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Andrés Cepeda, “online” desde la Catedral de Sal de Zipaquirá

“Sal de la tierra” es el nombre del concierto virtual del cantante y productor desde este emblemático lugar. El artista habló sobre los desafíos del montaje para este evento, en el que tendrá el respaldo de tres formatos instrumentales.

02 de octubre de 2020 - 02:00 a. m.
Andrés Cepeda dice que la acústica de la Catedral de Sal de Zipaquirá es óptima para realizar un concierto en la profundidad. / Archivo Particular
Andrés Cepeda dice que la acústica de la Catedral de Sal de Zipaquirá es óptima para realizar un concierto en la profundidad. / Archivo Particular

¿Qué va a encontrar el público en el concierto virtual “Sal de la tierra”?

Estamos comenzando una reactivación de manera paulatina. Todos estos meses nos han servido para tener ideas nuevas, y en el caso puntual de este evento, estábamos buscando un escenario donde pudiera hacerse nuevamente un concierto, pensando en las condiciones de ahora, que son bien particulares. Nos dimos cuenta de que uno de esos lugares era la Catedral de Sal de Zipaquirá, que normalmente tiene miles de visitantes que asisten a la peregrinación, los que quieren conocer las minas, entre otras cosas, y ahí encontramos una oportunidad única para ir a hacer un montaje especial para Sal de la tierra. Hicimos pruebas, ensayos, el ambiente favorece, la acústica funciona perfecto y todo resultó muy bien.

La Catedral de Sal y la voz de Andrés Cepeda se fusionaron para alejarse un poco de la situación atípica que estamos viviendo. ¿Por qué escogieron este lugar sagrado?

Primero, porque visualmente es alucinante, es un escenario muy especial; segundo, porque acústicamente tiene particularidades increíbles. Son unas bóvedas donde al amplificar el sonido se escucha maravilloso, así que los instrumentos hacen el juego perfecto con este espacio, y tercero, porque a mí de pequeño me llevaron a conocer la catedral, y a mi abuelito, que era precisamente de Zipaquirá, y me impactó muchísimo. Se me quedó en la memoria esa visita.

Va a recorrer distintas estaciones de la Catedral de Sal de Zipaquirá y va a tener tres formatos instrumentales diferentes allí. ¿Cuáles serán?

Cuando fuimos a hacer el reconocimiento del lugar nos empezamos a dar cuenta de que había muchos espacios que aprovechar. Existe una nave principal, unos corredores increíbles, un espejo de agua fabuloso y dijimos: por qué no, tengamos tres escenarios diferentes, uno en donde pongamos el formato de banda, que son las canciones más rock, estilo Día tras día o Desesperado; otro escenario que es el espejo de agua, que además es bellísimo y ahí va a sonar toda la parte acústica, donde están los boleros, las baladas, la música más suavecita, y luego regresamos a un espacio más grande en donde hacemos toda la parte tropical, tratando de reunir todos los sonidos que han sido parte de mi carrera musical. Armamos popurrí, pegamos canciones, y así concebimos el desarrollo del proyecto.

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Este concierto es muy simbólico, sobre todo en esta actividad musical de ahora, desde la profundidad, es decir, desde la esencia, desde lo profundo, como usted mismo lo dice desde “la necesidad de reemerger” ¿Por qué?

Es un simbolismo. Creo que todos hemos estado escondidos, protegidos, resguardados, muy encerrados, y este concierto es una oportunidad para regresar a la luz, a la tierra, volver otra vez a la superficie, por decirlo de alguna manera. Finalmente es lo que todos estamos haciendo en nuestras vidas. Además, ser sal de la tierra significa ser alguien que es capaz de transformar y afectar de manera positiva su entorno y a la gente que tiene al lado. Ahora que estamos regresando a la superficie, a ser quienes éramos, sería bueno volver con algunas lecciones aprendidas, que nos hagan ser mejores.

“Sal de la tierra” implica un montaje también teatral, ¿le ha servido para pensar de manera más visual sus shows?

Un concierto como este es singular de muchas maneras. Sé que muchos colegas ya han vivido la experiencia de estar en conciertos desde la virtualidad, conectados con su público, haciendo música, y es un poco loco porque tienes que imaginarte a la gente, al público y tienes que regresar en tu mente y en tus recuerdos a esos momentos que viviste muy especiales: un escenario lleno de personas gritando y aplaudiendo, por ejemplo. Tienes que recrearlos en la mente e imaginarte que están ahí, aunque no estén. En el caso particular de la Catedral pues está en silencio, solamente hay música, entonces hay que hacer el esfuerzo, el ejercicio que hace el actor de traer cosas de su pasado, ponerlas en el presente para revivirlas y en eso consiste esto un poquito. Me daba cuenta en los ensayos que hay que jugar a cerrar los ojos, imaginarse que el coliseo está lleno y así…(risas).

¿Cómo podría describir la acústica de la Catedral de Sal de Zipaquirá?

Pasa una cosa muy interesante. Por un lado, las bóvedas son muy altas, los muros son gigantes, las alturas son tremendas, pues hay unas grandes distancias. Pero estos muros no son de piedra caliza, no son de mármol, no son de granito, son de sal, y los instrumentos suenan de manera natural dentro de este espacio. Eso es increíble. El ingeniero de sonido nivela todo y resulta una experiencia muy cómoda, porque al estar los instrumentos sonando de manera natural es muy fácil capturar cada detalle para hacer la transmisión. El hecho de no tener amplificación resulta que funciona muy bonito.

¿Cómo ha sido el recorrido de “Trece”?

Estoy muy contento. Es un álbum que tiene etapas diferentes, casi tres años de todo el proceso. Haber tenido la experiencia de lanzarlo en medio de la pandemia es algo de lo que no me arrepiento. Creo que valió la pena presentar la música en ese momento, y me siento contento porque es un disco que muy pronto recibió cuádruple disco de platino, es un disco que suma casi 500 millones de visualizaciones. Además. ha llegado a muchas partes, a muchas radios, a mucha gente en su casa y que particularmente ha acompañado a mucha gente ahorita, en estos últimos meses y yo me siento muy satisfecho, no solamente por los alcances que ha tenido el disco, sino de haberlo hecho y de haberlo hecho como lo hice.

¿Qué viene para Andrés Cepeda?

Estoy feliz de anunciar que por fin este 22 de octubre saldrá nuestro contenido digital de la gira de Poligamia, de los 20 años de Mi generación. Es un material donde recopilamos las dos giras que hicimos hace un par de años y que tiene algunas de las canciones más importantes de nuestro repertorio. Para Navidad voy a lanzar otro disco que se va a llamar Guitarra y voz, que es un concierto que grabamos en el teatro Colón, y para febrero estaré presentando el primer sencillo de lo que por ahora llamaremos Catorce (risas), no sé cómo se va a llamar el álbum. Es el primer sencillo de este nuevo proceso que ya tiene varias canciones y que trae muchas sorpresas para el público.

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