Drama desde la música barroca

Issé, Youkali e Il Gesto Armónico producen este espectáculo en el que se dan cita mitos, instrumentos musicales del barroco y coreografías vistosas. El montaje se exhibió en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, en España.

Juan Carlos Piedrahíta B.*
23 de julio de 2018 - 12:44 p. m.
“La danza de Céfalo y Procris, ¡Arden!” vincula danza, voz de soprano, dramaturgia y formato instrumental barraco.   / Cortesía Festival de Almagro
“La danza de Céfalo y Procris, ¡Arden!” vincula danza, voz de soprano, dramaturgia y formato instrumental barraco. / Cortesía Festival de Almagro

La música del barroco es la protagonista en el montaje hispano francés La danza de Céfalo y Procris, ¡Arden!, que se exhibió en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, en España. Los sonidos de los instrumentos tradicionales de la época resulta ser la mejor escenografía para ambientar el desarrollo dramático en la propuesta de Issé, Youkali e Il Gesto Armónico. Son las notas las encargadas de ceder espacios a las coreografías, a los textos (algunos en francés y otros en español) y a los relatos de la soprano, que muchas veces se esboza como un hilo conductor importante.

Il Gesto Armónico, bajo la dirección musical de la flautista Laura Sintes, está integrado por la soprano Alicia Martínez Bonfill, Eva Febrer (violín histórico), Dimitri Kindynis (Viola de gamba) y Maike Burgdort (tiorba y guitarra barroca), quienes durante la exhibición del montaje ocupan la parte posterior del escenario, mientras que los bailarines se apoderan con solvencia de los primeros planos frente al público asistente al Palacio de los Oviedos, un escenario al aire libre en Almagro, en España.

Chantal Lapeyre es la creadora de las líneas dramáticas de La danza de Céfalo y Procris, ¡Arden!, basada en relatos de Ovidio, Calderón de la Barca y Elisabeth Jacquet de La Guerre. La dirección escénica está a cargo de Susana Egea, mientras que los fundamentos artísticos corren por cuenta de Nick Nguyen. Todos ellos hilvanaron un relato que aborda la relación compleja entre los dioses y los seres humanos.

Desde tiempos remotos, hombres y dioses vivían cerca; aunque, realmente, jamás fueron iguales. Esta es la historia de un choque violento entre el universo divino y la existencia en la tierra. Diana (Susana Egea) le otorga a Céfalo (Sebastià Bover) una lanza infalible para acceder al amor de Procris (Céline Guillaume). Sin embargo, él es un cazador obsesivo y la sangre y la naturaleza salvaje lo llaman de manera recurrente.

“A partir de la música barroca, la obra La danza de Céfalo y Procris, ¡Arden! explora la interpretación del siglo XVII, con un enfoque escénico que le otorgan a la coreografía el espacio, mediante soluciones estéticas, y la creación de atmósferas que transmiten las más exaltadas pasiones barrocas, o el más puro formalismo en danza”, manifiestan sus creadores en el marco del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

En la tarima, bailarines, actores y músicos se mueven a lo largo y ancho de las tablas exhibiendo un relato en el que convergen pasiones terrenales como el amor y los celos entre los dos personajes más relevantes del montaje. Se trata de una puesta en escena interdisciplinaria con talento procedente de Francia, Alemania, Barcelona, Madrid, las Islas Baleares y Zaragoza.

En La danza de Céfalo y Procris, ¡Arden! los bailarines tienes parlamento, los actores desempeñan roles danzísticos  y los integrantes de Il Gesto Armónico establecen la pauta para el desarrollo de la historia.   

* El periodista viajó a España por invitación del Ministerio de Cultura de Colombia

 

Por Juan Carlos Piedrahíta B.*

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