformarse en una película que narra la historia de dos ciudades que están fuertemente unidas por este ritmo, profundizando en la vida de varios personajes de Cali que han mantenido con fervor la llama viva del género, presentando un abanico de actores diversos como coleccionistas, expertos, veteranos resilientes, bailarines y entusiastas, además de contar con la participación de leyendas como Rubén Blades, Henry Fiol y Willie Rosario.

Al ser protagonistas estas ciudades, Juan Carvajal estructuró la historia para que se fuera narrando en paralelo. “Hay una ciudad que vio nacer la salsa y vio cómo se iba, y otra que la acogió. La película va a través del tiempo; desde su génesis hasta este momento, con un final que le rinde un homenaje a Cali de una manera muy bonita. Los últimos treinta minutos de la película son esta ciudad y su esplendor, en ese caos, en esa Cali anárquica que existe y que mantiene la salsa a través de unas islas separadas, que no se dan cuenta, por completo, lo que tienen en la mano”.

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Grandes canciones también presentes

Hablar de música representa un desafío mayúsculo porque inmediatamente implica aumentar el presupuesto por los derechos de autor. Como un verdadero fanático de la salsa, el director no solo pudo contar con el apoyo de Harlow, sino con otros pesos pesados de la salsa que le ofrecieron temas para esta película. “Tengo la fortuna de contar con la amistad de Rubén Blades, quien me regaló dos canciones; también tengo una gran amistad con Henry Fiol, y su música está presente, además del ‘Dandy’ (Johnny Rodríguez), quien se murió el año pasado. Pero no son los únicos; hay más personajes y música que pegó en la ciudad en los años sesenta y setenta. Hay muchas historias que se cuentan sin la música por el tema de los derechos, porque son costosísimos. Es cierto que hemos pagado muchísimo por ellas, pero también hubo temas que nos llegaron de manera generosa. Sin esa ayuda de amigos artistas, el documental no habría tenido la potencia que tiene, tanto visual como sonora”. Juan ha cultivado una fuerte amistad con Rubén Blades, con quien se encuentra escribiendo el guion de lo que será su primer largometraje de ficción.

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Un documental personal

Si bien Carvajal confiesa que realizar esta película ha costado mucho hacerla y ha implicado muchos sacrificios, se siente satisfecho con el resultado, donde habla de otros, pero también habla de sí mismo, no solo por dos ciudades que ama y un género musical que le apasiona, sino porque reflejan su vida, infancia, adolescencia y la relación con sus padres, usando un alter ego, cuyo origen puede ser descubierto al verla. “Yo quería también contar una historia donde estuviera plasmada mi infancia, mis recuerdos de niño. Esa casa donde crecí está ahí; yo la ficcioné, pero está ahí, al igual que están mis viejos, los ‘aguaelulos’ (fiesta típica caleña de antaño, en casas y sin consumo de alcohol) y las fiestas de cuotas que hacíamos. En La salsa vive está recreada toda mi infancia y mi adolescencia, a través de un alter ego que se llama Gary Domínguez. Ahí está mi pasado, mi paso y mi vida en Nueva York en búsqueda de la salsa”.

No imagina uno que una película de esta naturaleza pueda ser contada por alguien que no viva y transpire este ritmo pegajoso e impreso en el ADN de los caleños, y vuelvo a pensar en Andrés Caicedo y en Viva la música cuando Juan habla de la entrega y visceralidad con la que está hecho su documental: “El tercer acto es muy personal. En ese tercer acto, el caos reina. Esta Cali ahí está plasmada, como mis tripas y mi ser. Yo soy muy visceral, y esa visceralidad está ahí puesta; el que la vea lo va a vivir de esa manera”.

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Juan Carvajal montó la película en Colombia primero junto a María Clara Guzmán y luego con Jorge Reyes. “La salsa vive” tendrá un total de cuatro proyecciones en el Festival SXSW que se llevará a cabo del 7 al 15 de marzo; dos el 7 de marzo, una el 8 y la última el 14 de marzo.

Por Sandra M. Ríos U. - CineVista

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