Cuerpo y Tambor, el bullerengue social

El colectivo creado y liderado por Walber Liñán, de 22 años, ha hecho que los jóvenes el sector de Nelson Mandela, en Cartagena, recuperen la esperanza.

Guillermo Camacho
25 de junio de 2018 - 02:00 a. m.
El grupo Cuerpo y Tambor, de Cartagena, tiene montadas más de 25 composiciones propias.  / Cortesía
El grupo Cuerpo y Tambor, de Cartagena, tiene montadas más de 25 composiciones propias. / Cortesía

Cuerpo y Tambor es una agrupación musical nacida en 2012 y desde sus inicios su nombre, como lo manifiesta su director Wálber Liñán, tiene un significado muy especial. Cuerpo es cada uno de los integrantes, que dueños del conocimiento y de los saberes ancestrales, mientras que el tambor es el foco de trabajo, es la herramienta que les permite alzar la voz.

A diferencia de muchos grupos contemporáneos, su música tiene un sentido social y sus integrantes buscan por medio de sus canciones sensibilizar corazones empoderando a los jóvenes de su territorio. El barrio Nelson Mandela de Cartagena ha sido golpeado por la violencia y varios de los líderes que denunciaron estas situaciones fueron asesinados.

Por eso, Cuerpo y Tambor trabaja por mantener viva las manifestaciones culturales del bullerengue. Viajar le ha permitido al colectivo conocer grandes maestros del folclor, quienes los inspiran a salir adelante, han participado en diferentes escenarios regionales como el Festival de Tambores de Palenque, el Festival de Gaitas en Socorro y la Feria Internacional del Libro en Bogotá.

La música que interpretan es escrita y compuesta por ellos mismos. Su trabajo está enfocado principalmente en los fenómenos sociales que afectando a su comunidad y han sido varias las denuncias por la presencia de bandas criminales en un territorio urgido de políticas que protejan la vida de sus habitantes.

Wálber Liñán, con tan sólo 22 años es el director de Cuerpo y Tambor, manifiesta que si los jóvenes no estuvieran haciendo música estarían perdidos en otros caminos. “En nuestra comunidad los tejidos sociales y comunitarios se han fracturado por la pobreza, la violencia, la falta de oportunidades y la discriminación de la ciudad. Sin embargo, Cuerpo y Tambor les ha permitido superar los problemas y apartarse de ellos”, asegura.

La música del Palenque de San Basilio inspira a sus integrantes y les permite soñar con ser grandes maestros del folclor. Una de las artistas que más ha influenciado su música es Graciela Salgado, quien falleció hace un poco menos de cinco años, pero su legado está vivo en los corazones de estos jóvenes que se esfuerzan para cantar y aprender la lengua palenquera.

Los integrantes de Cuerpo y Tabor nunca se han formado en escuelas de música académica, todo lo que saben ha sido de manera empírica. El profesor Pedro Vergara les enseñó a tocar música para respaldar a grupos de baile del colegio Jesús Maestro del barrio Nelson Mandela.

Una de las vocalistas principales, Luisa Herrera, dice que el folclor le gusta por el bullerengue; esa sensación de escuchar cantadoras y sentir el ritmo del tambor no se compara con nada. Ella llego por medio de la danza a la agrupación y con el tiempo se convirtió en la voz principal. Antes de pertenecer al grupo no escuchaba bullerengue, pero ahora es una experta en el tema y tiene el respaldo familiar.

Luis Solano Guerrero, otro miembro del colectivo, cuenta que desde hace un año pertenece a Cuerpo y Tambor gracias a su hermano, quien tocaba la guitarra y lo motivó a ser parte de este sueño. “Ha sido algo enriquecedor. La mayoría de nosotros somos empíricos y adquirimos los instrumentos con lo poco que lográbamos ahorrar”, dice.

Para ellos es importante hacer música en Cartagena, porque a través del arte se han empoderado de lo que son, de las raíces indígenas, de los ancestros negros y mestizos de su herencia musical. “Necesitamos autorreconocernos, creo que esta es una manera de pronunciamos, muchas personas a pesar de las dificultades, del señalamiento, del estigma y de la exclusión salimos adelante, nosotros por medio de la música contribuimos a una mejor calidad de vida para nuestros niños y jóvenes, en una ciudad con altos niveles de corrupción y con muy poca inversión cultural”, manifiesta el director de Cuerpo y Tambor.

Wálber Liñán cuenta que cada vez que sale del barrio, al regresar nadie los quiere transportar hasta sus hogares, por el temor que existe sobre su territorio. Pero a pesar de eso hay personas honestas, músicos con sueños que trabajan desde el amor para que el sector mejore paulatinamente.

Esta agrupación es una familia muy unida, hacer música en el barrio Nelson Mandela es una forma de resistir al olvido. “Lo mejor de esta zona marginal de Cartagena es su gente, su familia, aunque vivimos rodeados de tantos problemas siempre existe algo que nos impulsa a seguir soñando”, comenta Liñán.

Cuerpo y Tambor tiene más de 25 composiciones, muchas de ellas canciones que le cantan a la violencia que por tantos años ha tocado sus hogares. Para este año el Festival de Bullerengue de Puerto Escondido, que acabó de celebrarse, se convirtió en otra escusa más para persistir, para continuar teniendo una fe muy afincada en el poder de la música y en las bondades del folclor.

 

Por Guillermo Camacho

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