Los asistentes están vestidos con smoking. Podría tratarse de una ópera de siglos o una fiesta actual de etiqueta, pero es un grupo de rock contemporáneo, a cuyos integrantes no les gustan las etiquetas. Preferirían no enmarcarse en ningún género, aunque tienen claro lo que no son. Se desmarcan del indie-rock y del rock-pop, incluso, desde su último álbum, podrían ser más cercanos al bolero.
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Los asistentes están en un concierto en el Auditorio Nacional en México, con capacidad para 10.000 personas, un escenario que todo músico de ese país aspirar llenar. No habían planeado ese dress code de smoking, pero desde la publicación de la carátula del disco, algunos fans fueron vestidos de esa forma. Entonces le hicieron la sugerencia al resto.
“No esperábamos que la gente fuera vestida así” dice Luis Humberto Navejas, voz líder y compositor del grupo, donde está acompañado del bajista Rafael Navejas, el tecladista Julián Navejas y el baterista Ángel Sánchez.
Ese ambiente hizo que su disco tomara más cuerpo. Si no hicieran su rock, seguro preferirían hacer bolero y no pop, porque, según Navejas, el primero tiene más cercanía con el blues, género que ya han experimentado en sus anteriores trabajos y se le acerca en las melodías, las armonías, los acordes, la melancolía y, sobre todo, en la nostalgia.
Los clasifican de varias formas, ¿hay alguna etiqueta con la que se identifiquen?
Nunca hemos hecho esto pensando en una etiqueta. Empezamos tocando rock, le decimos rock contemporáneo porque tampoco somos rock and roll de los 50. No sonamos como Chuck Berry ni como el rock original, pero ¿quién suena ahorita como eso? Tenemos el formato de guitarras eléctricas, batería y algo de personalidad o actitud, algo de mugre, algo de blues. Alguien decía que éramos un grupo de rock-pop y, a pesar de que no me interesan las etiquetas, tengo que aclarar por qué tampoco no somos un grupo de pop: nunca hemos estado en listados de pop y nunca hemos hecho nada con eso, y el término pop, como popular, dejó de existir y pasó a convertirse en algo más manufacturado, más carente de sustancia.
¿Lo siente como algo despectivo?
Definitivamente, pero tampoco puedo estar tratando de educar a la gente que hace su criterio según su manera de pensar. También decir que somos indie- rock, no sé, porque hemos estado en disqueras transnacionales por muchos años, aunque ahorita estamos en una disquera independiente. Hemos hecho las cosas a nuestra manera con o sin disqueras.
En algún medio, dijo que no eran un grupo de canciones de amor, aunque en su disco “Noches de salón” hay todo un ambiente de nostalgia, ¿entonces más bien hacen canciones nostálgicas?
Sí, hay canciones de amor, pero no es lo que predomina. Como nuestras melodías son tan dramáticas o nostálgicas, inmediatamente dan por hecho que son canciones de amor y se sorprenderían de cuántas canciones que el público canta con tanto sentimiento no tienen nada que ver con relación romántica. Hay canciones que le he compuesto a mi hija, por ejemplo, o que hablan de alguna persona que conozco que no es una mujer o a veces a la ciudad de donde soy. La temática varía mucho, muchas veces son temas existenciales o filosóficos.
¿Pero también hay un ambiente muy latino en cuanto a lo musical?
Sí, es un disco que tiene ritmos boleros, boleros rancheros, algo de mambo, chachachá, un poquito de salsa, hasta algo como de bossa nova y samba, a nuestra interpretación, sin ganas de hacer algo purista.
Decidimos hacerlo acústico para colocar la música y que tuviera sentido hacer un disco desenchufado y nos dimos cuenta de que hay mucha influencia de esa música en nuestro rock. Tuvo muchísimo sentido hacer estas versiones y dejar que quedaran las canciones más expuestas al sentimiento.
¿Viene un cambio sonoro en la agrupación o es solamente como un “break”?
La idea es que sea un break para salirnos de nuestra zona de confort. Rafa, por ejemplo, no había tocado el contrabajo; Julián no había tocado el piano orgánico; Ángel tampoco había tocado percusiones; nuestro guitarrista no había hecho arreglos con la guitarra acústica, solo con la eléctrica. Ayudó mucho que los otros integrantes sí son músicos estudiados. Nuestro bajista dice que ahora tenemos una caja de herramientas nueva. Y el disco que viene, que va a ser un disco de rock, definitivamente se va a ver afectado por todos estos nuevos descubrimientos.
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Al disco lo pensaron como un MTV unplugged. No pudieron titularlo así por ya ser una marca registrada. También pensaron en el cine al componer el disco. No son músicos de profesión y usan este método para que sus discos se sientan visuales. Pueden pensar en una película como Mad Max o en un clásico del cine de oro mexicano.
Ese fue justamente el cine que popularizó la música mexicana en los años 50 y 60, en la que estuvo incluido el bolero con tríos como Los Panchos, quienes tocaban de noche en algunos salones de la ciudad. De ahí también nació el título que terminaron usando: Noches de Salón.
Les gustaría ver a los bogotanos con smoking, aunque esta vez llegan con su formato tradicional más cercano al rock, con el que les ha costado “picar piedra” en otros países. Bogotá los ha recibido naturalmente. Estuvieron en Rock al Parque 2022, y Navejas recuerda que antes de iniciar su show, el público, no en smoking, sino vestidos de cuero y jeans, gritaban el nombre de la banda. Una reacción que tampoco esperaban y que, una vez más, los puso nostálgicos.