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Festival de Música Sacra, suena “La esperanza”

La directora del evento, que está en su novena edición, cuenta cómo fue la transformación para esta nueva realidad y cómo logró vincular de forma virtual a los cinco continentes.

Marianna Piotrowska*
22 de septiembre de 2020 - 03:00 a. m.
Echembelek, colectivo integrado por cantadoras del Pacífico colombiano, forma parte del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá. / Archivo Particular
Echembelek, colectivo integrado por cantadoras del Pacífico colombiano, forma parte del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá. / Archivo Particular

El Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá llega a su novena edición con el tema central: “La esperanza”. Este evento tiene como objetivo dar a conocer las tradiciones culturales y la espiritualidad del mundo a través de las músicas sagradas, meditativas, contemplativas, de diferentes estilos, épocas y religiones, promoviendo así la unión, el diálogo, el respeto a la diversidad de creencias y una cultura de paz.

El año pasado, en la clausura del evento, en octubre, en la Catedral Primada de Colombia, presentamos el tema central para 2020: “La esperanza”, y jamás nos imaginamos que era el valor humano que más íbamos a necesitar cultivar para este inicio de década.

El año 2020 ha sido un tiempo de muchos cambios para todo el mundo. Y como es natural, cada cambio produce sentimientos de inestabilidad, de inseguridad y de nostalgia. Salirnos de nuestra programación y de estructura mental nos cuesta noches en vela y muchos momentos de incertidumbre. Sin embargo, los cambios nos llaman a nuevas oportunidades y nos abren las puertas a nuevos rumbos, a nuevas realidades. Está en nuestras manos el futuro que queremos vivir.

Este es un mes de esperanza. Estar nuevamente iniciando una nueva edición del festival, rodeada de excepcionales artistas en los cinco continentes que se han conectado con nosotros para ser parte de nuestra programación, con nuestro público fiel que nos sigue año tras año y que va aumentando, con nuestros aliados que siguen dando un paso al frente con nosotros, y todos, en sintonía, en medio de las dificultades y de la distancia, es una demostración más de que la música nos une y que en tiempo de crisis la música nos une aún más. La música se ha convertido para mí y para todos los que estamos siendo parte del evento en nuestra esperanza. (Le recomendamos: Durante el confinamiento, la música nos une más).

Son tres semanas de festival. Estamos ofreciendo una programación que consta de 16 conciertos virtuales que se presentarán de jueves a domingo, a las 9:00 p.m., por Canal Capital, al igual que por nuestra plataforma virtual. Además, una franja académica que consiste en 16 videocharlas a cargo del historiador Nelson Osorio sobre el contenido de cada concierto que se presenta por nuestras redes sociales y nuestra plataforma digital el mismo día de cada concierto a las 6:00 p.m., videocharlas sobre los lugares patrimoniales del festival y clases magistrales para estudiantes de música.

Este mes, aparte de ser el tiempo de la esperanza y de la música sacra en Bogotá, es también el mes del patrimonio. Por eso extendemos una invitación especial, en alianza con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, a que descubran a través de nuestro festival los espacios patrimoniales convencionales, no convencionales, espacios de interés cultural y social, con un componente importante de memoria histórica para Bogotá. Esperamos que los conciertos que estamos presentando representen la diversidad cultural y poblacional de Bogotá, así como la de diferentes ciudades representativas en los cinco continentes que forman parte de esta edición.

Durante meses nos preparamos para dar el paso hacia la transformación digital y así aprovechar nuestro conocimiento y experiencia para llevar cultura y expresiones musicales del mundo a millones de personas y continuar uniendo a los seres humanos a través del arte. La idea del evento siempre ha sido la promoción de nuestros valores, la alta dignidad del ser humano, la formación integral y el toque de excelencia que solo a través de la cultura se adquiere.

Siendo el año de la esperanza, era imposible no avanzar con el festival y dar nuestra contribución a través de la música a esta crisis mundial. Queríamos, especialmente, ser una plataforma para apoyar una de las industrias más afectadas por la pandemia: la cultural y creativa.

Estoy segura de que esta nueva visión y edición potenciará la imagen de Colombia como un referente en cultura, música, educación, patrimonio, turismo y tecnología cultural en los ámbitos nacional e internacional.

Los artistas que se presentan en esta edición digital tenemos la esperanza de recibirlos el próximo año en Bogotá de forma presencial.

Este es el momento de reconocer la labor de todo el equipo del festival, pero también quiero agradecer a mi familia, especialmente a mis padres, por ser mi soporte e inspiración, y a los medios de comunicación por llevar nuestro mensaje a todos los rincones del mundo.

Como decía Leonardo da Vinci: “La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte”. Agradecimientos también a los artistas por ser creadores y portadores de belleza. Por hacernos mejores a través del arte.

Y a todos ustedes, querido público y amigos melómanos y melómanas del Festival Internacional de Música Sacra, por acompañarnos, seguirnos y por invitar a sus amigos y familiares a conectarse con nosotros.

La música es la esperanza. La Música nos une.

* Directora del Festival Internacional de Música Sacra de Bogotá.

Por Marianna Piotrowska*

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