
Nora y Hae Sung, dos amigos de la infancia profundamente conectados, se separan cuando la familia de Nora emigra de Corea del Sur. / Cortesía.
Foto: Cortesía
En un último cruce del destino, al final de La La Land, Mia soporta junto a su esposo un trancón en Los Ángeles y deciden desviar el camino para cambiar de plan. El ritmo de una canción atrae a su pareja, quien la invita a seguir. Es el Seba’s Club, el nombre que ella le sugirió a su exnovio para su local de jazz. Ya tiene claro a dónde entrará y ahora, cinco años después, casada y con una hija, se encuentra sentada escuchando tocar a Sebastián, mientras imagina la vida idílica que soñó para los dos de no haber perseguido su realización como...
Por Sandra M Ríos U - CineVista Blog - @sandritamrios
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