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“El color del sonido”

Desde el 4 y 10 de enero de 2022 encontraremos en el Cartagena XVI Festival de Música tríos, quintetos, sextetos y otras combinaciones que ilustran la desbordante imaginación de los compositores a la hora de pensar en creaciones de cámara.

Juan Carlos Garay
04 de enero de 2022 - 09:55 p. m.
Cartagena XVI Festival de Música tríos, quintetos, sextetos y otras combinaciones.
Cartagena XVI Festival de Música tríos, quintetos, sextetos y otras combinaciones.
Foto: Cortesía Fundación Salvi

Todavía resuenan muchas de las obras escuchadas en el pasado Cartagena Festival de Música, que estuvo dedicado a la ópera. Fue hace apenas seis meses, porque las circunstancias de la pandemia llevaron a mover la fecha. Pero hemos vuelto a celebrar la música en el mes de enero, el momento del año en que el Festival acostumbra sorprendernos con su programación. En esta ocasión el tema será la música de cámara, es decir, música compuesta para un grupo reducido de intérpretes. Nada más apropiado para estos tiempos que llaman a cierta prudencia, y de paso a cierto recogimiento.

El título elegido, muy sugestivo por lo demás, es “El color del sonido”. Muchos analistas de la música han equiparado el sonido de cada instrumento a un color. Es famosa la alusión del pintor Vasili Kandinsky a los colores que vio en su mente cuando asistió a un concierto de música de Wagner. Para él, los contrabajos y los instrumentos de viento emitían, además de sus notas, un color parecido a los anaranjados del cielo crepuscular.

Y en general, la metáfora de lo cromático acompaña de manera conveniente a la música: recuerdo que una pianista me contó que elegía las piezas de sus conciertos con el mismo criterio que elegía las prendas para vestirse. En su mente, cada tonalidad era un color, de modo que unas obras combinan mejor con otras.

Pero aparte de estas anécdotas visuales, lo que tendremos es un mundo sonoro de muchos matices y sutilezas. La música de cámara es la faceta más íntima de la música clásica. Las llamadas obras de cámara nacieron en los hogares europeos como una forma distendida, pero elegante de escuchar música. Se le llamaba “hausmusik”, que significa música casera o doméstica. Casi de inmediato, los grandes compositores se interesaron por este repertorio y lo enriquecieron con la creación de tríos, cuartetos y quintetos, donde figuraban instrumentos como el violín y el piano.

Cuartetos y más

Tal vez el punto de referencia más importante de la música de cámara es el cuarteto de cuerdas, conformado por dos violines, una viola y un violonchelo. De alguna manera es el alma y nervio de este estilo de composición. Beethoven lo llevó a una cima que durante mucho tiempo se creyó imposible de alcanzar. Es increíble cómo dos violines, una viola y un violonchelo pueden semejar las profundidades del alma. Pero si acordamos que los compositores del siglo XIX no pudieron igualarlo, también es cierto que encontraron otros recovecos, muy ingeniosos, para rondar las mismas emociones. Brahms le sumó al cuarteto un piano e hizo un quinteto memorable. Mendelssohn lo duplicó y produjo un octeto de sonido contundente.

El Festival irá del 4 al 10 de enero de 2022. En ese lapso encontraremos tríos, quintetos, sextetos y otras combinaciones que ilustran la desbordante imaginación de los compositores a la hora de pensar en música de cámara. El repertorio se centrará en obras del período romántico y estará dividido por países. Así, los dos primeros días se dedicarán a la música austríaca y alemana. Las obras de compositores como Mendelssohn y Schubert son consideradas una columna vertebral, a partir de la cual los músicos de otras nacionalidades empezaron a aportar variantes y toques propios.

Posteriormente, los oyentes entrarán en contacto con la música de cámara escrita en Francia. La corriente artística del impresionismo incluyó sus armonías novedosas (y, para volver al tema visual, sus colores claros) en la gran mayoría de estas obras. Será un deleite, en ese sentido, escuchar las creaciones de Fauré, Debussy y Franck.

El día siguiente tendrá a Italia como protagonista, lo cual plantea una oportunidad distinta: escuchar cómo el lenguaje de la ópera (representado por compositores como Rossini, Donizetti, Ponchielli) hizo un aporte particularmente dramático, sentimental, al género. Después vendrá un día dedicado a Rusia (Balakirev, Tchaikovsky y Borodin) y otro a los países de Europa del Este cuyos creadores (Dvorak y Smetana) supieron impregnar el sonido de cierto toque folclórico muy agradable. Para finalizar, habrá una jornada dedicada a las obras más entrañables que se escribieron en Colombia en este estilo.

Los intérpretes, su calidad y su trayectoria son materia adicional. En otros artículos, los lectores encontrarán reseñas más profundas de estos músicos que visitarán Cartagena, así como un listado de las obras más llamativas que se escucharán. Además del color de las cuerdas frotadas y del piano, brillarán instrumentos como la flauta, el oboe, el corno y el clarinete. Entre los músicos habrá seis cuartetos de cuerdas y ocho pianistas. También un coro mixto, traído expresamente para cantar una “misa de cámara” del compositor Gioachino Rossini, y un ensamble dinámico de siete músicos austríacos que va cambiando según las exigencias de cada partitura. Colores o sentimientos, como lo queramos ver, será un Festival que enseñe cómo se pueden hacer grandes cosas con pequeñas combinaciones.

Por Juan Carlos Garay

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