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¿Cómo se inició la carrera de Jaime Henao en el mundo de la música?
Yo crecí en una familia de músicos: mi papá y su familia eran músicos de Antioquia y, de hecho, tuve varios hermanos músicos. A la edad de cuatro años, entré al Conservatorio y por once largos años estudié en ese lugar. Recuerdo que la carrera de piano era muy larga, podía durar quince años, pero yo no la terminé, estaba en ese lugar más por disposición de mi madre que por otra cosa. Estudiar en el colegio y aprender música era muy complejo en ese momento, pero eso me dio una preparación importante y también me permitió tocarles “El preso” y la “Pantera Rosa” a mis compañeros del colegio.
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Sigue a El Espectador en WhatsApp¿Qué recuerda de sus épocas de conciertos y escenarios?
Tengo muchos recuerdos. Yo alcancé a tocar en escenarios increíbles. Yo toqué en lo que quedaba del Palladium, de Nueva York; toqué varias veces en el Madison Square Garden, de Nueva York, y también toqué en Auditeatro, de Estudios Universales, en Los Ángeles. Hay muchas anécdotas y recuerdo una en particular dando un show en Cali, en donde se fue la luz, la gente fue la que nos dio el impulso y la tabla de salvación, porque los asistentes conocían la canción que estábamos interpretando; fue una de las sensaciones más hermosas.
¿Cómo nació el proyecto El Colectivo Escuela de Música?
Luego de estar en el Conservatorio como profesor por once años, decidí, en el 2006, armar mi proyecto académico, que es El Colectivo Escuela de Música. En todo el proceso de mi carrera musical entendía qué era lo que le faltaba a la academia. Recuerdo que un amigo me impulsó, alquilé un local y arrancamos con esta idea. Gracias a esta iniciativa, he podido ayudar a muchos jóvenes en su carrera musical, algo que ha sido gratificante. Hoy día, muchos de mis estudiantes se han abierto paso en la escena musical internacional, otros se han ganado becas para estudiar en el extranjero.
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Una de las notas más amargas de esta carrera ha sido la pandemia. ¿Cómo fue sobrellevar los cierres y el covid-19?
La pandemia nos golpeó muy fuerte. Nosotros teníamos una sede muy bonita en el barrio La Flora, en Cali, y nos tocó entregar esa casa y de cincuenta estudiamos nos redujimos a veinte, subsistiendo con lo mínimo. Cuando se empezó a reactivar esto nos pasamos a una casa que tenía en San Antonio, la remodelamos y montamos de nuevo la escuela. Actualmente, tenemos alrededor de setenta estudiantes.
Su salud se vio afectada por el covid. ¿Cómo fue sobrellevar ese capítulo?
Yo estuve en cuidados intensivos por ocho días en diciembre de 2020; estuve muy grave; pero, si bien fue difícil la situación, logré superarlo. Hoy cuento con mi esquema completo de vacunación. Ahora que las clases volvieron a ser presenciales, mi equipo de trabajo, profesores y alumnos saben lo importante que es tener las vacunas.
¿De qué se trata el proyecto Big Band?
Bueno... los muchachos que se preparan en la escuela, tarde o temprano, van a dar a mi bar, Punto Baré, el lugar en donde está el Big Band, un taller pensado para los estudiantes, que se desarrolla todos los miércoles. Hacemos un show en vivo, desde hace ocho años, en el que recreamos el latin jazz, el mambo, sobre todo, y también tenemos muy buenos arreglos de música colombiana.
Por toda su trayectoria, tendrá un homenaje este jueves, 17 de marzo, en Cali. ¿Cómo recibe este regalo de los artistas?
La música ha sido muy importante a lo largo de mi vida. He sido muy poco de homenajes, pero cuando me comentaron, hace un mes y medio, sobre esta idea, pensé en que iba a cumplir sesenta años y debía hacer cortes en mi vida. Y qué mejor forma de celebrar que disfrutando de buena música. Me siento muy feliz, porque viene gente muy buena con la que he tenido la oportunidad de hacer música y también vienen artistas que he podido preparar. Es una fiesta. Este homenaje es una retrospectiva que me sirve para ver en 3D en qué me la he pasado en los últimos treinta años. Es un ejercicio que es necesario y si me quieren reconocer mi trabajo, pues es bienvenido.
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¿Cómo se siente al ver a sus alumnos participando de este evento?
Contento, satisfecho y con más ganas de seguir aportándole a Cali. Y quiero que quede mi legado del jazz en esta ciudad.
¿Cuál cree que es el legado que les deja a los caleños?
Haber ampliado el espectro y el nivel de interpretación de la música, eso es importante para poder enseñar, sea en Cali, Bogotá o Estados Unidos... o incluso trabajar con cualquier artista. Creo que la disciplina es otra de las enseñanzas que quiero dejar y muchos de mis estudiantes me han dicho que luego de pasar por la escuela se pueden presentar en cualquier escenario.