En medio de la conversación, fácilmente podía olvidar a ratos la razón por la que estaba ahí. De hecho, hubiera elegido parar la grabación, guardar el bolígrafo y la libreta, decirle al fotógrafo que dejara de disparar, que la entrevista no se iba a realizar y pedirle a ella que saliéramos por un café y que, después del primer sorbo, las preguntas ojalá se dieran en dos direcciones.
Por Duver Alexander Pérez
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