Galder Gaztelu-Urrutia, director de "El hoyo", explica el final de la película

El filme es una distopía piramidal, en la que una serie de personas son encerradas en diferentes niveles y todas deben compartir el alimento, lo que implica que aquellas que estén en las primeras plantas acaben con casi todo, mientras que los que están en los pisos más bajos se quedan sin nada.

CulturaOcio - Europa Press
31 de marzo de 2020 - 12:06 p. m.
Imagen de "El Hoyo". Netflix
Imagen de "El Hoyo". Netflix

Esta nota contiene spoilers. El hoyo sigue arrasando en Netflix. La ópera prima de Galder Gaztelu-Urrutia hizo historia al ser la primera producción española en convertirse en la más vista de la plataforma en territorio norteamericano. Entre lo más comentado de la cinta está su final, que ha dado pie a múltiples interpretaciones. Por eso, el director español quiso explicar sus intenciones con ese desenlace tan ambiguo.

El filme es una distopía piramidal, en la que una serie de personas son encerradas en diferentes niveles y todas deben compartir el alimento, lo que implica que aquellas que estén en las primeras plantas acaben con casi toda la comida, mientras que los que están en los pisos inferiores se quedan sin nada, fomentando así un sistema en el que los que están más abajo acaban sucumbiendo a sus instintos más básicos. Además de ser un círculo vicioso, ya que los cautivos cambian de nivel al azar de forma mensual.

Su final es lo suficientemente abierto para dejar varias interpretaciones, la más optimista es en la que el protagonista, Goreng (Iván Massagué), ayudado por Baharat (Emilio Buale), consiguen que una niña, la hija de Miharu (Alexandra Masangkay), que está escondida en el nivel más bajo de todos y aparentemente bien de salud, logre subir al nivel 0. Ella se convierte en el "mensaje".

Esto se ha interpretado como la forma en la que son las nuevas generaciones las que tienen la oportunidad de cambiar ese sistema desigual. Sin embargo, Gaztelu-Urrutia lo planteó desde una mirada diferente. "Para mí, ese nivel más bajo (el 333) no existe. Goreng está muerto antes de llegar y eso es solo su interpretación de lo que sintió que tenía que hacer", declaró el español en una extensa entrevista para Digital Spy.

Aunque puede percibirse una dura crítica al sistema capitalista, el realizador no quiso confirmar, como tampoco desmentir, que esa sea la interpretación correcta. "Realmente, creemos que puede haber una mejor distribución de la riqueza, pero la cinta no trata estrictamente del capitalismo", explicó.

"Puede haber una crítica al capitalismo desde el inicio, pero mostramos que tan pronto Goreng y Baharat prueban el socialismo, intentando convencer a los otros prisioneros de compartir voluntariamente su comida, acaban matando a la mitad de esas personas, a las que se supone que deben ayudar", agregó el realizador español.

"Al final, el problema surge cuando intentas exigir la colaboración y ver que no hay grandes logros. Goreng hace lo que se propuso hacer, llevar la panna cotta al nivel más bajo, pero no cambió sobre su opinión de compartir el resto de la comida", añadió.

Finalmente, el cineasta Gaztelu-Urrutia deja que el público sea el que interprete el final como mejor considere, algo evidente al ser tan ambiguo. "Quería que estuviese abierto a que se interpretase de múltiples formas, incluso que los que están en el nivel más superior lleguen a preocuparse de lo que sucede en el hoyo. Realmente, rodamos un desenlace diferente al que se ve, pero decidimos descartarlo", detalló.

Por CulturaOcio - Europa Press

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