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Antes de 1994 las bandas tenían que crear sus propios espacios. La música se escuchaba en bares donde las personas podían explorar sus gustos lejos del temor de la marginalidad, que para entonces, el género representaba.
El país vivía una de sus etapas más fuertes de la guerra. Por cuenta del narcotráfico, en las calles se sentía la desilusión de un Estado en crisis y los jóvenes que se enfrentaban todos los días a esa realidad encontraron en el rock un espacio para desahogarse.
Con el inicio de Rock al Parque, se creó el espacio para que los amantes de ese género musical tuvieran un lugar entretenimiento gratuito y las bandas una plataforma para experimentar en la escena profesional.
Tres testigos de las primeras ediciones del festival narran como fue la experiencia de encontrar, por fin, un espacio para acercarse a la música de forma sana y sin etiquetas.
Así fue el primer Rock a Parque: