Joan Clevillé: “Entré a la danza y no volví a salir nunca más”

El director del Scottish Dance Theatre, una de las principales compañías de danza de Europa está al frente de los montajes “TuTuMucky” y “Ritualia”, que el colectivo presenta este sábado en el Teatro Mayor, en Bogotá.

Redacción música
21 de junio de 2019 - 05:50 p. m.
Una de las escenas del montaje "TuTuMucky” del Scottish Dance Theatre, bajo la dirección de Joan Clevillé.   / Cortesía
Una de las escenas del montaje "TuTuMucky” del Scottish Dance Theatre, bajo la dirección de Joan Clevillé. / Cortesía

Scottish Dance Theatre es la principal compañía de danza contemporánea de Escocia y una de las más importantes de Europa. El colectivo está integrado por un equipo internacional de bailarines y personal que vive y trabaja en Dundee, y realiza extensas giras por todo el mundo. Como compañía de danza comunitaria, la Scottish Dance Theatre tiene un enfoque basado en la participación del público y la inclusión.

En Bogotá, esta compañía presentará dos obras fusionadas: TuTuMucky, de Botis Seva; y Ritualia, de Colette Sadler.

TuTuMucky es una poderosa y compleja coreografía que explora la forma en la que el mundo que rodea a las personas las moldea. Borra los límites entre el ballet, la danza contemporánea y el hip-hop, presentando un estilo de danza diferente e innovador. Se trata de un viaje fresco y rítmico en un entorno musical original del productor de Torben Lars Sylvest.

Ritualia, por su parte, es una interpretación moderna del ballet Les noces, de Stravinsky y Nijinska, estrenado en París en 1920. La coreógrafa escocesa Colette Sadler se enfoca en el tema de la androginia como punto de partida. Se visual que invita a la reflexión a través de conceptos como lo híbrido, lo artificial y la moda.

Conversamos con el bailarín y coreógrafo Joan Clevillé sobre sus comienzos en la danza y sobre las características de un colectivo como el Scottish Dance Theatre

¿Cómo ha sido su trayectoria?

Yo soy de Barcelona. Entré en contacto con la danza con 16 años, bastante tarde. Llegué un poco a través del teatro, haciendo teatro y teatro musical. Cuando entré en contacto con la danza fue como amor a primera vista. Entré a la danza y no volví a salir nunca más. Empecé primero como bailarín de ballet en compañías como el Ballet de Carmen Roche en Madrid y el Ballet de la Ópera de Graatz en Austria. Ahí me fui dando cuenta de que tenía un apetito por hacer cada vez más danza contemporánea para buscar estilos que fueran más relevantes para el mundo contemporáneo, lenguajes coreográficos que fueran más definidos, y así fue como entré en contacto con el Scottish Dance Theatre como bailarín.

¿Cuándo comenzó a trabajar con la Scottish Dance Theatre?

Audicioné para el Scottish Dance Theatre en 2009, y entré a la compañía como bailarín. Estuve con la compañía cuatro años. Cuando llegué, la dirección estaba a cargo de Janet Smith. Trabajé con ella durante cuatro años que fueron muy intensos. Fue un cambio de rumbo en mi carrera, trabajando con coreógrafos invitados, en procesos creativos que requerían mucho más de ti como artista, con tu propia voz, con tu propia idiosincrasia. Había que contribuir a los procesos creativos, y apoyar a la coreógrafa en su trabajo. No era solamente una cuestión de aprenderse pasos y de ejecutar pasos, sino de realmente invertir en el proceso creativo. Yo creo que eso es algo que realmente define el proceso del Scottish Dance Theatre.

¿Cómo fueron esos cuatro años iniciales con la compañía?

Durante esos cuatro años tuve varias oportunidades de desarrollar coreografías pequeñas, en talleres, que fueron incrementando mi interés como coreógrafo. A partir de ahí, en 2013, decidí dedicarme más plenamente a la coreografía y a la escena independiente, que es algo que no había hecho hasta entonces, porque había estado sólo en compañías de tiempo completo. Y sabía que si quería crear mi propia compañía tenía que aprender cómo trabajar también a nivel independiente. Así que durante estos seis años he estado trabajando como bailarín y como coreógrafo independiente, y creé mi propia compañía, Joan Clevillé Dance, que surge en 2015.

¿Pero su compañía Joan Clevillé Dance sigue en funcionamiento?

Justo hasta esta semana. La vamos a poner a dormir por el momento, porque realmente me tengo que concentrar en el Scottish Dance Theatre. Estos cuatro años han sido otro gran viaje de aprendizaje a nivel de liderar un equipo, de crear y encontrar mi propia voz como creador y como coreógrafo. Y bueno, de aprender todas estas habilidades que se requieren como director artístico, de ir más allá de lo que pasa en el estudio, que también tiene que ver con tu visión artística, con una visión estratégica de construir relaciones con organizaciones que quieren apoyar tu trabajo, con otros artistas, con un equipo.

