Tintín, por siempre

El director Steven Spielberg creció, como millones de niños en el mundo, disfrutando de las aventuras de Tintín, leyendo los episodios del reportero sin nombre —Tintín es su apellido—, sin edad —luce como un adolecente aunque ya trabaje como un reportero—, armado con su irrenunciable búsqueda de la verdad y con su fox terrier, Milú, que para muchos no es más que la encarnación misma de su subconsciente. “Desde la primera vez que lo leí supe que Tintín y yo estábamos destinados a alguna clase de colaboración”, sentencia el director, quien junto a Peter Jackson se aventuró a darle vida al personaje de cómic creado por Hergé en 1929 para el suplemento infantil del periódico belga Le XXe Siècle .

Alentado por esta gran pasión hacia el joven que a menudo está inmerso en problemas, Spielberg hizo su primer contacto con Georges Remi —conocido mundialmente como Hergé— en 1983, y supo entonces que al artista belga lo ilusionaba la idea de dejar a su inteligente personaje en esas manos. Sin embargo, nunca se conocieron, nunca llegaron finalmente a un acuerdo. Unos meses después de ese primer acercamiento, Hergé falleció.

Muchos creyeron entonces que el personaje que había dominado las hostiles tierras de Rusia y África, que había vendido más de 250 millones de copias alrededor del mundo y había sido leído en más de 100 idiomas, nunca pisaría los gigantes terrenos del cine. Pero la esposa de Hergé, Fanny Rodwell, cumplió sus deseos y le otorgó los derechos a Spielberg. “Lo más importante era honrar a Hergé y reflejar genuinamente su sentido del color y el arte de retratar. Cada panel que hizo narra una historia en términos cinematográficos. Hay energía cinética en cada pose y cada acción, como si tratara de comprimir 24 cuadros en un solo marco, y lo lograba. Cada historia tiene la esencia de una película y ahora la podemos hacer auténticamente”, confesó Spielberg ante los medios internacionales.

La película en 3D, que se estrenó el 1º de enero en salas nacionales, se basa en el cómic ‘Las aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio’, que la editorial Juventud ha puesto en español en librerías colombianas. El cómic que inspiró el guión de la película cuenta cómo Tintín compra en un mercado de antigüedades un pequeño barco para regalárselo a su amigo, el capitán Haddock, ese personaje tan opuesto a él que a primera vista parecería el último tipo en el mundo para llevar como compañero a una aventura peligrosa, pero en quien Tintín puede ver la bondad.

Una vez Tintín compra el barco, una serie de personajes enigmáticos intentarán persuadirlo para que se los venda, incluso al doble de lo que pagó, pero con su rectitud característica, entre viñetas Tintín insistirá: “Lo siento, señor, pero este barco no se vende… Señores, he comprado este barco para regalárselo a un amigo, así que no lo venderé, les ruego que no insistan”. Dentro del barco, El Unicornio, Tintín descubrirá un secreto que lo llevará a descubrir las pistas de un gran tesoro.

“Todas las aventuras de Tintín están llenas de conceptos morales, una atmósfera de viaje y exotismo que te introducen en la grandeza del mundo y de las ideas científicas. Creo que por eso son tan importantes para millones de niños, así que deseábamos integrar toda esta riqueza en la película”, explicó, por su parte, Peter Jackson en la rueda de prensa oficial de la película.

La original mezcla que logró Hergé entre lo sencillo y lo complejo, su capacidad para lograr que la gente se reconozca con sus personajes, las aventuras llenas de misterio, suspenso político y ciencia ficción, así como sus trazos que presentan personajes de líneas sencillas en mundos exuberantes y llenos de color, han sido llevados con detalles y de la mano de una alta tecnología de los cómics a la pantalla grande. Tintín logra así, casi un siglo después de haber sido creado, conquistar adeptos con sus maneras, que son más de un hombre común que de un héroe.

