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La Filarmónica Joven de Colombia está rompiendo esquemas

Por la agrupación en gran formato, que puso de moda los tenis en los conciertos sinfónicos, han pasado más de 450 talentos durante 10 años. Su esencia es crear funciones innovadoras que acerquen al público a nuevas experiencias con la música clásica.

Karen Rodríguez Rojas/ @KarenRRodriguez

08 de enero de 2020 - 09:00 p. m.
La Filarmónica Joven de Colombia. / Cartagena Festival de Música
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Al escenario van saliendo cada uno de los músicos con su instrumento, de fondo el sonido del violonchelo marcando el paso. La luz es tenue. Como en una procesión, cada quien avanza hasta llegar a su lugar. Todo queda en silencio por unos segundos. Cada músico toma una hoja y se empieza a producir un sonido similar al de una hoguera. En una pantalla se proyecta un video protagonizado por una llama de fuego. El director Andrés Orozco-Estrada entra en escena y con él se da inicio a la interpretación de La consagración de la primavera, de Ígor Stravinski (1882-1971).

Son 38 minutos de un concierto que incluye coreografía, diseño de luces y proyección de video que le permiten al público tener una experiencia que estimula todos los sentidos. Esta fue la gran apuesta de la Filarmónica Joven de Colombia (FJC) en su gira por Europa en 2017.

Los aplausos no se hicieron esperar. La crítica internacional resaltó su pasión por la música, su energía y el grado de detalle en su preparación. “La Filarmónica Joven de Colombia le dio rienda suelta a toda la fuerza musical suramericana en La consagración de la primavera. De manera similar a los cordones dorados de sus tenis Converse, su música brilló en su presentación, rebosando al público de sentimientos”, escribió Hannah Michaeler, directora del periódico alemán Kultrefgraz.

“La Joven”, como es conocida por sus seguidores, fue creada en 2010 por la Fundación Bolívar Davivienda con el objetivo de impulsar a los niños, niñas y jóvenes que se venían formando en música sinfónica y no tenían posibilidades de continuar su carrera de manera profesional.

“Por la estructura que tenemos en Colombia no hay suficientes orquestas profesionales o semiprofesionales en la que estos chicos puedan acceder a una práctica en un alto nivel, es decir, con grandes directores y solistas, o haciendo giras nacionales o internacionales. Así que la idea fue crear una orquesta que fuera innovadora y reuniera a los mejores músicos del país entre los 16 y 24 años”, cuenta Juan Andrés Rojas, director adjunto de la FJC.

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En 10 años el programa ha logrado vincular a más de 450 talentos nacionales y ha inspirado a cerca de 450 mil jóvenes que sueñan con llegar a grandes orquestas. Cada año, los músicos de esta agrupación tienen que presentarse en una convocatoria en la que son evaluados junto a otros intérpretes por un jurado internacional en cada uno de los instrumentos. Los únicos requisitos para aplicar son ser colombiano y tener entre 16 y 24 años. No importa si vive en un municipio lejano o en el exterior, pues las audiciones de la FJC son virtuales, es decir, que pueden enviar un video del repertorio y posteriormente se les confirma si continúan en el proceso.

Según Rojas, este procedimiento ha garantizado que la orquesta se mantenga en un buen nivel y cada vez logre mayor reconocimiento en el mundo. “Cada año el grupo se renueva casi en un 50 %, y los retos que esto trae consigo son: mantener el nivel de la orquesta como ensamble y trabajar por una propuesta innovadora en los conciertos. No basta con que los músicos ya toquen bien el instrumento, sino que deben tener la capacidad de adaptarse a situaciones como poder hacer un ejercicio coreográfico al mismo tiempo”.

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Se calcula que los músicos que han pasado por “La Joven” son de 68 municipios en 21 departamentos nacionales y que su formación ha sido en la Fundación Nacional Batuta, en academias locales y facultades de música. Su condición social aquí no importa, lo más valioso es su talento, por ello se les dice que su origen no los condiciona para hacer música sinfónica. Cuenta Juan Andrés Rojas que se les enseña a entender el contexto en el que el otro ha vivido, para así respetar y aprender juntos de manera armónica.

“En la FJC le apostamos a que la formación de nuestros músicos sea integral, por eso en las residencias que hacemos traemos maestros del exterior o les mostramos otras posibilidades para formarse no solo como intérpretes, sino también como pedagogos o gestores culturales. Una vez salen de la orquesta seguimos en contacto con ellos, porque una vez que entras a ‘La Joven’ serás de ‘La Joven’ por siempre”.

La Filarmónica Joven de Colombia ha cautivado al público de Alemania, Brasil, Estados Unidos, Austria, Honduras, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá. Pero, quizá, su mayor logro ha sido traspasar nuestras propias fronteras y llevar la música sinfónica a las regiones más apartadas del país. Con esto el mensaje es claro: la música no conoce clases sociales y está hecha para todos los que estén dispuestos a sentirla.

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Sus giras nacionales han llegado a más de 20 ciudades, algunas en las que por primera vez se escucha un concierto de música sinfónica. Allí, además de presentarse, realizan trabajos con instituciones locales y comparten con los más pequeños toda su experiencia.

“Creemos que no es caer en el cliché de hacer un repertorio fácil para que la gente lo entienda, sino en hacer que la gente perciba la música de otra manera. Por eso hemos hecho conciertos al aire libre en ciudades como Neiva, donde todas las personas pueden asistir de forma gratuita y sin tener que cumplir con un código de vestuario. Lo que hacemos es ofrecerles experiencias y acercarlos a lo que hacemos”, afirma Rojas.

Con estas premisas se presentarán este 9 de enero en el Cartagena XIV Festival de Música. Bajo la dirección de Adrián Chamorro interpretarán La pequeña sinfonía nº 3 para cuerdas, de Luis Antonio Escobar; el Concierto nº 2 en Re mayor para violonchelo y orquesta, de Joseph Haydn, con Enrico Bronzi, y la Sinfonía nº 41 en Do mayor, de Mozart, conocida como Júpiter.

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Además, el 11 de enero iniciarán una gira por Barranquilla, Santa Marta, Manizales, Bucaramanga, Medellín y Bogotá, en la que presentarán la Sinfonía nº 8, de Anton Bruckner, bajo la dirección del holandés Lawrence Renes. Esta es una oportunidad para ver al grupo de jóvenes que ha sido reconocido por la crítica como una de las mejores orquestas juveniles de Suramérica.

Por Karen Rodríguez Rojas/ @KarenRRodriguez

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