¿Cómo es esa identidad, esa médula de la compañía?

Es una pregunta muy interesante: ¿Cómo construyes una identidad característica y definida, cuando la compañía trabaja con diferentes coreógrafos invitados? ¿Cómo construir una identidad sin que se diluya?  Hay varios elementos. Uno de ellos es la búsqueda artística, la integridad artística, que es fundamental. Hay siempre un deseo de explorar, de búsqueda, de invertir en el proceso coreográfico. Eso se ha mantenido durante los años, es una compañía donde ves que no se repiten fórmulas, que es muy fácil de hacer cuando ves que algo funciona, que se termina reproduciendo. En esta compañía hay una búsqueda de dónde está la danza ahora, dónde se están cuestionando lo que la danza es, lo que puede ser o para quién es. Siempre hay una búsqueda artística.

¿Cuáles otros elementos podemos mencionar?

Otro elemento que es fundamental es realmente un deseo de conectar con el público. La compañía empezó hace aproximadamente 30 años como una compañía ligada a la ciudad, a las comunidades, como un lugar de compromiso y de encuentro con las comunidades, y con individuos y grupos. Con la certeza de que la danza es para todos, que no es elitista o para una minoría, gente que a lo mejor tenga un conocimiento previo, o haya visto mucha danza o arte contemporáneo. La danza es accesible para todos, y el arte puede ser accesible para todos. Yo creo que en la tensión entre estos dos elementos, la búsqueda artística y el encuentro con el público, es donde está la identidad de la compañía. Los coreógrafos son seleccionados según estos criterios: cómo va a conectar con el público, cómo va a enriquecer el panorama artístico con su búsqueda coreográfica, así como la propia compañía, los bailarines y artistas con los que trabajamos.

¿Hay algún tipo de identidad escocesa en la compañía? ¿O será que una de sus características es la multiplicidad?

Escocia está un poco en la periferia, en el sentido en que no es Londres, no tiene su peso político; y al mismo tiempo, creo que eso da una cierta libertad, da el espacio para desarrollar una comunidad artística que tiene su propia identidad y su propia manera de funcionar, sus propios intereses. Eso es muy especial, a nivel creativo te da la posibilidad de encontrar tu propia voz. En el caso de Colette, su lenguaje artístico es realmente muy peculiar. En el movimiento es realmente muy sutil y muy detallado. Eso se encuentra un poco cuando tienes ese espacio creativo, y al mismo tiempo estás conectado con la vanguardia y la innovación, el lugar donde se reflexiona para dónde va la danza.

En Colombia existe cierta distancia con este arte, ¿cómo es la acogida de la danza contemporánea en Europa?

Es difícil generalizar a nivel europeo. Hay países como Alemania, Francia, Bélgica, países en Escandinavia, que tienen una escena contemporánea muy establecida. El hábito cultural, de ir al teatro, al museo, a la sala de conciertos está muy arraigado en la convención social y en la educación de cada uno. Donde ser ciudadano es también estar inmerso en la cultura. En el Reino Unido es interesante, hay una escena cultural enorme y muy vibrante, muy prominente, pero reconozco que hay una cierta desconfianza hacia el arte contemporáneo y hacia la danza contemporánea. Por eso también tenemos este énfasis en la compañía de querer conectar con el público de una forma directa. Hay barreras de concepciones. La gente se pregunta si lo va o no a entender, si va a ser totalmente aburrido, o va a ser totalmente oscuro.

¿Cómo es el programa escogido para ser presentando en Colombia?

El programa que presentamos en Colombia refleja justamente esas distintas visiones. El trabajo de Colette está lleno de ideas y de referencias, y ella crea un mundo que es fascinante en sí mismo, con muchas referencias a cultura popular, a vogue y la alta costura, y esas referencias hacen el mundo más reconocible. Ideas sobre género que en este momento son muy relevantes, que todo el mundo se está planteando. Y el trabajo de Botis es muy inmediato, muy visceral, y si nunca has visto danza creo que es el trabajo perfecto: pensar en la calidad atlética de los bailarines, la música y los ritmos, ya es impresionante de por sí. Combinando diferentes propuestas, puedes encontrar en la variedad cuál es tu gusto. Hay cosas que parecerán más difíciles, y otras con las que se pueda conectar mucho más fácilmente. Y esa variedad también ayuda en ese diálogo con el público.

Sábado 22 de junio, 8:00 p.m.

Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo

Información y boletería: www.primerafila.com.co

 

Por Redacción música

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