El homenaje a Blanquito Man, uno de los precursores del reggae latinoamericano

José Andrés Blanco fue uno de los primeros artistas latinoamericanos que en los años 90 combinó el reggae con las músicas tradicionales. Sus canciones fueron la puerta para muchos que hoy se destacan en Venezuela y su partida una pronta despedida.

Mónica Rivera Rueda
15 de febrero de 2018 - 03:00 a. m.
Como homenaje, Willy Rodríguez de Cultura Profética, McKlopedia y los integrantes de la Vida Bohème y Rawayana hicieron el cover de “Sin ti”. / José Corredor
Como homenaje, Willy Rodríguez de Cultura Profética, McKlopedia y los integrantes de la Vida Bohème y Rawayana hicieron el cover de “Sin ti”. / José Corredor

Blanquito Man luchó hasta el último momento. Lo hizo desde hace más de 20 años que salió de Venezuela para cumplir el sueño americano, cuando decidió dedicarse a la música, y hasta sus últimos días contra un cáncer que le acosaba desde hacía tres años.

José Andrés Blanco, más conocido como Blanquito Man, murió el 16 de noviembre de 2017 en un Hospital de Nueva York tras una fuerte recaída de un cáncer de colon. Blanquito era la voz de King Changó, una banda de reggae y ska caraqueña que marcó a varias generaciones. A Colombia llegó a sonar a comienzos de este siglo con canciones como Sin ti o Brujería, pero la historia comenzó mucho antes.

Blanco llegó a Estados Unidos en los 90, cuando tenía 16 años. Practicaba kenpo, un tipo de arte marcial que aprendió en Venezuela, pero terminó quedándose en Nueva York, donde diseñaba para una disquera en la que conoció a fondo el reggae. Una de las razones por las que decidió dedicarse a cantarlo.

En medio de la experimentación con ambas artes, en 1994 creó King Changó junto a su hermano Luis Blanco. El nombre es de origen yoruba. El rey Changó es uno de los orishas más famosos de la santería, el que representa la justicia, los rayos y el fuego. Mientras que su sobrenombre, Blanquito Man, salió de su gusto por el rapero albino Yellowman.

Con su primer disco, publicado en 1996, la banda logró gran reconocimiento en Estados Unidos y Canadá. Un cuatro venezolano, la cumbia colombiana, toques de jazz y letras casi todas en inglés, representan lo que en ese momento vivían en el país norteamericano, lo que extrañaban de su patria y lo que años más tarde otros artistas comenzarían a experimentar: los sonidos latinos.

Su segundo disco llegó en el 2000. Este fue un homenaje al reconocido luchador mexicano El Santo, en el que la banda es más introspectiva, hay experimentaciones con el merengue y la salsa y más combinaciones de ritmos latinos, pero con una presencia más marcada del reggae y el jazz, lo que les abrió nuevos escenarios pertenecientes a este género.

También los llevó de gira por todo el continente y les trajo grandes reconocimientos, como su participación en uno de los aniversarios presidenciales de Bill Clinton o en el festival de jazz de Montreal, donde fueron más que ovacionados, porque lo que más encantaba era la fuerza de Blanquito en el escenario, el poder que tenía para que el público centrara su atención en él.

“En la tarima su energía se amplificaba, pero seguía siendo el mismo personaje en la calle, un tipo superenergético, con una sonrisa de lado a lado y buena vibra”, recuerda Willy Rodríguez, vocalista de Cultura Profética.

Un arlequín era su personaje en el escenario. Salía con gafas oscuras y un sombrero negro y rojo para animar a su corte a escuchar y disfrutar su música. “Hay una gran libertad en lo que fue su persona escénica y eso ha sido una gran influencia para mí”, dice Henri D’Arthenay, vocalista de la Vida Bohème, “cuando un cantante es bueno, no basta que cante bien o que las letras lleguen al público, creo que los buenos como Blanquito son los que aparecen en el escenario como si hubieran nacido así”.

