“Mompox, tierra de Dios, donde se acuesta uno y amanecen dos, y si sopla un viento amanece un ciento, y si vuelve a soplar, no se puede contar”. Ese es el refrán típico de un pueblo mágico ubicado en el departamento de Bolívar, que guarda un trozo del pasado en sus calles, sus casas, su historia y su música.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
En el ambiente se respira tradición, desde el vino de corozo, famoso por su sabor dulce, hasta el quesito de capa con bocadillo, arequipe o dulce de limón. Es un lugar que para muchos es recóndito, y para otros un destino fijo. Mompox fue la inspiración para que Gabriel García Márquez creara lo que conocemos como Macondo, aunque nunca lo visitó. Todo lo que supo fue gracias a su esposa Mercedes Barcha Pardo, nacida en Magangué, Bolívar. Ella conocía el pueblo, y le contaba sobre la magia que lo habitaba. García Márquez solo escribía sin parar sobre un lugar que no había visto.
“Mompox no existe. A veces soñamos con ella, pero no existe”, fueron las palabras de Simón Bolívar en Santa Marta, relatadas por Gabriel García Márquez en el libro “El general en su laberinto”. La mágica población ha sido musa y escenario, set de grabación para series y películas como “Crónica de una muerte anunciada”, “Escalona”, “Momposina”, “La Cacica”, “Historia de un crimen: Colmenares” y “Tiempos sonámbulos”. También es cuna de varios artistas, cuya música ha traspasado las fronteras más lejanas. Sonia Bazanta Vides, conocida artísticamente como Totó la Momposina, y Antonio del Villar, compositor y cantautor, nacieron en la Tierra de Dios, la misma que ve crecer a una nueva ola de músicos.
Jerson Peña y su flechazo con el saxofón
Es el caso de Jerson Peña, un saxofonista momposino que hoy es uno de los artistas más reconocidos del territorio. “La música es mi mayor pasión, desde niño tuve ese deseo de ser miembro de alguna banda, quería tocar algún instrumento, y comencé con la percusión. Investigué y practiqué durante un tiempo, pero luego quise tocar el clarinete”, dijo en entrevista para “Vea”. El primer clarinete que tocó fue un regalo de su hermano. Practicó durante un tiempo, hasta que logró ser parte de la banda de la región, una experiencia que define como “inolvidable”.
Hizo un tecnólogo en contabilidad, luego la vida le mostró que ese no era el camino. Se retiró para dedicarse de lleno a tocar el “saxo”, como él le dice. Veía a los músicos mayores tocando en orquestas, bandas sinfónicas y proyectos solistas, y finalmente, el saxofón lo conquistó con su romanticismo. Peña recuerda con claridad la primera canción que le atravesó el corazón. Fue “My Way”, de Frank Sinatra, un tema clásico que para él es uno de los mejores por el sonido único del saxofón. También se ha inspirado en artistas locales, como su colega Carlos Antequera, a quien agradece por sus sabios consejos. “Él me inspiró, porque su forma de tocar el saxofón transmite mucho. Por eso, cada vez que toco, me transporto a otro plano”.
La música momposina en Semana Santa
Mompox se ha destacado por ser un lugar histórico y cultural. Las personas con costumbres y fervor católico han hecho que con el pasar del tiempo la Semana Santa sea uno de los eventos emblemáticos de Colombia. “La música es uno de los elementos más importantes. Hay una marcha muy reconocida llamada “Vanidad”, y cualquier momposino que la escuche se acuerda inmediatamente de su tierra, no importa el lugar del mundo en el que se encuentre”, dijo Peña.
Cuando se aproximan estas fechas la banda ensaya con un mes de anticipación. Jerson cuenta que practican casi todos los días para entregar lo mejor de sus talentos a toda la gente que va a escucharlos. “El repertorio se basa en los días, por ejemplo, hay ciertas marchas que están identificadas, como el ‘jueves de dolor’, que se hace en las noches. Mientras algunos duermen, en Semana Santa, Mompox está despierto”.
Personas de todo el mundo llegan a la Tierra de Dios para presenciar las celebraciones santas, que comienzan una semana antes con la llamada “Semana Santica”, protagonizada por los niños. Según Luis Alfredo Domínguez, secretario de Turismo y Cultura de Mompox, esta tradición que no se realizó por varios años fue rescatada en 1997 por un grupo de personas encabezadas por el licenciado Jesús Abuabara Martínez, amante de la costumbre, que no solo se trata de las procesiones, sino que también es una forma de iniciar a los niños en la fe, la espiritualidad y la cristiandad.
Es conocida igual como la cuaresma de los niños, que participan desde los cinco a los 12 años. Con el calor sofocante de Mompox a cuestas, las personas salen a las calles para ver la ceremonia, que se mueve por toda la ciudad. La banda los acompaña y toca varias piezas musicales dependiendo del momento y el lugar donde se encuentren. Con sus togas largas y sus instrumentos en brazos, avanzan poco a poco, durante horas, hasta llegar al destino.
Peña y sus colegas de la banda acompañan las procesiones durante la Semana Santa y la Semana Santica. Cuando las celebraciones llegan a su fin cada uno retoma sus proyectos personales. “Me destaco por ser saxofonista solista, pero también tengo un grupo que cree hace dos años y se llama Fusion Music”, contó. El artista fundó esta banda con el fin de rescatar algunos instrumentos, como la flauta traversa y el piano, para conservar los sonidos de la costa y llevarlos a otro nivel. “La música se hizo para rescatar las costumbres ancestrales que tenemos, es parte de nosotros, no nos podemos olvidar de ese arte que nos dejaron nuestros antepasados”.
Ahora, Peña y su banda se preparan para el Festival de Jazz, el evento musical más importante de Mompox, que se realizará en septiembre y que tendrá a Gilberto Santa Rosa como artista principal.