El director Steven Spielberg creció, como millones de niños en el mundo, disfrutando de las aventuras de Tintín, leyendo los episodios del reportero sin nombre —Tintín es su apellido—, sin edad —luce como un adolecente aunque ya trabaje como un reportero—, armado con su irrenunciable búsqueda de la verdad y con su fox terrier, Milú, que para muchos no es más que la encarnación misma de su subconsciente. “Desde la primera vez que lo leí supe que Tintín y yo estábamos destinados a alguna clase de colaboración”, sentencia el director, quien junto a Peter Jackson se aventuró a darle vida al personaje de cómic creado por Hergé en 1929 para el suplemento infantil del periódico belga Le XXe Siècle .

Alentado por esta gran pasión hacia el joven que a menudo está inmerso en problemas, Spielberg hizo su primer contacto con Georges Remi —conocido mundialmente como Hergé— en 1983, y supo entonces que al artista belga lo ilusionaba la idea de dejar a su inteligente personaje en esas manos. Sin embargo, nunca se conocieron, nunca llegaron finalmente a un acuerdo. Unos meses después de ese primer acercamiento, Hergé falleció.

Muchos creyeron entonces que el personaje que había dominado las hostiles tierras de Rusia y África, que había vendido más de 250 millones de copias alrededor del mundo y había sido leído en más de 100 idiomas, nunca pisaría los gigantes terrenos del cine. Pero la esposa de Hergé, Fanny Rodwell, cumplió sus deseos y le otorgó los derechos a Spielberg. “Lo más importante era honrar a Hergé y reflejar genuinamente su sentido del color y el arte de retratar. Cada panel que hizo narra una historia en términos cinematográficos. Hay energía cinética en cada pose y cada acción, como si tratara de comprimir 24 cuadros en un solo marco, y lo lograba. Cada historia tiene la esencia de una película y ahora la podemos hacer auténticamente”, confesó Spielberg ante los medios internacionales.

La película en 3D, que se estrenó el 1º de enero en salas nacionales, se basa en el cómic ‘Las aventuras de Tintín. El secreto del Unicornio’, que la editorial Juventud ha puesto en español en librerías colombianas. El cómic que inspiró el guión de la película cuenta cómo Tintín compra en un mercado de antigüedades un pequeño barco para regalárselo a su amigo, el capitán Haddock, ese personaje tan opuesto a él que a primera vista parecería el último tipo en el mundo para llevar como compañero a una aventura peligrosa, pero en quien Tintín puede ver la bondad.

Una vez Tintín compra el barco, una serie de personajes enigmáticos intentarán persuadirlo para que se los venda, incluso al doble de lo que pagó, pero con su rectitud característica, entre viñetas Tintín insistirá: “Lo siento, señor, pero este barco no se vende… Señores, he comprado este barco para regalárselo a un amigo, así que no lo venderé, les ruego que no insistan”. Dentro del barco, El Unicornio, Tintín descubrirá un secreto que lo llevará a descubrir las pistas de un gran tesoro.

“Todas las aventuras de Tintín están llenas de conceptos morales, una atmósfera de viaje y exotismo que te introducen en la grandeza del mundo y de las ideas científicas. Creo que por eso son tan importantes para millones de niños, así que deseábamos integrar toda esta riqueza en la película”, explicó, por su parte, Peter Jackson en la rueda de prensa oficial de la película.

La original mezcla que logró Hergé entre lo sencillo y lo complejo, su capacidad para lograr que la gente se reconozca con sus personajes, las aventuras llenas de misterio, suspenso político y ciencia ficción, así como sus trazos que presentan personajes de líneas sencillas en mundos exuberantes y llenos de color, han sido llevados con detalles y de la mano de una alta tecnología de los cómics a la pantalla grande. Tintín logra así, casi un siglo después de haber sido creado, conquistar adeptos con sus maneras, que son más de un hombre común que de un héroe.