Marlon Brando dijo en alguna oportunidad que ser actor es ser un estafador y es saber mentir. Marcela Mar no está de acuerdo con él, a pesar de la admiración confesa que le tiene. Su experiencia en cine, teatro y televisión le ha enseñado que no se trata de decir mentiras; es más bien la habilidad para crear la atmósfera adecuada y creer en las circunstancias en las que está envuelto el personaje y transmitirlas como verdades.
Dice que no va en sintonía con la postura del célebre actor porque ella es muy mala mentirosa y entonces le ha tocado construir desde una técnica y con la imaginación, tal vez su aliada incondicional en el oficio, para otorgarle una circunstancia particular al rol y empezar a gestar al personaje desde las características de su prehistoria.
“Para construir a la pirata que interpreto en la serie Sitiados trabajé mucho con la imaginación, porque cuando me dijeron que sería Francis Drake, me metí a investigar quién fue y ya desde el mismo hecho de que se trataba de un hombre, el reto me pareció mucho mayor. Mi tabla de salvación fue lo que yo podía imaginar al respecto”.
Marcela Mar se inventó, por ejemplo, que esta pirata era hija del verdadero Francis Drake, que había crecido en ese barco rodeada por una tripulación enteramente masculina en un tiempo en el que las mujeres eran prohibidas a bordo porque se convertían en una distracción para los hombres. Jugó entonces a imaginar que tuvo que vivir escondida en la embarcación, como si fuera un muchachito, y que se ganó el respeto de los demás a partir de sus decisiones y actitudes. Así fue convirtiéndose en una corsaria mercenaria.
“En la historia, mi personaje es dueño de su sexualidad, es la líder de todos los piratas, es la capitana de esta flota inmensa de barcos que llega a Cartagena a sitiar la ciudad enviada por la corte de Inglaterra. A mí me sirvió un montón para empoderarme porque me llené totalmente de su fuerza”, cuenta Marcela Mar, para quien el compromiso artístico ha crecido con los años y se ha dedicado a participar en las historias que realmente quiere contar, a pesar de que el bolsillo en algunas oportunidades se castigue de manera significativa.
La imaginación es un pilar fundamental en el oficio de esta actriz. Sin embargo, cuando se trata de personajes que tienen un nicho real, la situación es distinta, porque tiene una obligación singular con un ser que vivió o que está vivo, como le ocurrió con Íngrid Betancourt, quien permanecía vigente y estaba fresca en la memoria de todos los colombianos, así que fue un grado más de responsabilidad. En esos casos Marcela Mar prefiere partir de la observación para no caer en la imitación solamente. Ahí opta por estar muy atenta para captar gestos, pero también hay que llenar la interpretación de color, y ese es el trabajo que realiza el actor, en conjunto con el guionista y el director.
“Por ejemplo, en la escena de una violación en la película Satanás, cuando representaba a Paola, un personaje muy querido para mí, recuerdo que realizamos muchos ensayos con el director y con los dos actores. Para esas tomas creamos una danza, una coreografía muy marcada en la que sabíamos en qué instante justo había golpes, incluso establecimos cuántas penetraciones hacía cada uno en ese momento. Ya cuando ruedan sonido e imagen… pues yo me suelto y me dejo permear por las circunstancias del personaje”, dice Marcela Mar, quien tiene proyectos importantes como participar en la tercera temporada de la serie El Chapo y acaba de comprar los derechos de una obra de teatro que exhibirá en el segundo semestre de 2018.
Por ahora, está feliz viéndose de corsaria empoderada, de pirata despiadada, y se siente satisfecha por haber asumido el reto de estar a bordo de esta versión femenina de Francis Drake.