El amor a la patria desde el emprendimiento

En Bogotá y otras ciudades del país existen varios espacios que son voceros del trabajo de los emprendedores, que a diario plasman un poco de su cultura en cada cosa que hacen, y en cada producto que ofrecen.

El Espectador
20 de julio de 2018 - 02:00 a. m.
 La feria BURO tiene el objetivo de visibilizar el trabajo de personas, que con  sus talentos fabrica toda clase de objetos. / Cortesía
La feria BURO tiene el objetivo de visibilizar el trabajo de personas, que con sus talentos fabrica toda clase de objetos. / Cortesía

Al colombiano lo caracteriza su berraquera, sus ganas de salir adelante y su creatividad a la hora de crear proyectos. Frente a cualquier adversidad, las ideas sobran y la creación de nuevos productos, a partir de la necesidad, pasión, profesión o pasatiempo termina, en el mejor de los casos, en una empresa exitosa y generadora de empleo.

Más allá de la creencia que se ha venido implantando a través de los años, que profesa que “todo lo que es hecho afuera es mejor”, el emprendimiento colombiano cuenta ahora con espacios específicos para demostrarle a su gente que no es así, como es el caso de la feria Buro, y cuyo objetivo es, cada año, visibilizar el trabajo de cientos de personas que, a raíz de sus talentos y su cultura, fabrica toda clase de chécheres, que en cada material tienen un pedazo de historia y de cultura misma.

Y es que acaso, ¿quién dijo que nuestra industria está por debajo del nivel de las de otros países? Es un mito. En Colombia, los productos tienen igual o incluso mejor calidad que los que las personas suelen comprar, empezando por la ropa y terminando, sin lugar a dudas, en la gastronomía.

Por cuatro días, el Gimnasio Moderno de Bogotá se vistió de rosado. Del 12 al 15 de julio, el representativo colegio dejó de ser un lugar en el que se dan clases, y pasó a ser la sede en la que la feria Buro le abrió la puerta a miles de personas que asistieron, de manera gratuita, al lugar en el que el made in Colombia era cien por ciento real.

Accesorios, ropa, decoración, maquillaje, gastronomía y hasta las celebridades colombianas más importantes de la farándula hicieron presencia en este evento, en el que las empresas, tanto grandes como pequeñas, mostraron su talento a través de sus productos.

Y es que la Feria no solo acogió marcas ya reconocidas, sino que también recibió a diseñadores, como Juan Pablo Socarrás, que trabajan con poblaciones vulnerables, y que, a través de sus productos, busca recatar la cultura de su lugar de origen, muchas veces olvidado por los colombianos.

El diseñador, inspirado por varias experiencias propias, decidió rescatar la cultura de los rincones más recónditos de Colombia, como es el caso de Cucunubá, en Cundinamarca, o algunos sectores de La Guajira, entre otros.

Lo valioso de dar a estas personas un reconocimiento, tanto a nivel nacional, como internacional, es algo que Socarrás ama hacer, sobre todo porque las artesanías tienen un significado y llevan en sí mismas un pedacito de la cultura colombiana.

 

Este tipo de espacios, que promueven y dan a conocer el trabajo elaborado por colombianos de diferentes ciudades y municipios, les da a las personas del común la oportunidad de conocer su propia cultura, y darse cuenta que, lo que está hecho aquí tiene en su interior una parte importante de lo que somos y nos representa, además de bindar nuevas oportunidades a pequeños empresarios que, con el tiempo, se convierten en referentes importantes en el exterior.

Por El Espectador

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