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En Ritmo salvaje el mundo gira en torno al baile. Sonidos, movimientos, estilos y un toque de drama son los componentes de esta nueva producción de Netflix hecha en Colombia y dirigida por Simón Brand. La serie cuenta la historia de Antonia (Paulina Dávila) y Karina (Greeicy Rendón), dos bailarinas que viven realidades opuestas, pero lo único que tienen en común es su amor por el baile.
Antonia es una mujer perfeccionista, que ha dedicado toda su vida al baile y pertenece a la academia El Royal, una de las más prestigiosas del país. Entrenada como una bailarina profesional, debería buscar su identidad a través de la música y, por supuesto, la danza. Paulina Dávila recuerda con gran cariño cómo llegó a hacer parte de Ritmo salvaje y todo el proceso de grabación.
“Recuerdo que estábamos encerrados debido a la pandemia. Me encontraba viviendo en México mucho antes de que me llegara el casting para este proyecto. Me contaron que era una producción hecha en Colombia y que el baile era también un personaje”, reveló la actriz a El Espectador, quien emocionada expresó su amor por los ritmos urbano, un factor que la motivó a decir sí de manera inmediata. “Me puse muy contenta cuando quedé”.
Por otra parte está Karina, quien aprendió a bailar en las calles de Bogotá y se las ingenia para sobrevivir mientras sueña con mostrar su talento al mundo, junto a su grupo: las Pura Kaye. Cuando Antonia conoce a Karina, se identifica automáticamente con su frescura y se deja llevar por el estilo urbano. Sabiendo que Karina tiene todo lo que a ella le falta, Antonia se sumerge en la vertiginosa vida de Karina, mientras la arrastra al glamur de la suya. Compiten hasta la muerte por alcanzar sus sueños y están dispuestas a dejar la vida en el escenario.
No es una historia de guerra de bandos y mucho menos de envidia… es un relato que habla de arte, y tiene la intención de mostrarle al mundo la esencia de los ritmos a través del baile, que muchas veces es infravalorada. Por eso, Ritmo salvaje tiene un elenco de bailarines y artistas reconocidos, como Greeicy, Martina la Peligrosa, Juan Manuel Guilera, Sergio Herrera, Cristina Warner, Ángela Cano, Sashua López, David Palacio, Elisa Torrente, Alejandro Buitrago, Kevin Bury y Andrés Juan Hernández, entre otros.
“Fue increíble trabajar con ellos, porque eso empezó a generar una atmósfera y unas ganas muy grandes de estar ahí. Todo el mundo estaba muy contento. Es un proyecto que se vivió con mucha pasión, dedicación y disciplina por parte de todo el equipo”, comenta Paulina Dávila, quien trabajó de la mano con estos artistas y resaltó el compromiso de todo el equipo, no solamente del reparto, sino también detrás de escena, desde el vestuario y el diseño de imagen de los personajes hasta el guion y todo el contenido en general.
La locación principal fue la calle, en lugares emblemáticos de Bogotá que llevan al espectador a recorrer la ciudad de una manera diferente, llena de arte, música y talento al ritmo del reguetón y los sonidos urbanos. Para Dávila, la creación de un personaje que girara en torno a la danza no fue fácil, y no porque no supiera bailar, sino por el reto físico. “Antonia es un personaje diferente, porque para ella toda su vida se centra en el movimiento, es su mayor prioridad, su gran sueño es ser una bailarina y poder vivir de eso, a pesar de todos los obstáculos que se le presentan”, comenta la actriz.
En la historia, aunque Antonia lo tiene todo, deberá salir a reinventarse y buscar un nuevo rumbo con otros sonidos y, según Paulina Dávila, eso cambia profundamente su camino y su destino al encontrar esa nueva faceta que le muestra Karina, que para ella es otra perspectiva de lo que significa la danza.
“Para mí como actriz preparar a Antonia implicó un reto físico, un entrenamiento al cual no estaba acostumbrada. Me encanta bailar y mi cuerpo tiene la disposición para eso, pero yo nunca he sido entrenada como una bailarina profesional”, comenta la actriz refiriéndose a la exigencia de su personaje, que debía mostrar un profesionalismo irrefutable ante la cámara, y para poder reflejarlo, tuvo cientos de ensayos con bailarines y coreógrafos, hasta que fue encontrando el lenguaje de su personaje dentro de este mundo. “Logré que se viera fluido y natural gracias a todas esas horas de trabajo”, agregó.
Hace tan solo unas semanas, el director de la serie, Simón Brand, anunció la fecha de estreno de Ritmo salvaje, que será el próximo 2 de marzo en Netflix, y mostró al mundo un videoclip con un poco de lo que será la serie. Al compás del reguetón y con las auténticas voces de Dawer x Damper, Brand mostró dos grupos de jóvenes de mundos opuestos que recorren un largo camino hasta enfrentarse en un duelo de baile, donde descubren que su sueño por sobresalir y triunfar con esta pasión no solo es una realidad que nace en los barrios populares, sino también en la alta sociedad.
En el caso de Paulina Dávila, ella siempre estuvo involucrada con el baile, pues creció en Santa Marta con los carnavales a su alrededor. Practicaba coreografías para las comparsas y “de alguna forma el baile siempre ha atravesado mi vida, pero mi admiración y respeto más profundo siempre está con los bailarines que durante arduas jornadas se dedican a entrenar su cuerpo. Fue un proceso muy gratificante. A veces teníamos que preparar varias coreografías a la vez, teníamos mucha información en el cuerpo”, comenta.
La serie, producida por Caracol Televisión, llegará el próximo mes a la plataforma de streaming para mostrarles a los suscriptores una visión del mundo completamente diferente, rodeada de música, baile y sonido.