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La mayor similitud entre la varita de un mago y la batuta de un director de orquesta es que las dos mueven ilusiones. Ambas pueden ser palitos largos que, con un movimiento discreto o rotundo, dependiendo de la habilidad de su portador, cambian el rumbo de una historia. En el caso de los magos, la situación va ligada a un encantamiento, a un embrujo o a una contra; mientras que en el rol del director la ilusión es constante y está en el aire.
La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia reúne lo mejor de los dos escenarios, haciendo que sus integrantes interpreten en vivo la banda sonora de una de las películas emblemáticas de la ciencia ficción contemporánea: Harry Potter y el prisionero de Azkaban. El experimento de musicalizar películas se ha convertido en un reto constante para las agrupaciones en gran formato y en un recurso para divulgar de manera más contundente la unión entre la música y el cine.
El poder del arte sonoro y la sorpresa de la propuesta audiovisual en movimiento han ido de la mano y la Orquesta Nacional de Colombia se ha sumado, desde hace unos años, al ejercicio de interpretar algunas de las partituras emblemáticas de la cinematografía universal.
John Williams fue uno de los maestros que estimuló a la agrupación a complementar la tarea de ejecutar en vivo la música de una escena específica, mientras la acción se apodera de una pantalla ubicada al respaldo de sus integrantes portando sus instrumentos.
La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia supo que John Williams prefiere rehuirle a cualquier invitación para ir a cine. A sus 88 años ya sabe que ninguna trama, por más contundente que sea, es capaz de ocupar su cabeza y desplazar los pensamientos sobre las bandas sonoras que llegan a sus oídos tan pronto comienza la escena.
La experiencia, las canas y la sabiduría de la edad le sugieren al compositor que en ese instante solo podrá encontrar tres posibles reacciones. Si la música resulta inferior a sus expectativas, el proceso mental lo lleva a diseñar procedimientos para imprimirle emotividad a una supuesta partitura que repasa paso a paso en su imaginación. En caso de que suceda lo contrario, su inconsciente competitivo emerge para decirle que es necesario trabajar más duro porque los demás, sin importar nombres ni apellidos, están haciendo cosas mucho mejores. Finalmente, la tercera opción, que pasa con demasiada frecuencia, es que el sonido que marca el devenir de los cuadros en la gran pantalla es de su propiedad y él prefiere que su obra hable por sí misma. Además, el compositor, director de orquesta y arreglista odia entablar diálogos con aquellas creaciones que considera ya culminadas.
La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia interpretó las piezas más icónicas de John Williams y a partir de este conocimiento encontró hojas de ruta para saber que el reto podía ir más allá, se podía ampliar el panorama para interpretar otras partituras, crecer y multiplicar el público tocando nuevas fibras.
En 2017, la agrupación en gran formato llevó a cabo la interpretación de Harry Potter y la piedra filosofal, la primera entrega de la saga sobre el mago adolescente, con música original de John Williams. En ese entonces el compromiso se relacionaba con la posibilidad de ampliar el repertorio todavía más y complementar la ejecución de las obras de los grandes clásicos de la música universal con partituras adicionales a las ya aprendidas y repasadas sobre el folclor nacional.
Lo sucedido, según los músicos y los asistentes, fue mágico y muchas personas descubrieron durante ese ejercicio que una porción importante de la trama en el cine, de varias décadas para acá, tiene en la banda sonora a una de sus principales aliadas. Volvieron a aparecer los conceptos emitidos desde lejos por John Williams y la orquesta se sintió preparada para asumir un nuevo reto, también vinculado con los acontecimientos en Hogwarts.
Los integrantes de la orquesta supieron que había llegado la hora de enfrentarse con la música y la trama de la cinta que marca definitivamente el rumbo de la saga. Les esperaba en sus atriles la partitura de la banda sonora de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, la entrega dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón y la última colaboración original de Williams para la saga.
“Toda orquesta que interprete la fantástica música creada por el maestro John Williams mientras se proyecta la película al mismo tiempo requiere de una calidad y flexibilidad enorme. Solo las orquestas del más alto nivel son llamadas a ser parte de este show, que ha cautivado a millones de personas en el mundo y, por supuesto, la Sinfónica Nacional de Colombia cumple a cabalidad con los requisitos, siendo esta la tercera vez que participa. Invitamos a toda la fanaticada de Harry Potter a vivir esta mágica experiencia”, cuenta Luisa Fernanda Hernández, coordinadora artística y de programación de la agrupación en gran formato.
Los alcances de Williams superan cualquier expectativa, porque el público se ha sentido identificado alguna vez con esas creaciones que tienen la misión de insuflarle fortaleza a una acción evidenciada en la gran pantalla. Su paternidad intelectual cobija a bandas sonoras como Tiburón, E.T., el extraterrestre, Superman, Star Wars, Indiana Jones, Parque Jurásico, La lista de Schindler, Home Alone y, por supuesto, Harry Potter, entre muchas otras piezas audiovisuales que desde la década del 70 dominan el espectro de Hollywood.
La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, bajo la dirección de John Jesensky, interpretará, escena por escena, Harry Potter y el prisionero de Azkaban y lo hará para demostrar hasta qué punto se parecen la varita de un mago y la batuta de un director.
“Harry Potter y el prisionero de Azkaban”. Viernes 18 de octubre en el Movistar Arena en Bogotá. Información y boletería en: tuboleta.