Aprovechando su gira de conciertos en Brasil, Justin Bieber decidió organizar una fiesta la madrugada del pasado domingo en la mansión que ha alquilado en Río de Janeiro, donde invitó a alrededor de 30 seguidoras que había conocido la misma noche en una discoteca.
Para amenizar la alocada velada junto a sus fans, el popular cantante hizo un abundante pedido de comida rápida, así como de todo tipo de chocolatinas y golosinas, aunque no permitió que ninguna de sus invitadas sacara ninguna fotografía del momento, ya que decidió confiscar todo tipo de dispositivos móviles y les obligó a firmar un contrato de privacidad.
"Conocí a Justin en la zona privada de la discoteca Zax y después fui con un montón de chicas más a su casa frente a la playa. Era una mansión increíble. Pero no pudimos sacar fotos porque tuvimos que firmar un contrato de privacidad", reveló una fuente al portal Ego.Globo.com.
Otra invitada a la fiesta de Justin fue testigo de la desorbitada cantidad de comida que el intérprete distribuyó por todo el complejo y también de la gran autoestima del ídolo adolescente.
"Había un montón de dulces en las mesas al lado de la piscina, en la terraza y en el salón. Pero lo más llamativo de la noche fue cuando Justin gritó que era el rey del mundo antes de tirarse a la piscina con dos chicas", reveló al diario Daily Mirror.
De su estadía en Río de Janeiro también se supo que Bieber y un amigo pasaron más de tres horas en un club para adultos de nombre Centauros. El New York Post publicó una foto donde se va a una persona envuelta en una sábana, pero que tiene un tatuaje similar al del cantante y unos que tenis de uso exclusivo de Beiber.
En Bogotá, donde cantó la semana pasada, Justin Bieber también habría ido a un club para adultos, pero el mayor escándalo lo protagonizó al pintar grafitis en la Calle 26.
Nota del editor: Esta nota fue modificada para retirar el nombre de una menor de edad.