“La Licorera”, en donde la danza lo es todo

Esta es la primera fase de seis que tiene el proyecto cultural. El lugar tendrá dos teatros y servirá como epicentro de la capacitación, creación y presentación de la danza en su máxima expresión.

Hans Vargas Pardo / calielespectador@gmail.com
24 de diciembre de 2019 - 01:00 a. m.
El Centro de Danza debe su nombre a que en este lugar funcionaba la Industria Licorera del Valle del Cauca.   / Edward Lora
El Centro de Danza debe su nombre a que en este lugar funcionaba la Industria Licorera del Valle del Cauca. / Edward Lora

Y se escuchaba la canción insignia, para muchos, de la capital del Valle. Sí, era Cali pachanguero. Pero también el ambiente que rodeaba la carrera 1, rumbo al centro de Cali, era contagiado por la música urbana y otros ritmos del Pacífico, además de un tema alternativo, que producía unas sensaciones extrañas en la piel.

Así lo sentía Emilda, una corpulenta mujer de tez negra, quien se dedica a vender chontaduro y pasaba expectante por el lugar al mediodía del lunes pasado. Cuando se enteró de qué se trataba toda esa algarabía de música mezclada con cánticos alegres, sus pupilas se expandieron de alegría y a su cabeza llegaron pensamientos aún más emotivos. “Oiga, es que mi nieto baila salsa, música del Pacífico y no sé cuántas cosas más… él se la pasa en un grupo por allá abajo en el Distrito, en Talanga. ¿Será que va a tener la oportunidad de estar dentro de esta construcción tan grande?”.

La respuesta la había entregado una hora antes la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, durante la inauguración oficial del Centro de Danza y Coreografía. “Esta obra es para todos. Aquí van a tener la oportunidad muchos bailarines de tener un espacio para disfrutar y perfeccionar la danza. En este centro de danza se dictarán clases, se realizarán nuevos montajes, se tendrán coreógrafos y compañías en residencia, será un espacio para la creación y el encuentro. Aquí podremos apreciar el ballet, el folclor, las danzas urbanas, la salsa, la danza moderna, disfrutar de intercambios con otros centros de danza del mundo; es decir, será un espacio de todos”.

“Esta será un Área de Desarrollo Naranja (ADN), donde se impulsará la creatividad y el talento de los vallecaucanos; la diversidad pluriétnica y multicultural de esta región del país; así como la identidad, la participación, la inclusión y la reconstrucción del tejido social. En esta ADN, además del Centro de Danza y Coreografía, tendremos el primer Museo Afro del país”, añadió Carmen Inés Vásquez Camacho, ministra de Cultura.

“La Licorera”, como fue bautizado el Centro de Danza, debe su nombre a que en este lugar funcionaba la Industria Licorera del Valle del Cauca. Luego de muchos estudios, en los que se contempló convertirla en un centro comercial o un bailódromo, la administración departamental, con el apoyo del Ministerio de Cultura, tomó la decisión de transformarla en un gran punto de encuentro para la danza.

(Lea: "La Licorera", uno de los centros de danza más importantes de Latinoamérica)

Jorge Alberto Giraldo, arquitecto que estuvo al frente de la recuperación del Centro de Danza, señala que, para cumplir lo que se había propuesto durante el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos, se propuso convertir este sitio en un centro de coreografía y danza, como existe en muchos lugares del mundo. “El proyecto consta de un espacio polivalente, uno de acondicionamiento físico y las salas de danza. Esto corresponde a la primera fase, que es la que se inaugura en este momento. Tiene una segunda etapa, con un edificio que se está construyendo y tendrá la zona de residencias, una biblioteca y dos teatros: uno caja negra y otro más clásico, más formal. Además, la adecuación de la zona del malecón del río correrá por parte del Fondo Nacional de Turismo (Fontur)”.

En otro lugar, cerca al escenario en donde se presentó la muestra de danza contemporánea, folclor, danza urbana y salsa, el director artístico de la Bienal de Danza de Cali, Juan Pablo López Otero, manifiesta su convencimiento de que el mayor beneficio del lugar es para los bailarines, “pues a partir de ahora tienen más recursos para ensayar y crear en materia de danza. “La Licorera” debe buscar un norte muy claro, que debe centrarse en buscar los lenguajes de la danza, apoyando la identidad de la región, del Pacífico. No es hacer siempre lo mismo; por el contrario, debe convertirse en un laboratorio en el que se pueda investigar y crear”.

Para George Ríos, director de la agrupación de baile moderno Generación del Raga, la consigna es clara: “Debe ser un espacio abierto para todos, para que se tenga la oportunidad de crear y componer nuevas obras. De igual manera, debe ser una plataforma para otros colectivos que requieren capacitación y entrenamiento”.

Y son en esas necesidades del artista, del bailarín profesional y del que está en proceso en lo que hay que pensar. A este aspecto es el que se debe apuntar en el futuro, como argumenta Adriana Miranda, coreógrafa y bailarina, quien también es la directora artística de Ázoe Danza. “Cali es la cuna de la danza en todos sus estilos y por ello esperamos que nos entreguen ideas y el apoyo necesario para saber cómo sacar todo el potencial que ofrece este lugar”.

“Lo importante es que apoyen a los pequeños colectivos y fundaciones menores, que no tienen un lugar en donde ensayar, además que requieren del entrenamiento y la técnica necesarias para sus creaciones. Así lo he visto en Europa y funciona eficientemente”, destaca la bailarina de ballet Xemiramix Trujillo.

Dos horas después de la inauguración del Centro de Danza, Emilda aún estaba en la puerta, haciendo preguntas y buscando respuestas. Ya su mirada no se debatía sola entre tanta incertidumbre. Muchos otros también miraban en lo que se había convertido la icónica construcción de la antigua Licorera del Valle. “Vamos a ver. Que cumplan, eso esperamos y que se puedan ver en el futuro a ese poco de muchachitos de los barrios que se la pasan bailando. Eso es: apoyo es lo que necesitan para que salgan de tantas cosas malas que los atacan”, puntualizó la mujer al recoger su canasto vacío y desplazarse rumbo a casa.

Por Hans Vargas Pardo / calielespectador@gmail.com

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