El Lied: la exaltación de dos artes

En Sobre lo patético Friedrich Schiller asegura: “…para conservar la libertad del ánimo en una tempestad que agita a toda la naturaleza sensible hace falta una facultad de resistencia que sea infinitamente superior a todo poder natural”. De la pugna entre estas dos fuerzas y de la vitalidad que requiere el enfrentamiento nace la posibilidad de la representación, otorgada por esa “facultad”.

Andrés Chamorro
06 de enero de 2020 - 01:00 a. m.
Elisabeth Kulman. Cartagena Festival de Música
Elisabeth Kulman. Cartagena Festival de Música

Schiller exigía al artista trágico la plena representación del padecimiento, el Páthos, de la misma manera que exigía a la música “entusiasmo” y no simples “cosquilleos agradables”, para lograrlo la música debía contener la naturaleza humana, pero no ser dominada por esta; y es en la conjunción de estas potencias, en el espíritu del Sturm und Drang, en donde podemos rastrear la sensibilidad germánica que acompañó al Romanticismo y que otorgó al mundo una de las expresiones más importantes de la historia de la música, los Lieder.

El Lied, en plural Lieder, se compone de la unión entre la poesía y la música. Un Lied es en todo caso una canción en la que el texto poético se conjuga con la obra musical con el fin de crear una composición en la que confluyen el poema, la música cantada y la instrumental, logrando una exaltación sin precedentes en las artes allí conjugadas.

El espacio de su ejecución resulta revelador de su carácter intimista, los Lieder se escuchaban en reuniones domésticas y no en los grandes salones. Su difusión por medio de partituras que eran publicadas y distribuidas entre las familias burguesas ayudó a consolidar un tipo distinto de público, uno que buscaba la contención de lo introspectivo y que representaba más a cabalidad la ponderación que del individuo y sus tensiones internas se realizó durante el Romanticismo. De estas reuniones, las llamadas schubertiadas, resaltarían entre todas las demás por la calidad de las obras, en las cuales el compositor vienés desplegaría ante el que fue su público más ávido y fiel gran parte de lo mejor de su repertorio, iniciando un período fundamental en la composición musical que se extendería entre dos siglos, desde Schubert hasta Richard Strauss, el tiempo del Lied.

Los antecedentes del Lied nos llevan a finales del siglo XVIII, cuando grandes compositores como Mozart, Haydn o Beethoven anunciaban el nacimiento de lo que después consolidaría Schubert: el Lied romántico. Estos primeros acercamientos (pensemos en Sentimientos crepusculares, de Mozart, o A la amada lejana, de Beethoven) ofrecerían las herramientas con las cuales Schubert tejería la estructura básica de composiciones como La bella molinera o Viaje de invierno, por nombrar dos de las más reconocidas, obras a una voz que siguen formalmente las estrofas de los poemas que aportan la letra o se ordenan siguiendo la intuición del compositor y que son acompañados al piano, conjugando así un diálogo único entre literatura y música.

Las consideraciones de Schiller sobre las tensiones que debían atravesar al arte manifiestan el espíritu romántico. El ser humano ante las vicisitudes de su propia naturaleza, ante la soledad del poder de los elementos, dispuesto a caminar sobre ese mar de nubes que pintó Caspar David Friedrich. Para dar plena cuenta de este sentir, poemas de Goethe, Wilhelm Müller, Heinrich Heine o el mismo Schiller, que son parte del repertorio grande de la literatura romántica, serían conjugados en sus Lieder por compositores como Robert Schumann (Liederkreis), Johannes Brahms (Deutsche Volkslieder) hasta las variaciones realizadas por Strauss (Vier letzte Lieder) para la interpretación en salas de conciertos.

Los ecos del Lied terminarían por resonar aun en aquellos autores posteriores al Romanticismo. En su arte poética Paul Verlaine afirmaría: “La música siempre…”, y fiel a su prédica, con la música como pilar edificó su obra. Esta búsqueda revela un signo preponderante de la imaginería que sobre el arte se tejería tras la consolidación y difusión del Lied y que nos sigue acompañando, la poesía se revela en la música y la música nos revela el culmen de lo poético.

Por Andrés Chamorro

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