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Vicky Dávila, la reportera sin descanso

A los nueve años de edad, Vicky decidió que quería ser periodista.

Redacción Medios
22 de febrero de 2016 - 06:48 p. m.

El 2016 empezó bien para Vicky Dávila. Había cerrado 2015 con el sinsabor de una serie de amenazas contra su vida por cuenta de una investigación que involucraba a agentes del estado en una supuesta red de prostitución dentro de la Policía. Pero con la llegada del año nuevo la periodista vallecaucana tomaba un nuevo aire y fue así como el 9 de febrero, resultó galardonada por el Circulo de Periodistas de Bogotá con el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de radio por su investigación ‘La mala hora de la Policía’, en la que denunció, precisamente, la existencia de la red de prostitución en la institución.

El premio, que recibió vestida de negro, parecía un espaldarazo a su labor. Sin embargo, la dicha no fue muy larga. Ocho días más tarde, Dávila renunció a la dirección del noticiero de la mañana de La FM Radio. El motivo: los mismos que la habían aplaudido cuando recibió el CPB –y mucha gente en las redes sociales y el presidente de la República y hasta los dueños del conglomerado para el que trabajaba- se le vinieron encima por publicar un video en el que Carlos Ferro, entonces senador, tiene una conversación sexualmente explícita con el coronel Anyelo Palacio, uno de los denunciantes de la presunta red de prostitución.

Cuando el canal RCN hizo su primera trasmisión como canal privado el diez de junio de 1998, Vicky Dávila estuvo allí. Noche a noche, el país que estaba a punto de elegir a Andrés Pastrana como presidente se acostumbró a su rostro en el noticiero del nuevo canal. Más tarde se acostumbraría a su voz, esa que durante nueve años saludó a todo el país político y que, desde el pasado miércoles, no suena en La FM. (Lea: Vicky Dávila renuncia a La FM)

A los nueve años de edad, Vicky decidió que quería ser periodista. Solía narrar trágicas historias en una grabadora vieja que pertenecía a su madre, Luz Aida Hoyos. Cuando no estaba informando noticias imaginarias, Victoria Eugenia Dávila cantaba. Fue, tal vez, lo único que le heredó a su padre, Gustavo Dávila, un bohemio con ganas de ser el próximo Carlos Gardel.

Cuando sus padres se separaron, en medio de una difícil situación económica, Vicky se instaló en casa de su abuela en Cali, a 69 kilómetros de su natal Buga. Cada día lavó el único uniforme y el único par de medias que tenía para ir al Colegio Batallón Pichincha. Luego su madre mandó a traerla de vuelta.

Allá en Buga cantó de nuevo, con sus primos creó un grupo que llamaron El trío Luis A. Calvo y Victoria Eugenia. Grabaron unas cuantas canciones y luego, así como entonó las primeras notas por puras ganas de hacerlo, un día, porque así lo quiso, no cantó más. Entonces terminó el colegio y buscando algo “que sirviera” empezó a estudiar ingeniería industrial. Recordó las tardes con el viejo aparato grabador en la mano. Un año más tarde, abandonó la carrera y se presentó a comunicación social y periodismo.

Con plata que prestaba y pagaba al final del semestre, empezó en la Universidad Autónoma de Occidente (Cali). Las cámaras de Telepacífico enfocaron el rostro de la joven de 19 años y por primera vez Vicky Dávila apareció en los televisores negros y panzones de los vallecaucanos. Después de un corto tiempo se convirtió en el rostro del noticiero del Senado, El Senado Hoy. Dos años más tarde abandonó el Valle y llegó a Bogotá.

Iba sola en el bus que la llevó a la capital a finales de 1994. En pocos días estaba presentando Noticias TV Hoy. Luego entró a QAP, donde cubrió orden público. Quienes la conocieron, aseguran que era imparable como reportera. Incautaciones, capturas, bombardeos, tiroteos. El país convulsionaba y allí estaba ella, imparable.

El vértigo de la noticia diaria formó a la Vicky Dávila que llegó Washington a cubrir Casa Blanca y Departamento de Estado, cuando el país se tambaleaba en medio del Proceso 8.000. Regresó a Colombia a finales de los noventas, tras su contratación en RCN televisión el 2 de febrero de 1998: antes de que el canal recién privatizado saliera al aire por primera vez.

En el seno de RCN construyó su carrera, y presentó hasta 2014 la polémica sección del Noticiero llamada La Cosa Política. Un año antes, en el 2013, había recibido un Premio Simón Bolívar a mejor entrevista en radio, por su trabajo “Me siento encarcelado en un cuerpo de mujer”. En agosto del año pasado se despidió de los televidentes que sintonizaban las noticias de las siete de la noche en RCN.

Se fue en medio de una controversia sobre supuesto deterioro de su relación con Claudia Gurisatti, quien ese año se había convertido en directora del informativo. Le dolió que la relevaran de la labor de presentadora de la emisión estelar del informativo de televisión. Era el primer paso para su salida definitiva del grupo periodístico en el que vivió los años estelares de su carrera, pero eso aún estaban lejos de imaginarlo ella y sus oyentes de La F.M.

Salió de la pantalla y se dedicó por completo a la radio sin dar tregua en la investigación sobre la prostitución en la Policía, que se había convertido en una obsesión profesional, en su gran reto. El desafío a desenmascarar y frente al cual parecía decidida a llegar hasta el final. Para su pesar, fue el tema o su empeño en aquel, lo que la llevo a su propio final en La FM.

El jueves posterior a su salida, el conglomerado mediático perteneciente a la familia Ardila Lulle, en el cual trabajó Dávila durante 17 años, emitió un escueto comunicado en el que afirmó que “las directivas de la empresa expresan su gratitud por estos años de trabajo y dedicación”. Esta vez, Vicky Dávila no tuvo tiempo para decir adiós.

Por Redacción Medios

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