¿Cómo llegó a ser parte de “Vecinos”?
Estaba trabajando en otro canal en ese momento. Un día me llamaron y me dijeron que querían hiciera un casting en Caracol para un personaje con Germán Porras. Yo casi me infarto, porque me moría de ganas de trabajar con él. Fui, me presenté. Desde el primer momento el casting fue un éxito total, me sentí en plena libertad por la conexión que hubo con los directores y creo que hice todo de una manera tan inocente, tan real, que desde siempre supe que ese personaje iba a ser para mí. Eso fue lo que sucedió y me disfruté a esa mujer de principio a fin.
¿Cómo recuerda a Jessica y qué le dejó este personaje a su vida?
Amo a esa mujer. Han pasado trece años en los que, a diario, a mí me dicen “Jessiquita”, “Jessica Antonieta”... es impresionante ver cómo, durante todos estos años, ella ha estado latente en mi vida. La recuerdo con mucho amor, humor y agradecimiento; ese personaje me brindó demasiadas cosas y me enseñó a ser más alivianada. A Jessica le pasó de todo lo que le puede pasar a un ser humano en este planeta, y ella todo lo recibía de una manera tan divertida, y creo que ese es un don que cualquier persona quisiera tener. Aprendí mucho de mi carrera y del profesionalismo que implica la actuación.
El atuendo de Jessica era muy particular. ¿Qué tan importantes fueron esos elementos para la construcción de su personaje?
Una cosa era la Jessica del papel, pero otra muy diferente fue la que vieron en televisión. Yo me fui enamorando tanto de esa mujer, que le fui aportando, la fui nutriendo, hasta que sentí que era real. Normalmente las antagonistas en el papel son malas, pero quise inyectarle vida a Jessica, porque ella era mucho más que eso... no sé si la gente sabe esto, pero el vestuario de todas las novelas es puesto y pago por el canal; aun así, yo me iba a comprarle ropa a Jessica con plata que salía de mi bolsillo... accesorios, bolsos, gafas, de todo. Le aporté muchísimo al personaje en cuanto a todo, de eso no hay duda.
¿Cómo recuerda su relación con Robinson Díaz y Flora Martínez en el “set”?
Fue maravillosa. La relación entre nosotros tres, y el elenco en general fue única, esa conexión se siente en la pantalla, esa química tan especial... porque todos nos apoyábamos en la preparación de nuestros personajes, nos dábamos consejos entre nosotros. El trabajo en equipo fue indispensable para lograr lo que se logró en el rating en ese momento.
¿Cómo se desmontó de su personaje al finalizar el proyecto?
Si hay un personaje que me costó dejar fue Jessica. Primero, porque creó demasiada recordación en el público... segundo, porque fue una novela que grabamos por mucho tiempo, el proyecto estaba destinado a ocho meses, y luego nos reunieron para decirnos que la novela era un éxito, y que la iban a alargar. Jessica estaba muy metida en mi chip, y cuando hice el próximo proyecto sabía que necesitaba bajarme de los tacones, así que decidí hacerme un cambio de look: me corté el cabello, me lo pinté de negro y cambié radicalmente. Tuve qué liberarme de Jessica para poder construir un nuevo personaje.
Ahora que “Vecinos” será retransmitida, ¿cree que va a cambiar la forma en la que ve a Jessica?
Debo ser muy honesta, a mí no me encanta verme en televisión porque soy muy crítica conmigo... cada que se graban las escenas me paro en el monitor, o en la cámara, veo lo que hice, y si veo que hay algo que se debe corregir, le pido al director que repitamos la escena. Pero con Vecinos me pasa algo muy diferente, y es que estoy emocionadísima por verla. No veo la hora, me pongo ansiosa, estoy feliz... y esto pasa porque Jessica es un personaje que amo, y esta vez la voy a ver, porque además la extraño y me muero de ganas de verla otra vez.
Su historia en la televisión comenzó con “Protagonistas de Novela”. ¿Se imaginaba que la vida de una actriz era como la que está viviendo?
Cuando entré a Protagonistas, no me imaginaba lo que me esperaba, No tenía ni la menor idea de la vida que iba a construir a partir de ese reality, pero si me preguntan si esto era lo que quería: sí, completamente. La misma vida se fue encargando, poco a poco, de ponerme en los lugares adecuados. Claro que he tenido momentos en los que me pregunto en qué me metí, sobre todo cuando uno sabe que al ser actriz la vida privada queda totalmente expuesta y todos opinan, pero pienso que todo vale la pena.
¿Cómo recuerda ese paso a la internacionalización de su carrera?
Siempre he sido una mujer de muchos retos, me encantan, y no les tengo miedo. Una de las virtudes que tengo es que a mí me encanta enfrentarme a situaciones que me hacen mover mi energía y me sacan de mi zona de confort. Tengo la capacidad de luchar por eso y conseguirlo, porque tengo clarísimo que todo lo que yo quiero lo puedo lograr. Cuando me fui a México lo hice muy humildemente, tocando puerta por puerta haciéndome conocer, no me importó. Hoy en día miro para atrás y digo que todo valió la pena.
¿Hay algún personaje que le haya costado construir?
Hice una serie en México que se llamó Vuelve temprano, y mi personaje era muy complicado porque la historia era muy real, con hechos muy actuales, y ella tocaba el tema del maltrato físico y psicológico a la mujer. Yo viví en carne propia lo que es el maltrato, y llegaba a mi casa bajoneada, exhausta, triste, humillada. Era una sensación tremenda, nunca me había pasado eso. Me metí tanto en el papel, que ya estaba empezando a afectarme.