Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El punk es un movimiento cultural infravalorado, pues tanto los músicos como sus sonidos estridentes se caracterizan por representar el estereotipo de “vago sin oficio” o el punk como sinónimo de violencia. Nada más alejado de la realidad. Esta subcultura ha sido víctima de la moda, el mercado y la publicidad, campos desde los cuales nacieron los prejuicios contra todo aquel que se opusiera a sus costumbres e ideologías dominantes. Sin contar que este movimiento también ha sido fuente de inspiración para renovar la industria y su mercancía.
Lo anterior es una invitación a cuestionar su propia percepción acerca de esta subcultura, o género musical, para hablar tan solo de este. Colombia tuvo su primer encuentro con el punk en los años 80, uno de los momentos más violentos para el país. Se estima que las primeras bandas nacionales surgieron en Medellín durante 1978, y desde ese año hasta finales de los 90 tuvo su época de oro. Nacieron bandas como Peste Mutantex, Morgue e I.R.A., mencionando solo algunas, influidas por sonidos ingleses y estadounidenses del mismo género, antes de la llegada de internet.
Este momento histórico favoreció a los músicos en general para capitalizar su trabajo, sobre todo en países como EE. UU., ya que tuvieron la oportunidad de divulgar sus sonidos de manera análoga y quien quisiera escucharlos solo tenía que comprar sus discos o esperar atentamente frente a la radio. Dos ejemplos de esto son Bad Religion y The Offspring, dos de las agrupaciones emblemáticas de la escena punk californiana. Conformadas en 1980 y 1984 respectivamente, siguen vigentes gracias a los éxitos y seguidores consolidados antes del surgimiento de Napster.
Para la sorpresa de muchos, un rockstar, o mejor, una estrella punk como Greg Graffin, vocalista de Bad Religion, también es docente de Ciencias en la Universidad de California, en Los Ángeles. Ha dedicado su vida a la música, la academia y al punk, cuya esencia es cuestionarlo todo. Graffin reivindica este movimiento cultural definiéndolo, desde su experiencia y conocimiento en un ensayo llamado Manifiesto punk, como “la expresión personal de la singularidad que proviene de las experiencias de crecer en contacto con nuestra habilidad humana para razonar y plantear preguntas. Un movimiento que sirve para refutar las actitudes sociales que se han perpetuado a través de la ignorancia voluntaria de la naturaleza humana. Debido a que depende de la tolerancia y rechaza la negación, el punk está abierto a todos los humanos. Existe un elegante paralelismo entre la dependencia punk frente a puntos de vista y comportamientos únicos y nuestra propia predisposición genética natural hacia la singularidad”.
Por otro lado, Dexter Holland, vocalista de The Offspring y doctor en Biología molecular de la Universidad del Sur de California, agradece al punk, pues lo considera fuente de su inspiración para conformar la banda. “El punk nos enseñó cómo vivir nuestras vidas, cómo salir y conseguir lo que queremos. Esto no es solo tomar lo que recibes, sino cambiarlo para mejor. Todo eso caló mucho en nuestros corazones”, dijo Noodles, guitarrista de The Offspring a El Comercio, de Perú.
En la música existen numerosos ejemplos de artistas como Graffin o Holland, que han participado activamente en la escena sin que esto los haya convertido en “vagos sin oficio”. Personajes como ellos dejan claro que el punk no se trata de la ropa que usa, el peinado que lleva o la música que escucha, esto solo es el estereotipo en el que han convertido un profundo y filosófico estilo de vida.
The Offspring y Bad Religion en Bogotá. Octubre 31, a partir de las 11:00 p.m. Royal Center. Información: eTicketaBlanca.com