Escribir es un acto de belleza. La unión de los términos siempre evoca sonidos compuestos que trasgreden la imaginación y conforman nuevos y mejores mundos. En general, se escribe haciéndole gala a la beldad, a estímulos que provoquen en los sentidos armonía y placer. Pero A veces no. Hay escritos que ponen en tela de juicio el concepto (algo curtido) de lo que llamamos bello. Otros escritos que nos enfrentan con realidades que a pesar de ser las más comunes terminan siendo las más olvidadas. Y de repente esos escritos se convierten en historias que le dan cuerda al mundo.
La historia de José puede ser un relato de muchos en Colombia. Un hombre común. Una familia que no supera el estrato tres. Un hombre “feo”. Pero, a pesar de estas simplicidades que parecen corrientes ante cualquier sublevación, José dejó de ser un feo cualquiera para convertirse en el Rey, “El rey de los feos” ahora lo llaman.
En Marinilla, Antioquia se realiza el certamen que corona al hombre más feo y José se llevó el título, el premio. El periodista Juan Camilo Gallego Castro relata para Frontera D. la historia de José de Jesús Bedoya “Carepulido” el cuarto rey de los feos de Colombia.
“No quiere saber del momento en el que se convirtió en el cuarto rey de los feos en Colombia. A veces, cuando desea recordar ese día su mente se mantiene como un libro del que solo conocemos el inicio y el final. Todas las escenas de la larga noche, antes de ser rey, son una historia olvidada, un recuerdo tachado; intenta decir algo pero luego desiste y niega con la cabeza y no afloran palabras, ni acompañantes, ni sonrisas que desparramó como flores sobre el público cuando caminaba de la mano de una modelo. Su recuerdo, el único y vívido recuerdo es un video en el que se ve de nuevo como rey”, escribió el periodista.
(Lea aquí la historia completa)