Carlos Rivera no es un artista pop común y corriente; desde muy pequeño comenzó a interesarse por el mundo de la música y no perdía la oportunidad de cantar en cualquier sitio que le permitiera mostrar su talento. En su pueblo natal ubicado en Tlaxcala, México, interpretaba canciones de varios artistas e incluso algunas composiciones propias.
Con el tiempo, fue dándose cuenta de todo lo que tenía para ofrecer, pero en ese momento de su vida, cuando ya era un adolescente, las oportunidades en el mundo de la música eran bastante escasas. Las pocas garantías no lograron frenarlo ni mucho menos hacerlo renunciar a su más grande sueño: cantar, así que decidió, por sus propios medios, comenzar a organizar conciertos, buscar personas que estuvieran interesadas en patrocinarlo y generar, poco a poco, un reconocimiento. “Yo empecé a hacer canciones que me nacían del alma y estoy seguro de que cuando ganas una guerra, lo que más ganas es valor para poder seguir luchando las que siguen. Yo creo que ese valor yo lo he ido consiguiendo a través de la experimentación con las canciones y sus letras”, contó Carlos Rivera.
A lo largo de su vida, el cantante ha experimentado varias disciplinas que le han ayudado a encontrar su identidad como artista y el teatro musical fue una de ellas. “Estoy seguro de que yo no sería el artista que soy ahora si no hubiera hecho teatro musical, porque me obligó a prepararme mucho más. La primera vez que me invitaron a participar en una obra, que se llamaba Bésame mucho, yo veía a mis compañeros y todos habían estudiado en Nueva York o en Londres, o tenían sus propias clases de ballet, y yo no tenía nada de eso”, dijo.
Justo ahí, en ese momento en el que comenzó a probar cosas nuevas, se dio cuenta de que lo que tenía, más que ser un simple talento, era un don. En 2004, después de una lucha incansable, logró participar en La academia, un reality televisado por TV Azteca, del cual resultó siendo campeón en la tercera generación.
En 2007 lanzó su primer álbum, titulado Homónimo, con el que logró vender un poco más de 30.000 copias y posicionarse como uno de los cantantes de pop más escuchados en todo México después de ganar el Disco de Oro, pero solo hasta el 2011 consiguió realmente su internacionalización gracias a una obra de teatro basada en la película de Disney El rey león.
Después de este gran éxito, en 2013 lanzó su tercer álbum llamado El hubiera no existe, en el que grabó un sencillo en colaboración con Franco de Vita. Por esos años estuvo involucrado en el mundo de la actuación, pero nunca descuidó la música.
Sin duda todos esos años estuvieron marcados por el gran esfuerzo que Carlos Rivera le puso a cada etapa de su carrera, pero entre 2016 y 2017 su vida dio un giro de 180 grados. Lanzó Yo creo, su cuarto álbum, que también ganó un Disco de Oro en su país natal y tuvo una gran acogida por parte de su público, y en noviembre de 2017 llegó la canción que le abriría las puertas a otras oportunidades mucho más grandes: Recuérdame, de la película Coco.
“Aunque yo no escribí la canción, que ya me hubiera gustado ser yo el autor, pareciera que yo lo hubiera hecho, porque es el tipo de canciones que yo escribo. Cuando Disney me eligió me dijeron que había muchas razones de por medio; la primera, que me llamo Carlos Rivera y tengo el apellido de la familia que desarrolla toda la historia, la segunda, que la familia Rivera de la película es de un pueblo, al igual que la mía, y la tercera, que Miguel quería dedicarse a la música y su familia no estaba de acuerdo; todo eso me pasó a mí”, comentó el artista entre risas.
Recuérdame marca un antes y un después en la vida profesional de Rivera, quien este año lanzó su quinto álbum titulado Guerra, con el que se presentó tres noches consecutivas en el Teatro Nacional de Ciudad de México, agotando boletería.
Con una escenografía impecable, llena de color y creatividad, y las letras de sus más grandes éxitos, Carlos Rivera enloqueció al auditorio una y otra vez con su repertorio de 25 canciones cada noche. “Algo que a mí me impresiona es que el disco acaba de salir hace tres semanas y la gente ya llenó tres veces el lugar, cuando apenas están conociendo las canciones y las cantan como si ya hubieran sido número uno de radio. ¡Es increíble!”, confesó.
Las letras de Carlos Rivera salen del alma y hablan del amor, la vida, la muerte y la fe. Para él, lo más importante a la hora de componer es que sus letras sean verdaderas, sin importarle ni un poco que sean o no comerciales, y por eso ha logrado que otros países se interesen en su música.
“A mí me alegra que países como Colombia, que quizás antes de Coco no conocían mi música, hayan empezado a escucharme y a investigar acerca de lo que hago, y mi disco Guerra me representa completamente, porque mi propia guerra ha sido la de abrazar canciones que, más allá de cualquier cosa, realmente digan algo y que le puedan significar algo a una persona”, concluyó el mexicano.
Con canciones como Me muero, Regrésame mi corazón, Que lo nuestro se quede nuestro y, por supuesto, Recuérdame, Carlos Rivera logró construir una historia en el Auditorio Nacional de México, haciendo que sus miles de fanáticos se emocionaran una y otra vez tras dos horas y media de concierto.
Sus letras románticas hicieron que en ese mismo lugar, durante sus tres noches de presentación, se llevaran a cabo más de cinco propuestas matrimoniales de parejas que aprovecharon la ocasión para declarar su “amor total”, como dice Rivera en sus canciones, y disponerse, delante de miles de espectadores, a pasar el resto de su vida juntos en el mejor de los escenarios.