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Las canciones y sus veinte segundos de fama

La industria musical ha cambiado, y con ella, la forma en la que las canciones se comercializan. Las redes sociales hacen parte de esta evolución por su alcance y su forma de interactuar con el público. ¿Hasta qué punto los ‘trends’ de corta duración ayudan a posicionar a los artistas? ¿Cuál es el panorama?

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Daniela Suárez Zuluaga
24 de marzo de 2025 - 08:00 p. m.
En los últimos 25 años se han evidenciado grandes cambios en la forma en la que se compone y se distribuye la música.
En los últimos 25 años se han evidenciado grandes cambios en la forma en la que se compone y se distribuye la música.
Foto: Ilustración: Mario Fernando Rodríguez
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Para Silvestre Dangond, veinte segundos no son suficientes para que una canción “pegue”. La industria musical de hoy, apalancada en el frenesí y la sobreestimación de TikTok, lleva contra las cuerdas a los artistas para que en ese corto lapso de tiempo posicionen algún fragmento de una de sus canciones.

Al guajiro le parece imposible contar una historia coherente en un periodo tan corto. Dice que sus procesos de composición son extensos, y sus éxitos más grandes son canciones que duran más de cuatro minutos. Cada estrofa importa, y se niega a que solo un pedacito sea lo se necesite para garantizar otro éxito. “Hoy en día los éxitos son de veinte segundos, se pegan solo veinte segundos de una canción. A mí ese tiempo no me alcanza para componer algo que valga la pena. Le dije a mi disquera que si me querían allí, me quitaran esa presión, porque yo necesito contar historias. No estoy pa’ eso”.

El urumitero no es el único que se enfrenta a los cambios de la industria musical. Muchos de sus colegas de profesión están conflictuados con la forma en la que se crean y se comercializa su trabajo. La conversación está vigente, y los cuestionamientos sobre las redes sociales y la viralidad hacen parte de ella.

¿A la gente le está dando pereza pensar? ¿Los usuarios prefieren escuchar veinte segundos de un fragmento que no dice mucho? El llamado ‘lipsing’, que se ha apoderado de plataformas como TikTok o Instagram, parece dar una pista a la respuesta. Las canciones logran expandirse rápidamente porque las personas crean contenido con ellas, los ‘influencers’ crean ‘trends’ que toman fuerza y los acompañan con bailes. Esta es la nueva fórmula del éxito.

Las redes sociales llevaron a que cantantes y compositores cambiaran el chip para mantenerse vigentes, priorizando esos pocos segundos en los que un solo tema puede conseguir millones de reproducciones. Para los que llevan décadas haciendo música, no ha sido un proceso fácil. Es el caso de Bako, cantante de la banda colombiana The Mills, quien dijo en una entrevista para El Espectador que antes era más poético a la hora de escribir una canción, pero decidió bajarle. “Siento que a la gente hoy en día, por la sobresaturación de la música, le da pereza pensar, y si uno se pone muy Gustavo Cerati, pierde su atención”.

Ni Bako, ni Silvestre Dangond están dispuestos a bajar la calidad de sus composiciones, pero se enfrentan todos los días a la nueva realidad musical traducida en la presión por los números y los ‘streams’. “No digo que el tema de las redes y la forma en la que se comercializa la música actualmente sea mala, solo es diferente. A algunos les funciona, a otros les cuesta”, mencionó el vocalista de The Mills.

La viralidad de esos veinte segundos ha hecho que las canciones, bandas y artistas locales como Nicolás y los Fumadores, Duplat, Feid, J Balvin, Blessd y Monseur Periné le den la vuelta al mundo. Pasó con “Nuestra Canción”, el tema interpretado por Catalina García, que tiene más de 200 millones de reproducciones en Spotify. “Recuerdo que estaba en Disney con mi mamá, luego salimos, me conecté a internet y empecé a recibir un montón de mensajes que decían ‘están virales en tiktok’. Fue impresionante ver cómo ese trend se diversificó y se convirtió en un fenómeno súper grande”, contó García en Claro Oscuro, el formato de entrevistas de El Espectador.

Esta canción, años después de su lanzamiento, se convirtió en un espacio para que la gente hablara de empoderamiento, amor propio, baile, amor, entre otros temas. Todo eso pasó gracias a la esencia de “Nuestra Canción” fusionada con el poder y el alcance de TikTok. “Nos gustó mucho sentir que la viralidad se dio gracias a la canción por sí misma, no fue el artista tratando de hacerse famoso”, dijo el integrante de Monseur Periné Santiago Prieto.

Es un caso entre miles, pero para algunos miembros de la industria, esta forma de difundir música puede resultar contraproducente. Ana Castillo, jefe de prensa y mánager de artistas, dijo a El Espectador que, aunque la estrategia de las redes sociales funciona para la comercialización y el posicionamiento de las canciones, puede resultar contraproducente. “Es un arma de doble filo, porque el resto de la composición en la que el artista invirtió tiempo y esfuerzo, queda por fuera. Es como si el trabajo del artista por sacar una canción completa de 3 o 4 minutos adelante, se redujera a solo 15 segundos, no se reconoce el trabajo del todo”.

También comentó que existe una inversión de tiempo, dinero, producción y postproducción por parte de la banda o el cantante. “¿Todo ese trabajo para que solo pegue un ‘trend’?”, se preguntó. Es un tiro al aire, porque aunque el artista decida pagarle a un influencer por poner su canción en redes sociales, eso no asegura que la estrategia sea efectiva. Todo depende de que el tema, con su ritmo y su letra, conecte con la gente. “Puede que eso se logre con veinte segundos, como ha pasado muchas veces, pero puede que no. No hay garantías”.

Antes, cuando los artistas no tenían que lanzar sencillos cada mes, existía un elemento valioso: el tiempo. Podían durar años creando un solo álbum, y sus canciones llegaban a la radio para reproducirse, una y otra vez, completas. Los oyentes se aprendían las letras de principio a fin, y coleccionaban los discos de sus artistas favoritos. Ahora, la música se almacena en una plataforma de streaming. Las canciones están a un botón de distancia, y las redes sociales cumplen la función de impulsar a los artistas que saben aprovecharlas. Hoy, en un mundo sobresaturado en el que todos quieren ser artistas y se estrenan 100.000 canciones a la semana, hay quienes quieren conservar el valor de sus composiciones, y aunque en la actualidad el tiempo sea escaso, se resisten a cambiar las historias por ‘trends’.

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