De niño, en Urabá, Rafael jugaba en los andenes, soñando, jugando y creando. Con esos recuerdos, la motivación y el empeño que lo caracterizan trabaja para que los niños de esa región, por décadas golpeada por la violencia, sigan soñando gracias a la escuela robótica que ha llevado a los barrios y en la que les enseña que no se aprende por un momento sino para toda la vida. Por su iniciativa, está nominado en la categoría "Tecnología y Conectividad" de Titanes Caracol 2018.