Contracciones de pecho, movimientos acelerados de caderas, balanceo del cuerpo con un salto de aquí p’alla, y pañuelo blanco que acompaña las tonadas, son parte de la 'coreografía' colectiva del público en el Petronio.
Cada modalidad del Festival tiene un ritmo diferente, relacionado con la historia afrocolombiana, pues la música y la danza no son aisladas. En el norte del Pacífico se encuentra el Chocó y allí, la Chirimía, instrumento emblema (aunque desaparecido), para cada uno de los exóticos bailes que se distinguen por sus movimientos fuertes y cadenciosos. Los ritmos asociados a esta modalidad son el bunde chocoano, el levanta polvo, el abozao, la jota, y el pasillo.
Para bailar en el Petronio al son de la chirimía, “se tienen que hacer movimientos rápidos en los pies, desplazamientos hacia los lados; no hay que olvidar las vueltas. Se puede tener un movimiento base en mente: uno, dos, tres y brinca”, explica Oliva Arboleda, maestra de danzas.
La marimba viene del sur del pacífico. Su baile se caracteriza por el zapateo, las vueltas y las medias vueltas, que son bailadas en géneros como el currulao, la juga, el bunde y la rumba. Su melodía termina siendo “la base principal de nuestro Petronio, es nuestro patrimonio del Valle, Cauca y Nariño”, añade Oliva. “El ritmo de la marimba lo tiene todo para contagiar a la gente”, dice Leonardo Quintero, bailarín de danza folk Jorge Díaz, director de la escuela Danza Folk, afirma que “para bailar la Juga se debe ser más arrebatado y siempre iniciar con el paso hacia adelante, mientras que para el currulao se debe siempre manejar el paso hacia atrás de una forma muy ‘pinchada’, a partir de ahí se utiliza el zapateo” “El zapateo es donde los hombres asientan sus zapatos fuertemente, mientras que la mujeres hacen pequeños saltos laterales en reemplazo de este movimiento”, explica Yissel Molano, bailarina de danzas.
Por otra parte, se encuentran los violines caucanos, instrumentos originarios del sur del valle y del Cauca. Su melodía es bastante peculiar, pues “la ‘Juga’ o más conocida por ellos como la ‘Fuga’, simboliza las adoraciones, que terminan por bailarse punteando hacia atrás al ritmo de la música, es decir, dando un paso hacia atrás con el pie izquierdo y dando un descanso, y así sucesivamente con el otro pie, se va realizando el movimiento”, enseña Oliva Arboleda.
Los maestros de danzas concuerdan con que “el baile grupal termina diferenciándose del individual, pues mientras que en el escenario se deben observar coreografías impecables, los asistentes pueden tratar de imitar los bailes sin ser conocedores”
Además, mientras los grupos tocan, los asistentes pueden seguir los pasos dirigidos por una persona, donde se hacen vueltas, cambios de puesto y de posición, bailando para todos los lados.
“En el Petronio hay pocas sillas, que son para las personas de la tercera edad o en situación de discapacidad, los demás están de pie disfrutando”, recuerda Carlos Maya, docente de humanidades de la Universidad Autónoma de Occidente. Los expertos aconsejan que “para asistir a este festival hay que ir con ropa cómoda, llevar pañuelo y sombrero, estar dispuesto a gozarse todos los ritmos musicales, y allí aprende a bailar el que no sabe, siguiendo al que dirige”.