La sudadera que le regalaron a Madonna terminó en la basura
La prenda decorada con motivos folclóricos, fue un regalo de la primera dama de Estonia, Evelin Ilves.
Agencia EFE
El agente de Madonna tiró a la basura la sudadera decorada con motivos folclóricos que la primera dama de Estonia, Evelin Ilves, había regalado a la cantante tras su actuación en Tallin el pasado 4 de agosto.
El organizador del concierto, Peeter Rebane, relató en el portal Elu24.ee que Madonna se negó a entrevistarse con la esposa del presidente estonio, Toomas Hendrik Ilves, por lo que él entregó el regalo al agente de la estrella estadounidense.
El agente observó la prenda con una "mueca de desprecio" y la arrojó a la basura sin siquiera mostrarla a Madonna, comentando que "a estrellas de tal calibre no se le regalan semejantes tonterías", aseguró Rebane.
La historia la confirmó al portal uno de los empleados de la sala de conciertos, quien dijo que al día siguiente al concierto el pantalón negro del chándal lo vestía un barrendero serbio que limpiaba las instalaciones.
La primera dama de Estonia decidió obsequiar a la superestrella con ese original regalo por ser ambas amantes de la vida sana y por admirar la "magnífica forma física" de Madonna, según explicó antes del concierto la consejera de la Presidencia, Kristel Peterson.
La diva del pop actuó en ese país báltico en el marco de su gira mundial "Sticky & Sweet", y las 70.300 entradas se agotaron en marzo en poco más de 24 horas.
El agente de Madonna tiró a la basura la sudadera decorada con motivos folclóricos que la primera dama de Estonia, Evelin Ilves, había regalado a la cantante tras su actuación en Tallin el pasado 4 de agosto.
El organizador del concierto, Peeter Rebane, relató en el portal Elu24.ee que Madonna se negó a entrevistarse con la esposa del presidente estonio, Toomas Hendrik Ilves, por lo que él entregó el regalo al agente de la estrella estadounidense.
El agente observó la prenda con una "mueca de desprecio" y la arrojó a la basura sin siquiera mostrarla a Madonna, comentando que "a estrellas de tal calibre no se le regalan semejantes tonterías", aseguró Rebane.
La historia la confirmó al portal uno de los empleados de la sala de conciertos, quien dijo que al día siguiente al concierto el pantalón negro del chándal lo vestía un barrendero serbio que limpiaba las instalaciones.
La primera dama de Estonia decidió obsequiar a la superestrella con ese original regalo por ser ambas amantes de la vida sana y por admirar la "magnífica forma física" de Madonna, según explicó antes del concierto la consejera de la Presidencia, Kristel Peterson.
La diva del pop actuó en ese país báltico en el marco de su gira mundial "Sticky & Sweet", y las 70.300 entradas se agotaron en marzo en poco más de 24 horas.