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A partir de este jueves 23 de septiembre, los colombianos podrán disfrutar de la unión de tres íconos del cine en La Última Estafa, protagonizada por los ganadores del Premio Óscar: Robert De Niro (El Padrino II), Tommy Lee Jones (El Fugitivo) y Morgan Freeman (Million Dollar Baby). El talento de estos magnos veteranos de la pantalla grande queda en evidencia una vez más, al recrear la “vieja escuela” de Hollywood en medio de una historia desarrollada entre la comedia y el crimen.
En esta película Robert De Niro encarna a Max Barber, un productor de cine de los años 70 que, tras su fracaso cinematográfico, se ve envuelto en una peligrosa deuda con su mayor patrocinador, el mafioso Reggie Fontaine, interpretado por Morgan Freeman. Para intentar cubrir su endeudamiento y salvar su propia vida, Barber decide producir una nueva y peligrosa película, teniendo como objetivo asesinar accidentalmente durante el rodaje al protagonista elegido.
En medio de la acción y el humor, entra en escena Duke Montana, una vieja estrella de cine en decadencia, interpretado por el reconocido Tommy Lee Jones. Este será la pieza clave para Max Barber, quien en medio de su lucha por cobrar el seguro de producción para pagar su deuda, llevará a los espectadores a un divertido viaje por uno de las facetas más desconocidas y oscuras de Hollywood, de la mano de inolvidables y extravagantes personajes.
Esta película tiene un toque colombiano especial, pues la diseñadora paisa Melissa Vargas fue la encargada de diseñar el vestuario para estos grandes actores en la película. En entrevista con El Espectador, Vargas habló sobre su experiencia trabajando con estas eminencias del cine.
¿Cómo comenzó la fascinación por la ropa?
Con mi abuelita en los fines de semana aprendiendo a coser, haciéndoles vestuarios completamente nuevos a mis muñecas. Ellas no se podían poner lo mismo todos los días, eso no tenía sentido en mi cabeza… Usaba los retazos de mi abuelita, porque ella era sastre y siempre tenía retazos de tela que me funcionaban perfecto para mis muñecas.
Llega a Nueva York, se gradúa del colegio y decide estudiar para ser maestra, ¿por qué quiso dedicarse a la educación?
Siempre me gustaron los niños… Me interesó mucho, pero mis profesoras de arte me veían cosiendo ropa y me decían ‘tenés que estudiar moda, ¿por qué no estudias moda?’, a lo que yo respondía: ‘No, porque yo quiero ser profesora de niños’. Estudié para ser maestra por cuatro años y me decepcioné muchísimo. No me gustaba la industria de la moda, y era algo muy diferente a lo que hacía, pero en ese momento también estaba trabajando con amigos de producción y siempre estaba pensando qué hacer con el vestuario. Yo pensaba: esta es mi pasión, me encanta coser, me encanta el vestuario, pero si lo hago como trabajo le voy a perder el encanto. Creí eso al principio, pero entre más lo hice, más me gustó y no he dejado de trabajar desde que empecé.
¿Y cómo llegó a trabajar en el diseño de vestuario para películas?
Empecé a trabajar en una compañía de trajes para hombres, los hacían a medida, entonces yo cosía los forros y trabajaba con el sastre. Otra chica que trabajaba ahí, conocía a alguien en producción que estaba buscando un estilista para un video de música, y un día ella me dijo: “yo creo que tú lo puedes hacer, no te van a pagar, pero qué importa”. Entonces me fui por ese lado, prefiero aprender en el momento. Cuando hice el video de música, me encantó, y la productora siguió contactándome para más videos musicales, por eso he trabajado con la misma gente durante muchos años. Y después de ahí, un amigo me dijo: “Tengo esta película ambientada en los años setenta y quiero que tú lo hagas”, a lo que respondí: absolutamente.
¿Cuáles fueron sus primeras impresiones cuando recibió el guión de La Última Estafa?
Me encantó este guión. Lo leí en una pasada y tiene un humor… distinto. Busqué referencias de lo que estaba pasando en 1972, que es cuando La Última Estafa se desarrolla. Después de eso fui a buscar arte y fotografías de ese tiempo, porque los colores y sus combinaciones en los setenta son distintos a los colores de ahora. Eso me gusta, aunque sea para una camisa simple; darle el color que se estaba usando en esa época, aparte del estilo del cuello característico de los setenta y los pantalones bota campana.
Cuéntenos un poco sobre el elenco…
Zach Braff es súper chistoso. Él nos hacía reír todo el día, él es tan alto y tan flaco, que la ropa de esa época se le veía súper bien. Le gustaba la camisa abierta. Morgan Freeman es muy alto y delgado, y tiene unos brazos larguísimos. Le encantaban las camisas de colores, pero esas las tuvimos que hacer uniendo varias, porque no se encuentran camisas de su talla. Con Tommy Lee Jones hablé mucho, él me llamaba todos los días porque quería en su traje un lobo, un coyote, unas flores y varios elementos del desierto. Fue muy chistoso hablar con él, me llamaba siempre que se le venía algo a la cabeza. Todos esos detalles son detalles que la audiencia nunca va a ver, pero es lo que ellos necesitan para sentirse bien, para actuar cómodamente.
¿Qué otros proyectos vienen?
Acabo de terminar una serie que salió hace dos semanas en Hulu, se llama Wu-Tang: An American Saga, y se trata de un grupo de raperos de los años noventa que colaboraron para crear Wu-Tang Clan. También acabo de terminar una película con una artista que es cantante y actriz, se llama Teyana Taylor, y también está ambientada en Nueva York en los años noventa. Se trata de una madre soltera tratando de criar a su hijo en esa ciudad. Es una historia divina, se llama A Thousand in One.