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Fueron muchas las veces que Juan Carlos Coronel estuvo parado frente al edificio Capitol Records en Los Ángeles, soñando con un día pisar uno de esos estudios y poder grabar en el mismo lugar que lo hicieron grandes de la talla de Miles Davis, Nat King Cole, Frank Sinatra, Beach Boys, The Beatles... La lista es larga.
En 2017, el sueño que había moldeado por más de treinta años se volvió realidad. Atravesó ese hall de la fama donde están las fotografías emblemáticas de quienes han pasado por ese estudio, pensando que compartiría pared con sus ídolos musicales y se volvería amo y señor del estudio A de Capitol Records. Se vio a sí mismo como un bateador de las grandes ligas.
El sudor en las manos, el corazón en la boca, esa mezcla de emociones le recordó la primera vez que entró a los estudios de Discos Fuentes. Era 1982 y tenía 17 años. El empresario y productor Wady Badrán lo llevó a Discos Fuentes y grabó su primer disco con el grupo Afrosound.
Más tarde fue contactado para sustituir a Joe Arroyo en Fruko y Sus Tesos, y fue la voz de Qué pasó, tema que tuvo buena acogida. Luego grabó cuatro canciones al lado de Wilson Manyoma y The Latin Brothers. Lo suyo siempre fueron la balada y los boleros, pero la vida tiene caminos inesperados, que lo llevaron a la música tropical.
Pero muchos años después, con la experiencia de una carrera musical consolidada, y esta vez en el género que siempre soñó cantar, con el bate en la mano, el público expectante y las bases llenas, Coronel metió un home run y la sacó del estadio con Lenguaje universal, un disco en el que interpreta clásicos del jazz estadounidense en español. Su osadía lo llevó a producir un disco que se volvió referente latinoamericano.
“Estar en Capitol Records en Hollywood, con la Big Band Jazz, la orquesta sinfónica, se dice fácil, pero fueron más de treinta años soñando con esa historia”.
El artista
El hijo de Cartagena, del barrio Getsemaní, de Mercedes Vargas y Alfonso Coronel, explota la versatilidad de su voz, que le ha permitido pasearse cómodamente por la salsa, la balada, el bolero, la cumbia y el jazz.
Su escuela primaria en la música fue su hogar y la maestra, su madre, que lo alimentó con buena música, lo educó en técnica vocal y junto a su padre lo impulsó para cantar. Desde los seis años veía a su madre cantar y la imitaba. Cantó en los yates de Alcatraz que iban por la bahía de Cartagena, en el Grill Portobello y el Hotel Caribe.
Hizo parte del grupo Casanova y la orquesta Michi Sarmiento, además de conformar la Orquesta Adolfo Echeverría, experiencia que lo motivó para continuar con el sueño de grabar. Siempre supo que su vocación en la vida era servir con su voz, y así ha sido durante cerca de cuarenta años de carrera musical.
Es un músico integral y visionario. Su carrera está hecha a punta de pasión y constantemente está buscando cómo rediseñarse. Su misión es dejar huella con su voz, y después de más de treinta producciones discográficas, cinco discos de oro, dobles discos de platino, un Grammy a mejor álbum cumbia-vallenato por Tesoros (2011) —homenaje a José Barros—, lo está logrando, y con un reconocimiento latinoamericano.
Sin embargo, dice estar a medio camino aún, que falta mucho por hacer, contar y cantar. “Sigo en mi música, con mi mística, tratando de sentirme en un punto ideal, de trascender. Creo que falta mucho por dar y por aprender”.
Con su voz ha hecho homenaje a grandes músicos y compositores. A su ídolo José José, con el álbum De un Coronel a un príncipe (2012); a la Sonora Matancera, con Tributo romántico (1997); a Lucho Bermúdez, con Un maestro, una voz (1994); a la música andina con un álbum de bambucos, valses y pasillo, y además grabó con Joe Arroyo Los reyes del trópico (2001), un tributo a la música tropical con varios éxitos del fallecido cantante cartagenero.
En 2005 fue convocado a un casting para ser jurado del formato Factor X. Realizó la audición y ocupó el primer lugar entre los 320 aspirantes. El éxito del programa desde la primera semana volvió a poner el nombre de Juan Carlos Coronel en el radar de los colombianos.
Es un artista de tiempo completo. Piensa en música 24/7. Siempre está en modo canciones, melodías, proyectos, producciones, etc. Lo hace mientras duerme, mientras come, “mientras hablo contigo estoy pensando en una canción”, dijo durante una entrevista.
El hombre
Detrás de este artista consagrado hay un hombre que al llegar a su casa y sacudirse los zapatos en el tapete de la entrada se transforma. Llega el papá que disfruta a sus tres hijos, el esposo enamorado. Un hombre sensible que ríe, pero que también llora y se conmueve ante los acontecimientos del mundo.
Acepta que no siempre es fácil. La mayoría del tiempo su familia lo disfruta, pero otras tantas veces lo soporta. Tiene días buenos y malos. La situación que atraviesa el mundo por la pandemia causada por el COVID-19 lo ha conmovido profundamente. “El hecho de ser artista no te exonera, no te vuelve inmune a ver la tragedia de otro”.
Contrario a la imagen común que se puede tener de los músicos y cantantes, Coronel es hogareño. Le gusta estar en su casa, no sale a menos que sea necesario. Le gusta la comida casera. Como buen cartagenero, es dulcero. Con pena aceptó que su postre favorito es la papaya con arequipe, un invento propio. En el segundo renglón de sus postres favoritos están las paletas de aguacate que le preparaba su mamá y que ahora le prepara su hermana cada vez que la visita en Miami.
Así como él heredó la voz de su madre, su hija Isabella, de once años, mantiene activo el gen artístico. “Se ha podido decantar por iniciativa de ella para escuchar buena música, no se la he enseñado yo. Ella va a ser mi heredera; en su momento sorprenderá a la gente”.
Este año, a propósito del décimo aniversario de la muerte de Joe Arroyo, en julio Coronel lanzará un sencillo en homenaje a quien fue su gran amigo y maestro. Pa’ Joe es una canción del compositor Martín Madera, una salsa con el guaguancó típico del sonido cartagenero. Sin duda, un homenaje a Arroyo, Cartagena y la música tropical que lo cobijó por un largo camino en su carrera artística y de la que nos confesó se quiere retirar con este disco: Soy real.
*De la Fundación Color de Colombia.