Publicidad

El Petronio y su contenido musical

Buena parte del crecimiento sostenido y del éxito del Festival de música del Pacífico “Petronio Álvarez”, radica en el compromiso que han tenido sus directores con la misión de conocer, salvaguardar y fomentar la música tradicional del Pacífico, y no dejarlo contaminar presentando en su tarima a expresiones musicales de otras culturas, incluidas las de otras regiones de Colombia.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Germán Patiño
16 de agosto de 2014 - 04:07 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Ese error ha sido cometido, casi siempre como “alcaldada”, en otros Festivales, hasta el punto de acabar con ellos, como efecto de romper los lazos con la tradición. Un ejemplo es el Festival Folclórico del Pacífico que se realizaba en Buenaventura, que comenzó fiel a su nombre y pronto degeneró cuando a algún alcalde se le ocurrió que lo importante no eran los grupos de música tradicional del Pacífico, sino entregarle el escenario a los salseros de moda. Se convirtió en una mala copia de la Feria de Cali, con cabalgata incluida y conjuntos de salsa por doquier.

Algo similar ha estado pasando con el Festival de la Cumbia en El Banco, creado por José Barros, que era una maravilla para la música colombiana, y que ha degenerado hasta tal punto que en sus tarimas ahora importan más los vallenateros y hasta los mariachis mejicanos. Lo mismo sucede en Mompox, donde se muele vallenato a diario en la radio, y casi es imposible escuchar a Totó la Momposina, y menos a los bellos grupos de tambora de la región de Loba.

Lo que ha hecho perdurar al Petronio y fortalecerlo cada vez más, es el celo de sus organizadores para que aquello no suceda. En este festival el centro de la atención son los músicos tradicionales, que continúan fieles al mejor legado cultural de sus ancestros, y que hacen vibrar más al público que las bandas electroacústicas, empeñadas en “fusionar” los aires tradicionales con nuevas expresiones internacionales.

Aunque estas fusiones son bienvenidas y cuentan con una categoría especial, en realidad en el Petronio se celebra la tradición, y se admira más a un pescador de Nuquí que interpreta la marímbula, que a un músico profesional que es virtuoso de la batería. Ambos pueden ser admirables, pero nos encanta siempre el artesano venido de los ríos, manglares y campos, pues él nos habla al inconsciente colectivo y nos conecta con nuestras raíces.

Cuando oímos el “Velo que bonito” en las voces prístinas de las cantadoras: /Velo que bonito/ lo vienen bajando/ con ramos de flores/ lo están arrullando/, esa sentida canción para velar a un niño muerto, todo el público la entona y la pena que emana de la canción se apodera de la audiencia. El escenario del Petronio no es sólo una “rumbita”, sino también espacio para la belleza, la nostalgia y la tristeza. En otras palabras, es una fiesta completa, donde la música tradicional permite la manifestación de todos los sentimientos humanos. Hay que cuidar este contenido. 

Por Germán Patiño

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.