Jeff Beck era un completo explorador de sonidos. Como varios guitarristas de su generación, se crió en la escuela del blues de la mano de Buddy Guy y Muddy Waters. Hizo de aquella corriente norteamericana algo propio y a su vez, con un ingenio arrollador, la transformó en otra cosa. Desde temprana edad, su forma de tocar la guitarra —empleando el dedo pulgar sobre las cuerdas con el uso de la barra del trémolo— dejó perplejos tanto al público como a otros músicos. Aunque no gozó de la fama de algunos de sus contemporáneos, sin lugar a dudas se le puede considerar uno de los más brillantes guitarristas en la historia del rock.
Su fallecimiento, el pasado martes 10 de enero, a consecuencia de una meningitis bacteriana, fue un hecho sorpresivo. Hasta finales del año pasado estuvo realizando actuaciones por el Reino Unido y el resto de Europa. Varias de ellas sucedieron en compañía del reconocido actor Johnny Depp, su buen amigo. Juntos grabaron un singular álbum titulado 18, con el que Jeff Beck pretendió revivir la lozanía propia de aquella edad exponiendo su gran dinámica, mientras para Depp fue una catarsis luego de su mediático juicio contra su exesposa, la también actriz Amber Heard.
Beck fue una figura central en el desarrollo del rock en varios momentos. Nació al sur de Londres (Inglaterra), cuando aún se sufría la Segunda Guerra Mundial. Su madre lo impulsó a tocar el piano y estudiar música. Al escuchar al guitarrista de jazz Les Paul —pionero en el diseño de guitarras eléctricas—, quedó fascinado y comenzó a tocar con viejas guitarras a las que añadía elementos caseros como bandas elásticas y cajas de puros con el fin de conseguir extrañas tonalidades.
Su primer gran momento lo tuvo al reemplazar al guitarrista Eric Clapton en la agrupación The Yardbirds, entre 1965 y 1966. Allí compartió labores con Jimmy Page, otro grande de las seis cuerdas, quien conformó Led Zeppelin, y para el primer disco de su legendaria banda se empleó una de las guitarras prestadas por Beck.
El tradicional blues fue intensificado por Beck a partir de la retroalimentación, los efectos y su buena mano. Así se abrió el camino a la psicodelia a finales de la década del 70. Aquella fue una eclosión para miles de grupos que, influenciados por semejante irreverencia, decidieron armar sus carreras y forjar así una era dorada para el rock and roll y posteriormente el heavy metal.
El guitarrista era impredecible y con carácter, por consiguiente más pronto que tarde salió de The Yardbirds para conformar su propia banda. En ella contó con Rod Stewart en la voz y Ron Wood (posteriormente miembro de The Rolling Stones) en el bajo. Luego de lanzar dos trabajos armó otro proyecto de impacto: Beck, Bogert & Appice. Un power trío descollante.
A mediados de los años 70 se la jugó por el jazz y el funk con el álbum Blow by Blow, que contó con la colaboración del productor George Martin, de The Beatles. Este disco instrumental fue el más exitoso de su carrera, pues vendió un millón de copias. Después lanzó Wired (1976), otra producción de platino que siguió elevando los estándares de lo que la guitarra eléctrica podía otorgar.
En los años 80 Beck editó tres trabajos, aunque no alcanzaron la misma notoriedad. Sin embargo su nombre era recurrente entre músicos de alto perfil, y las colaboraciones tanto en el estudio como en el escenario fueron constantes. Precisamente Jon Bon Jovi contó con sus servicios para su sonado debut en solitario: Blaze of Glory, de 1990, donde Beck tocó la guitarra líder en varias canciones. Lo mismo ocurrió con Roger Waters, de Pink Floyd, para su disco solista Amused to Death, de 1992, y la cantante Kate Bush en su producción The Red Shoes, de 1993.
En 2010, como parte de la promoción de su álbum Emotion & Commotion, el británico realizó su único concierto en Colombia, donde interpretó algunas de sus composiciones más celebres junto a versiones de The Beatles y Sly & The Family Stone. Esa noche, rodeado de una banda con músicos a su altura, demostró que su llama seguía encendida.
Beck ganó siete premios Grammy y fue inducido dos veces en el Salón de la Fama del Rock. El año pasado además de su obra junto a Johnny Depp grabó dos temas en el último álbum del cantante Ozzy Osbourne. Era imparable, un referente, un auténtico héroe de la guitarra.