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Los Babasónicos están de regreso y, como es costumbre cada vez que este legendario grupo del rock suramericano prensa nuevo disco, el continente se detiene para escucharlos. Con riffs desenfrenados, coros hiperbólicos y letras llenas de prosa negra propias de la banda que nos ha hecho bailar por más de dos décadas, Romantisísmico, álbum número once de estos cerebritos lanusenses promete ser el inicio de una nueva era.
Grabado en distintos rincones del continente y masterizado en Nueva York, el disco marca el regreso de los chicos brillantes del rock suramericano a Sony, la disquera que los viera dar sus primeros pasos a inicios de los noventa, cuando revolucionaron el espectro con aquel new wave psicodélico lleno de pop y poesía.
La lanza y Los burócratas del amor, los dos primeros sencillos de Romantisísmico, que acaba de aparecer en el mercado, ya ruedan con fuerza en la radio. Cargada de metáforas encriptadas, la producción nos transporta a lugares donde los misterios del amor y el deseo se roban por completo el show. Sobre esto hablamos con Adrián Dárgelos, vocalista, y Diego Tuñón, tecladista de la banda.
Después del lanzamiento del disco la banda iniciará una gira que incluye 20 presentaciones en México y Argentina. En 2014 emprenderán camino por Centroamérica y distintas partes de Suramérica, por lo que podría haber una escala en nuestro país.
¿Qué tan claro es que todo gravita alrededor del amor?
Adrián Dárgelos: es absoluto. No hay duda de que este es el disco en que más veces se dice la palabra amor. No hay por qué fingir. Esta será una ventana que jamás vamos a cerrar; la música llega de todos lados y este punto cardinal es uno de los más poderosos. Hay distintas maneras de encontrarlo; sólo pensarlo es apasionante. Justo como ocurre con la música.
También parece romperse la tradición del grupo por lo abstracto y figurativo. Este nuevo trabajo resulta más frentero, literal, más directo.
Diego Tuñón: no, en el amor todo es ambivalente, todo se construye sobre el hecho de la inevitabilidad de la pérdida. En un principio todo es literal, luego, como en la vida, la ambivalencia toma el control. Justo ocurre con el disco. Cada canción tiene una parte oculta en donde se encuentra esa dualidad.
¿Qué hay entonces detrás de perseguir el amor de esa forma?
A.D.: es involuntario, es la arquitectura de la realidad. Las distancias entre las relaciones humanas las define este sentimiento. Por eso el amor es la energía más grande de la que se tenga noticia.
Después de muchos cambios, parecen haber encontrado el balance que estaban buscando como banda...
D.T.: bueno, este fue el primer disco de Tuta como bajista y el primer disco de Carca como instrumentista, después de haber reemplazado a Gabo tras su muerte. No hay duda de que es sólo a partir del proceso creativo donde se solidifica el espíritu de la banda. Eso nos permitió seguir en la búsqueda.
¿Y en qué consiste esa búsqueda?
A.D.: somos una banda que siempre está en una búsqueda frenética por lo desconocido. Así pasa con nuestros discos: comenzamos con un rumbo, mas no con un destino. Gozamos la pasión de vivir una aventura incierta. El sonido a fin de cuentas termina sometiéndonos, se apodera de nosotros con un propósito claro. Nada garantiza esa incertidumbre frustrante de enfrentarse a la idea de hacerlo.
Pero ¿se llega a sentir cierta ansiedad por la necesidad de reinventarse?
D.T.: no. Eso sería perder el rumbo. La música tiene un fin en sí misma y reinventarse es un oficio propio del músico, nos reinventamos a diario, así vemos nuestras música como un constante cosquilleo.
¿Eso quiere decir que vendrán muchos discos más?
A.D.: el sentir no deja de provocarnos. Ahora más que nunca tenemos planes de grabar más y más discos. La música te vampiriza, es un pacto tácito al cual nunca vas a querer renunciar.
Siempre les ha llamado la atención hacer remezclas de sus canciones, lados B de sus discos. ¿Vendrán entregas parecidas con ‘Romantisísmico’?
A.D.: este es un disco bailable, así que más que cualquier otro tendrá mucha fuerza para estos formatos que tanto nos gustan como banda.
¿Los veremos pronto en Colombia?
D.T.: cómo decir que no a su país; siempre hemos sido aberrados fanáticos de Colombia. En todo el tiempo que he pasado allí no puedo recordar un mal momento. No vemos la hora de volver.