Con los años, Blanquito Man logró gran reconocimiento dentro de la escena del reggae y el ska, pero también dentro del diseño. Además de estar tras el arte de su banda, hizo trabajos para Cultura Profética y otros grupos y marcas. Quizás uno de sus trabajos más reconocidos es el logo con el dinosaurio del equipo de baloncesto de los Raptors en la NBA.

A la par seguía con la música. Posteriormente al segundo disco, la banda fue cesando actividades. Cada uno comenzó a desarrollar proyectos personales. Blanquito solía aparecer en colaboraciones con otras bandas, pero durante estos años estuvo más fuera que dentro de la esfera pública.

El cáncer se lo detectaron a finales de 2015. Según explicó Blanquito en una entrevista que dio a finales del año pasado, el diagnóstico se lo dieron en un momento crítico, porque el tumor ya había causado graves daños dentro de su organismo, que le ocasionaron una rápida y drástica pérdida de peso.

La lucha fue continua. Desde el comienzo optó por tratamientos alternativos tratando de evitar la quimioterapia, pero ante el avance de la enfermedad a mediados del año pasado, tuvo que ceder tras una recaída. “Estoy en el proceso de quimioterapia y estas medicinas que estoy tomando son muy importantes para que yo pueda aguantar el dolor y malestar que esto me causa con las infecciones y los efectos secundarios", escribió entonces en sus redes sociales buscando de ayuda. Sin dinero ni formas de trabajar, pidió el apoyo de músicos y fanáticos.

De vuelta recibió fortaleza y motivación para trabajar en su primer disco como solista, en el que esperaba recopilar canciones viejas con nuevas composiciones, así como centraba sus esfuerzos en una marca de diseño inspirada en el Bronx. “El arte para mí es parte de esa terapia contra el cáncer que me ha ayudado”, aseguró Blanquito, refiriéndose al tema.

“Nos encontrábamos en una gira junto a Cultura Profética y McKlopedia y al ver que requería de nuestra ayuda, se nos ocurrió una idea. Lo principal era recaudar fondos para el tratamiento del cáncer”, dice Beto Montenegro, vocalista de Rawayana, refiriéndose a la versión que publicaron de la canción Sin ti.

Trabajaron un día entero en la grabación y producción. Mantuvieron el sonido de la canción original. Las voces principales las hicieron Rodríguez y Montenegro, los coros de La Vida Bohème y la improvisación de McKlopedia. Tardaron 15 días más en la mezcla, pero “fue una carrera en contra del tiempo y lamentablemente todos sabemos quién ganó”.

El 16 de noviembre de 2017, Blanquito murió. Días antes había publicado en sus redes una foto en silla de ruedas con un mensaje: “Gracias a Dios y a todos ustedes por su ayuda y amor compartido por mi situación, aquí sigo. ¡LA LUCHA CONTINÚA, con mi batalla de sacar este cáncer pa fuera!”.

La versión de Sin ti se publicó hace unas semanas y hoy ya cuenta con más de siete millones de reproducciones. “Él y su música formaron parte del soundtrack de los venezolanos. Marcó pauta en toda una generación y eso es lo que se ve reflejado en este humilde homenaje: todo el cariño que la gente le tiene”, manifiesta Montenegro.

Lo que se recaude de la canción se entregará a la familia de Blanquito, mientras que su música, sin duda, continuará siendo la precursora de lo que hoy se hace en Venezuela. “En cierta manera fueron la voz de muchos latinoamericanos que estaban en Estados Unidos. Y bueno, llegaron a tocar en festivales de jazz y en otros países, donde dejaron ver que existía una escena latinoamericana”, asegura Willy Rodríguez.

Si bien Blanquito Man salió desde muy joven de Venezuela, fue una gran influencia para las generaciones que lo suceden, como para D’Arthenay, para quien el músico de reggae y ska “es vitalidad, energía, amor, universalidad. Es el equipo que gana la copa y llega a casa celebrando. El santo vive y vivirá por siempre”.

Por Mónica Rivera Rueda

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