Hablemos de arte

‘Cat Dog’, de María Elisa Duque.

Foto: Carlos Duque

- ¿Cómo llegaron al arte? Primeros pasos, primeras obras que los impactaron.

María Jimena Herrera: Desde niña me gustaron el dibujo, la pintura y las manualidades. Me formé en escuelas e institutos de arte. La primera obra que me impactó fue el Guernica: ver ese cuadro en vivo fue una epifanía.

María Elisa Duque: Yo comencé estudiando mercadeo y publicidad. Después de tres años me retiré; siempre me llamó más la atención la fotografía. De chica llevaba una cámara compacta en mi morral. Les hacía fotos a mis amigos y a objetos que me causaban curiosidad. Siempre fui fotógrafa, pero me demoré un poco en darme cuenta. Mi papá, Carlos Duque, es fotógrafo, lo cual seguramente influyó. Profesionalmente me he dedicado más al trabajo comercial, aunque siempre estoy desarrollando paralelamente al menos un proyecto personal. De manera comercial hago fotografía de moda, retratos y publicidad.

Andrés Valles: Por la asignatura de historia del arte, cuando estudiaba diseño de arquitectura e ingeniería.

- ¿Qué dijeron sus papás cuando supieron que querían dedicarse al arte? ¿Apoyo o rechazo inicial?

M.J.H.: Me dijeron que podría ser un camino difícil, pero que si eso era lo que me apasionaba seguro me iba a ir bien.

M.E.D.: Mi madre, que es una empresaria, estaba muy preocupada por mi futuro y lloró mucho cuando le conté. Mi padre es publicista y fotógrafo, así que estaba feliz.

A.V.: Al comienzo no estuvieron de acuerdo, pero con el tiempo tuvieron que hacerse a la idea.

- ¿Cómo es la experiencia de pasar hoy en día por una facultad de arte? ¿Qué aprendieron, qué critican?

M.J.H.: No falta el profesor que se lo toma muy a la ligera. Y criticaría la falta de compromiso de muchos estudiantes.

A.V.: El haber estudiado artes generó en mí experiencias significativas en torno a la percepción del mundo.

- Con respecto a la fotografía: ¿hay cierta nostalgia por las técnicas y los procedimientos antiguos?

M.E.D.: En la universidad sólo trabajé con película, y pasaba largas horas en el cuarto oscuro revelando y ampliando. A excepción del uso de cámaras Lomo, desde hace años no hago fotografía analógica; me he enfocado en el formato digital. Hay cosas del cuarto oscuro que extraño, pero de lo digital me gusta la inmediatez y que no hay tanto desperdicio de papel y químicos. Disfruto ver la materia prima de las fotos instantáneamente, aunque desde la toma hasta que salga una imagen impresa hay un proceso parecido al de revelar y ampliar.

- Y en un mundo en el que todos toman fotos, ¿qué debe tener una fotografía para que sea arte?

M.E.D.: Para mí es indispensable que se comunique algo, que haya una exploración, una reflexión y un proceso. La fotografía sólo es un medio más para expresarse. Una fotografía se vuelve arte cuando está contando una historia, cuando está planteando una reflexión, explorando algo. Los coleccionistas están entendiendo cada vez más que la fotografía también es una buena inversión como arte.

- Con respecto a la pintura y la técnica mixta: ¿por qué una técnica y no otra?

M.J.H.: La pintura como medio de trabajo es muy importante, pero lo que más me interesa es hacer pintura sin pintura, es decir, llegar a imágenes pictóricas sin usar los pigmentos clásicos como medio.

A.V.: La técnica surge luego de concebir la idea del proyecto u obra. La selección la da el proceso.

- ¿Hoy qué tan importante es el discurso detrás de las obras de arte contemporáneo?

M.J.H.: Para mí, demasiado importante. Las formas deberían decir más que el discurso.

M.E.D.: Hoy en día es muy importante, más allá de la técnica o el oficio.

A.V.: Más que discursos hay narrativas.

- Sobre el mercado del arte: ¿ustedes, siendo jóvenes, piensan en eso recurrentemente? ¿Cómo ven el panorama?

M.J.H.: Esta es una de las preguntas más frecuentes que me hago, y aunque sí hay señales para sentirse optimista, creo que el país no da las suficientes oportunidades para que la gran mayoría de artistas logre vivir del arte.

M.E.D.: Bogotá se está volviendo cada vez más un epicentro del arte. Artbo y las ferias simultáneas atraen compradores y coleccionistas internacionales. Además se están realizando diferentes tipos de convocatorias que abren espacios para la exploración artística, como Flora Ars+Natura o Lugar a Dudas en Cali. Lo veo esperanzador, siento que este mercado en Colombia está creciendo y están surgiendo nuevas oportunidades para los artistas emergentes y espacios valiosos para los espectadores, para que ellos vean, aprendan y compren.

A.V.: No sólo como artista sino como ser humano, creo que no se justifica producir para vender. Se tiene que hacer lo que se quiere hacer, para sentir satisfacción. Paulatinamente llegan las ganancias, incluso las que trascienden lo económico.

- ¿Qué representa para ustedes participar en esta feria específica?

M.J.H.: Aunque no es la primera vez que expongo fuera de la universidad, sí es la primera vez que mis obras efectivamente se van a vender. Ha sido absolutamente satisfactorio, aplaudo las iniciativas de este tipo para artistas emergentes.

M.E.D.: La Feria del Millón me parece valiosa porque su modelo de negocio permite que las obras sean más asequibles para los compradores. Los nuevos y viejos coleccionistas tienen la oportunidad de ver una selección de artistas a los que se les destina el 100% de la venta. Además, presenta también lo que está sucediendo, lo más nuevo, lo más joven, lo más fresco del arte en Bogotá.

A.V.: Es una oportunidad de mostrar mi producción y pensamiento.

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