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“Ya hablamos de los que cargan fusiles, ahora hablemos de los que cargan guitarras”

En la noche del tercer jueves de cada mes, en el barrio Santafé del centro de Bogotá, Juan David Sánchez ‘Juandas’, cantautor y productor musical, le da vida al Micro Abierto Demente. Más de una docena de artistas –cantautores, intérpretes, poetas, cuenteros y hasta magos– se reúnen en A Seis Manos para visibilizar sus propuestas emergentes.

Paula Andrea Baracaldo Barón

19 de marzo de 2025 - 06:01 p. m.
Juandas, creador y anfitrión del Micro Abierto Demente en el espacio cultural A Seis Manos.
Foto: Cortesía
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En 2016, Juan David Sánchez, más conocido en la escena musical como Juandas, participó en un concurso en homenaje a Joaquín Sabina, uno de sus cantantes favoritos. Era el único latinoamericano allí. Viajó a España, debutó en la final y tuvo la fortuna de convertirse en ganador. Su premio fue grabar y hacer una pequeña gira por algunas de las ciudades del país ibérico. Fue entonces cuando descubrió los micrófonos abiertos de poesía y música. “Cuando yo volví a Colombia, traté de ver si existía algo así, de enterarme si aquí también había una movida como esa”, cuenta en entrevista para El Espectador. En esa época, recorría las calles acompañado de su mejor amiga: una guitarra. Compañía que aún conserva.

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Un año después, encontró el micrófono abierto de La Aldea, otro espacio cultural de la ciudad. Recuerda que la convocatoria del evento era moderada y que el espacio funcionaba casi una vez al mes. Allí se hizo amigo del narrador y cuentero Jair Garibello —quien más adelante le daría vida a El Grito Abierto, otro espacio para cantautores, cuentos y poetas—, reconocido por su nombre de escena “Hombre rudo con babuchas”.

Esa noche, la idea de su propio micro se hizo aún más fuerte, pero aún dedicaba gran parte de sus esfuerzos a su proyecto como cantautor y a la producción musical, su carrera universitaria. Era un pensamiento frecuente en él que recobró mucha más fuerza luego de la pandemia. “Me enteré de que había un open en A Seis Manos y, cuando llegué ahí, me di cuenta de que era de comedia. Entonces, como una estrategia para seguir difundiendo mi música, contaba chistes y también cantaba. Ahí empecé a escribir canciones chistosas porque era el mercado que estaba disponible”, recuerda.

A Seis Manos es la combinación de un espacio de intercambio cultural y un restaurante que explora la gastronomía nacional y extranjera. Nació del encuentro entre dos franceses y un colombiano en 2010. Uno de ellos es Christophe Vandekerckhove, quien visitó a Colombia por primera vez en los años 90, se enamoró del país y, años más tarde, de una colombiana. Es uno de los socios activos y, además, administra el sitio.

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“Al principio, había una pequeña tarima en el ático y hacíamos dos o tres eventos en la misma noche. Por aquí pasaron humoristas como Camilo Sánchez, Culotauro, Brayan Mora y Juan Lancheros”, cuenta Christophe con su español afrancesado.

Fue en esas noches de comedia, recuerda el francés, con una risa un poco tierna, que conoció al “niño”. Él buscaba un sitio para su evento y a Christophe le parecía interesante. “Me dijo que iba a llenar el espacio. Y yo solo pensaba: ‘Eso lo he escuchado 200.000 veces y no pasa’. Pero no importaba. Queríamos apoyar a artistas emergentes y así fue”. Ese día el espacio tuvo aforo completo.

Lo bautizó el Micro Abierto Demente. La idea surgió mucho antes, cuando comenzaba su proyecto musical con su banda, como respuesta a las críticas que recibían por hacer música poética y no comercial. Les decían que estaban locos por querer hacer algo más profundo. Con el tiempo, la idea se enlazó con la filosofía yogui, que habla de la mente consciente como una entidad más allá del cuerpo, representando el alma sabia y eterna. “Todas las personas que se adentran en el arte encuentran una conexión con su mente consciente. Por eso somos de mentes conscientes y dementes conscientes”.

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El primer volante oficial del Micro Abierto Demente fue publicado en Instagram en octubre de 2023. De ahí en adelante, el tercer jueves de cada mes hay lugar para el ritual entre los artistas emergentes y el público. La convocatoria se lanza casi una semana antes de cada fecha y su dinámica es simple: responder con un “confirmo” al mensaje que invita a los 253 integrantes del grupo de WhatsApp a presentarse. Los primeros 15 se quedan con el cupo. Así, sin audición ni previo aviso de la puesta en escena. “En el servicio hay más gloria que en el mismo talento, ¿no? Es decir, si a otro le brindas la oportunidad también de mostrar lo que hace, hay una bondad ahí que termina siendo recompensada”.

“Hoy en día todo el mundo ofrece un ‘ven a verme a mi concierto’, ¿y en dónde queda el ‘experimenta y prueba y entrena tu arte frente a la gente’? Creo que así se han gestado las revoluciones más importantes de la historia: en pequeños bares, apoyándose entre todos”, afirma. La idea de que somos demasiados en el mundo artístico es irreal: allí, sobre la tarima color azabache, hay espacio para todos.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico (SDDE), las actividades artísticas, de entretenimiento y recreación aportaron 0,9 puntos porcentuales al PIB de la ciudad en el tercer trimestre de 2024. A su vez, en Colombia, el sector de actividades artísticas tuvo una tasa de crecimiento anual del 6,2 % para el período de enero de 2024 a enero de 2025.

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Hoy, como A Seis Manos y el Micro Abierto Demente, es posible encontrar una oferta más amplia de espacios y actividades culturales que impulsan a los talentos en la ciudad. Además de la generación de empleo y la dinamización del mercado, el apoyo a los artistas emergentes permite la autogestión: abrirse paso, desligarse de los mediadores y los algoritmos que dominan las plataformas y reinventar una industria que cada vez homogeniza más la forma de consumo. Dedicarse a la música independiente en Colombia es rudo y los espacios apenas se van gestando. Si más personas se unen, el gremio también se autosostiene.

“Ya hablamos mucho de los que cargan fusiles. Mejor hablemos de los que cargan guitarras”, termina Juandas.

Por Paula Andrea Baracaldo Barón

Comunicadora social y periodista de último semestre de la Universidad Externado de Colombia.@conbdebaracaldopbaracaldo@elespectador.com

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