¿Por qué cree que las historias sobre mafia son fascinantes para la audiencia?
Soy un gran fan de las historias de mafia y de grandes películas como El Padrino o The Irishman. Creo que tiene que ver con que nos gusta lo subversivo, nos gusta ver a otras personas cometer crímenes, creo que todos fantaseamos con cómo sería ir en contra del viento y quebrar el sistema. Específicamente, respecto a la mafia hay una gran historia, sensualidad, armas y peligro. La mafia tiene que ver con familias italianas y lealtad, pero la contradicción en sí es el contrabando, y nuestra versión de la mafia es esa familia de opulencia y teniendo control de la ciudad. Todo el punto es mostrar cómo esa comunidad se ha expandido más allá de la ciudad, haciendo que los valores relacionados con la familia y la lealtad queden opacados por la búsqueda del dinero y el poder. Es un tipo diferente de mafia.
¿Cuál ha sido su mayor reto al interpretar a Alex?
James Watkins, el director, y Hossein Amini, el escritor, querían que Alex fuera un producto de su crianza. Al haber nacido en Rusia y estar inmerso en el sistema de educación privada en Inglaterra, trabajando en un medio muy poderoso en la ciudad, sería una persona que no fuera muy abierta emocionalmente. Entonces queríamos mostrar a alguien enigmático y misterioso y en control, y creo que es parte de su mecanismo de supervivencia el haber pasado por muchas escuelas privadas y que le haya ido tan bien. El reto fue ocultar su historia profunda, sobre su familia, venganza, la parte más humana, más emocional. Y otro reto, un poco más práctico, fue aprender a hablar ruso, Tuve que conversar con Aleksei Serebryakov y Mariya Shukshina en ruso y eso fue duro, tener que aprender mis líneas y luego decirles y escucharlos a ellos y simplemente asentir mi cabeza como si supiera lo que estaban diciendo; eso fue desafiante.
¿Cuál es su opinión sobre el mundo criminal?
La serie está inspirada en el libro McMafia, de Misha Glenny, así que interpretamos personajes o personas que fueron víctimas o que cometieron estos crímenes. Queríamos que se sintiera verdadera, queríamos mostrar que el mundo de la mafia y el crimen ha permeado el mundo corporativo, así como lo corporativo está ligado con el crimen. Lo que más aprendí en el programa fue que cuanto más era consciente de la corrupción que hay en el mundo, más me impresionaba; deberíamos hacer más para aplacar este tipo de corrupción. Parte del porqué estamos fascinados con este tipo de vida es por las mansiones y los carros, y en la serie mostramos el costo de eso. Mi corazón está con las personas que pagan el precio por un número reducido de personas que mantienen una vida glamorosa y creo que deberíamos hacer más de lo que podamos para parar eso, ser agentes de cambio.
¿Qué fue lo más divertido de interpretar este personaje como un antihéroe?
Lo que hace a Alex tan genuino es el hecho de que él es profundamente humano y siento que cada vez más la idea del antihéroe se está dejando a un lado. Nos alejamos de la idea de los villanos y los héroes según los cómics. Queríamos que la audiencia sintiera que conocía a Alex, que hay personas en el mundo como él que están trabajando en finanzas o política. Alex tiene un sentimiento de venganza, pero también de supervivencia, y en la mayoría de los casos crees que sus acciones son completamente justificadas. Creo que cuanto más complicado o indefinible sea el personaje, más se siente humano y para mí es la razón por la cual Alex se siente más atractivo para la audiencia.
¿Tuvo la oportunidad de conversar con la escritora Misha Glenny? ¿Hubo algo en particular en el libro que usted tomó para este personaje?
Misha estuvo muy presente durante la filmación y fue emocionante, porque ella es una enciclopedia sobre la mafia moderna. Con ella estructuramos el mundo al que Alex pertenece, tomamos prestadas muchas de sus anécdotas y conocimientos sobre ciertos personajes.
¿Qué expectativa tienen con el programa?
Estaríamos muy satisfechos si se vende internacionalmente. Exploramos la corrupción rusa y parte del argumento sucede en Suramérica. Entonces queríamos asegurarnos de que la historia se hiciera lo más internacional posible, porque todo el punto de McMafia es mostrar cómo la mafia ya no es sobre el control que tiene una familia, es sobre el control de corporaciones globales.
¿Encuentra alguna diferencia entre las producciones de cine y televisión?
Una de las cosas que me entusiasmó de participar en McMafia es que casi todos hemos participado en películas. James Watkins, director inglés de La dama de negro, es para mí alguien de talla mundial. La producción de McMafia es tan buena que serviría para proyectarla en cine. Ahora en televisión está la oportunidad de tener la misma escala de una película, pero con la oportunidad de contar la historia en ocho horas, y para un actor eso es un regalo.